El gobierno de Raúl Castro, decidió abrir a reconocidos medios internacionales –entre los que se incluyó a las agencias Reuters y EFE- las cárceles del país, tras nueve años de intentos por parte de la prensa mundial para que se permitiera la visita.
Las autoridades organizaron la recorrida que se concreta tres semanas antes que se reúna en Suiza, el Consejo de Derechos Humanos de ONU, donde el gobierno de la Revolución deberá presentar un informe sobre el avance de su política penitenciaria.
La diferencia central está en la cantidad
Cuba, con una población de 11,2 millones de habitantes, tiene oficialmente 57.337 presos, un número que se diferencia sustancialmente con los entre 70.000 y 80.000 presos que calculan distintas organizaciones de fuera de la isla y también la Comisión Cubana de Derechos Humanos, declarada ilegal.
Mientras desde las autoridades se defiende que hay “principios humanísticos” que rigen el sistema carcelario y que se da prioridad a la reinserción de los procesados, los consultados por la prensa reconocieron llevar una “vida dura y muy estricta” en los establecimientos, aunque no hablaron de torturas ni hambre, como afirman la mayoría de las versiones provenientes de Miami.
Hubo quejas también por la falta de sentencia firme, en muchos casos, que exigen saber a cuánto tiempo están condenados.
Las visitas, que se extenderán por algunos días, son las primeras desde que en abril de 2004, el régimen revolucionario accedió a abrir dos centros.
Como puntillazo final de esta ocasión las autoridades han declarado que “no hay limitación para que la Cruz Roja Internacional nos visite”, refiriendo a la posibilidad que la organización de asistencia humanitaria ingrese ante distintas denuncias a los centros de detención.