Fernando “Were” Pellico murió en los brazos del abuelo. Le disparó la policía mientras iba con su primo en una moto. Es el séptimo caso de gatillo fácil en Córdoba en 7 meses. Desde que asumió el nuevo Jefe de la Policía Provincial Julio César Suárez hay más presencia de la fuerza en los barrios populares, más controles vehiculares y una nueva modalidad de exponer a los detenidos para los medios: el corralito.
“No es que antes hubiera menos casos de gatillo fácil, había silencio. Lo que sucede ahora es que el Jefe de la Policía sale a bancar a la fuerza, es un policía de tropa”, dijo a Cosecha Roja Susana Morales, Licenciada en Comunicación especialista en temas de seguridad. El 7 de mayo y el 19 de junio se hicieron movilizaciones en contra de la represión policial. El Jefe de la Policía se anticipó y sacó un comunicado en el que decía que Lautaro Torres y Ezequiel Barraza, dos de los jóvenes asesinados, eran delincuentes. Además, aseguró que las causas judiciales llevan la carátula de “homicidio simple” y que los oficiales “actuaron en legítima defensa”.
A fin de 2013 la policía cordobesa se acuarteló. Según el periodista especialista en información judicial y policial, Dante Leguizamón, fue el resultado de “la profunda crisis en la que se encuentra la política de seguridad del gobernador José Manuel De la Sota”. Los policías pedían aumentos en los sueldos y venían de un “descabezamiento” producto del narcoescándalo. “Se demostró que el narcotráfico era sostenido por la estructura policial”, dijo Morales. “El resultado de lo que pasó el 3 y 4 de diciembre, en términos políticos, fue salir a legitimar todo lo que la policía haga. Fue muy fuerte escuchar, cuando se levantó la huelga, ‘la ciudad es nuestra’”, agregó.
El 24 de marzo acribillaron a balazos a Ezequiel Barraza, un pibe de 20 años al que acusaron de haber robado en el barrio Primero de Mayo. El agente que quedó imputado es Pablo Álvarez y estaba de civil con el arma reglamentaria encima. El 7 de abril pasó lo mismo en Villa Corina: asesinaron a un joven de 15 años. El que disparó fue un guardiacárcel, que dijo que lo habían rodeado entre cuatro para robarle.
Seis días después, el sábado a la tarde, una policía mató a Lautaro Torres. Su amigo Gastón se estaba cortando el pelo en el barrio Las Palmas cuando escuchó los tiros. Salió de la peluquería y lo vio a su amigo Lautaro ensangrentado y corriendo por la calle: quería escapar de una policía de civil que acababa de dispararle con su arma reglamentaria. No alcanzó a recorrer un tramo demasiado largo y a los pocos metros cayó desplomado. La mujer se subió a un móvil y se fue. Lautaro murió en el hospital.
La oficial quedó imputada, la mamá del pibe denunció que le plantaron un arma y el jefe policial Suárez declaró a la prensa: “El muchachito ya está acostumbrado: tiene antecedentes, estaba armado y gatilló tres veces. Si hubiera tenido la mala fortuna de que hubiera habido cartucho, tendríamos una policía muerta”. Además dijo: “Los delincuentes saben que si salen a robar armados pueden tener la desgracia de terminar muertos”.
Ese mismo mes se conoció una nueva costumbre de la policía provincial. “Los allanamientos masivos ya se hacían pero la exposición pública es nueva: exponen a los pibes para la prensa, 6 horas, en una especie de corralito”, dijo Morales. Sentados en el pasto, con la cabeza tapada por camperas, en hileras: así los ponen para la foto. “Todo lo que hacemos es para limpiar la imagen de la policía, tenemos que recuperar la confianza de la gente”, dijo esa vez Suárez.
El 12 de mayo, en el barrio Observatorio, mataron a Pablo Nicolás Navarro de 29 años. Según la versión oficial, estaba robando un estacionamiento privado en Paso de los Andes 1111. Dijeron que habían llegado en un Peugeot 206 y que un vecino los denunció a la policía. Como quisieron escapar, el oficial disparó. El 18 de julio, el agente Martín Montes de Oca dijo que estaba en la librería que tiene con su familia y que Miguel Ángel Torres entró a robar. El policía, que quedó imputado, dijo que había habido un tiroteo. Como a los familiares no le mostraron el cuerpo, no pudieron confirmarlo. “Se lo entregaron directamente para el velorio y el cuerpo estaba cosido y muy golpeado”, dijo a Cosecha Roja Mariana Carmona de la Coordinadora Antirrepresiva de Córdoba.
El 8 de julio, en el barrio San Vicente, un policía vació el cargador de su arma contra una Trafic llena de jóvenes. Gastón Lusio, de 17 años, terminó herido de gravedad. El agente fue imputado por “lesiones graves” y detenido en la Unidad Penal 9.
Hace tres días mataron a Fernando “Were” Pellico, un pibe de 17 años. El periodista Waldo Cebrero contó aCosecha Roja que el sábado, en el barrio los Boulevares -al norte de Córdoba-, un móvil policial abrió fuego contra dos chicos que iban en moto. Weré murió y Maximiliano Peralta quedó herido. “Nosotros solo queremos justicia. A mi primo lo mataron como un perro y si yo no corría, también me remataban. Por correr estuve preso y me imputan resistencia a la autoridad”, dijo el joven a Cebrero. Habían ido a comprar gaseosa para el Fernet y Were fue asesinado cuando ya estaban de regreso en el terreno del abuelo. “Ese mismo día, la policía disparó contra una moto con dos ocupantes que no quisieron frenar”, dijo Cebrero.
“Lo nuevo son las persecuciones a los tiros por un control policial. No hay un hecho que amerite más violencia. Si no parás en un control, te persiguen a los tiros”, dijo Morales. Carmona agregó que los barrios están cada vez más militarizados, que “hay más presencia policial” y que ahora, se mueven en moto. “Las familias están tomando conciencia de que tienen que salir a la calle y mostrarse: hoy tienen más visibilidad”, agregó.
Según Morales, la policía de Córdoba es muy joven: pasó de 12 a 22 mil agentes en menos de diez años. “En función de la urgencia por el anuncio de nuevos policías sólo estudian entre 3 y 6 meses y terminan de formarse en la calle”, explicó.
Foto de tapa: Daniel Cáceres – Infojus Noticias