El titular de la cátedra de Derecho Penal I de la facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), y ministro de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Daniel Erbetta, analizó en un extenso diálogo con Rosario/12 la problemática de la seguridad en Santa Fe. El ministro consideró que en este tema la política no ofrece verdaderas respuestas porque termina condicionada por la construcción de la realidad. «En general, la percepción de gente respecto a la inseguridad está vinculada a un número muy reducido de delitos, cuando se habla de inseguridad la gente está hablando de la posibilidad de ser víctima de un atentado a la integridad física o a la propiedad; el concepto de seguridad, y por contrapartida el de la inseguridad, es mucho más amplio y complejo que eso», destacó Erbetta. Según el ministro, el tema debe analizarse en sus aspectos objetivos, difíciles de establecer porque hay delitos que no se pueden medir, e incluso muchos de ellos no se denuncian; y en sus aspectos subjetivos, la alarma, el miedo al delito, que corren por canales totalmente diferentes e independientes. En este marco, el ministro cuestionó el rol de los medios de comunicación, la policía, y los abogados penalistas.
«Normalmente, entre la gente y los medios se piensa que la solución se logra con más policías en la calle, y no existe ningún estudio que demuestre que tiene una gran efectividad en la resolución del delito, o establecen que los jueces permiten que los delincuentes entren por una puerta o salgan por la otra», indicó Erbetta, para quien el abordaje de cualquier problemática de seguridad se necesita conocer la realidad, su desconocimiento imposibilita la disposición de estrategias y políticas que apunten a prevenir o reducirla.
«Lamentablemente continuó Erbetta la realidad del delito que se conoce es la que construyen los medios de comunicación; en la percepción social parece que la realidad del delito es la que vemos en algún canal de televisión o en un medio gráfico, hay una tendencia a simplificar el problema y la verdad que el delito es un fenómeno socialmente más extendido y que merece decisiones mucho más profundas».
Según el ministro, «la construcción de la realidad que hacen los medios se reduce a mostrar amplificadamente el problema del delito violento o callejero, que normalmente sólo pueden cometerlo aquellos que no tienen otra forma de delinquir; hay otros delitos, tanto o más graves que esos, pero parece que no le preocupan a nadie porque tampoco son los que se amplifican periodísticamente», agregó.
Para Erbetta, esta proyección del delito a través de los medios de comunicación terminan sin quererlo teniendo una suerte de función política, porque los políticos «terminan presos de esa realidad», y esto condiciona mucho la actividad política; en última instancia, «los políticos tienen miedo y terminan saliendo con planteos que normalmente todos esperan, porque frente a una proyección permanente de violencia dura, la respuesta natural es violenta y dura, que obviamente es la respuesta que no sirve».
El ministro señaló que el aspecto subjetivo, la alarma del delito, prácticamente se ha independizado como problema social, «a tal punto que algunos proponen o aconsejan generar políticas que no están destinadas a bajar el delito sino dedicadas a producir tranquilidad, a bajar el miedo». Para Erbetta, el problema de la seguridad objetiva es muy complejo porque el delito es muy difícil de medirse.
«Lo único que se puede medir son los homicidios porque los muertos se cuentan y pueden aumentar, pero en el resto del crimen hay varias cuestiones que solamente se pueden conocer a través de encuestas serias de victimización porque no se denuncian; entonces, para saber si realmente hay más delitos hay que contar los homicidios, y muchas veces uno cuenta los delitos a partir de los registros policiales que no sirven», precisó.
Otro de los puntos destacados por el ministro se centran en los cuestionamientos a la justicia penal, que interviene cuando el delito ya ocurrió, pero a la que responsabilizan por el tema de la inseguridad porque los delincuentes «entran por una puerta y salen por la otra», pero si se analizan las estadísticas de los últimos doce años «la tasa de encarcelamiento en Argentina aumentó más del 100 por ciento; en 1998 había 29.700 presos, hoy estamos casi en 65 mil, es mentira que la gente entra por una puerta y sale por la otra».
«Esta es la respuesta que está más extendida, no sólo por parte del Estado, sino la que parece tener una adhesión popular, pero esto no sirve para nada porque si encarcelando gente disminuye el delito, después de este fenómeno en los últimos doce años debería haber disminuido porque hemos duplicado la tasa de encarcelamiento», agregó Erbetta.
«Lo que sí es nuevo cómo se ha potenciado el nivel de vinculación de sectores de la agencia policial en delitos muy graves que requieren de cierta logística, de cierta organización y de cierta protección continuó Erbetta. Si se trata de hechos aislados, hay que dar respuestas individuales, pero si tienen que ver con un modus operandi, el Estado debe dar una respuesta porque la policía es un factor central en la decisión de políticas de seguridad».
Para el ministro debe existir un gran acuerdo político donde intervengan los tres poderes, pero fundamentalmente con mucha participación ciudadana. «La política debe asumir esta realidad y debe tomar el toro por las astas, por fuera de expectativas electorales e intereses más mezquinos», abundó.
En el marco del nuevo sistema de la Reforma Penal de Santa Fe, que el ministro espera que «se pueda poner totalmente en marcha cuánto antes», apuntó que es muy probable que con la nueva estructura del ministerio de la acusación, y con un organismo mucho más capacitado y dotado, se pueda generar «alguna que otra estrategia para intervenir en alguna economía de delitos; apremios ilegales, torturas y corrupción».
Erbetta planteó que otro de los mitos de la seguridad es que es un problema del abogado penalista. «No saben nada de esto, se pueden dedicar en la medida que estudien otras cosas». El ministro concluyó que para poder desarrollar políticas de seguridad hay que «dedicar muchos recursos humanos formados y capacitados, porque se necesita investigación de campo, diagnóstico, información».
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/10-32766-2012-03-04.html