El trágico suceso ocurrido en horas de la madrugada de hoy en la Alcaidía de la Unidad Regional II, con asiento en nuestro medio, en el que el detenido en cumplimiento de condena Luís Antonio Wilson de 29 años de edad se quitó la vida ahorcándose con una sábana que ató previamente a la puerta de acceso a su celda, pone en el tapete nuevamente una situación que se viene dando desde hace años en nuestro medio.
Nadie, de las esferas oficiales, puede explicar con precisión cuales son las razones por las cuales algunas personas cumplen condenas en las Dependencia Policiales y no en lugares específicamente preparados para su alojamiento, contención y tratamiento.
Se a dado en numerosas ocasiones que los mismos detenidos se autolesionan para de esa manera reclamar a las autoridades y, en muchos de estos casos, tienen que ver justamente con la necesidad de lugares mas adecuados para purgar los delitos cometidos o, con algunas cuestiones que hacen a las condiciones de vida que tienen las Unidades Policiales que están preparadas solamente para detenidos por cortos lapsos de tiempo; hay que sumar a esta condición estrictamente edilicia la condición del personal a cuyo resguardo se encuentran los detenidos: un Policía no está debidamente preparado para realizar la labor de un guardia penitenciario, simplemente porque al Policía se lo prepara para prevenir situaciones delictuales o contravencionales y de servicio a la comunidad, no para recuperación de las personas que detiene en el ejercicio de su función.
Un guardiacarcel posee una formación especial y capacitaciones frecuentes para el tratamiento de condenados porque su función no se agota en evitar que el detenido pueda evadirse sino también implica estar preparado para llevar adelante los tratamientos para lograr la recuperación de los mismos y su reinserción en la sociedad; una preparación profesional que no tienen los Policías de Comisaría o Alcaldía Policial por la sencilla razón de que en muchas ocasiones prestan servicios en esos lugares por necesidad en los numerarios, no por contar con la preparación específica para el tratamiento de personas condenadas.
A pesar de ello en nuestra ciudad, es notable el esfuerzo que a diario realizan los empleados policiales y, también el Juez de Ejecución Penal, el Dr. Jorge Mauricio Pascual, que hace un seguimiento constante de los detenidos dependientes de la Segunda Circunscripción Judicial. Este profesional atiende continuamente los reclamos de los detenidos y semanalmente se constituye en la Alcaidía local para visitarlos, ya sea por audiencias previamente concedidas o por requisitorias del momento. Tanto en Policía como en quien controla esta situación, en nuestro medio se hace lo humanamente posible, pero no sucede lo mismo en los niveles provinciales que tendrían que resolver esta situación de convivencia en las Comisarías de procesados con condenados, de uno que sustrajo una bicicleta o un cordero con alguien que cumple 18 años de condena por delitos mayores. Esta no es una decisión que pueda tomar un Comisario o un Juez de Ejecución Penal.
En la Alcaidía de nuestra ciudad hay 25 detenidos, 9 de los cuales son condenados a penas que van desde los 3, 4, 8 y 18 años; en la Comisaría Tercera hay 15 detenidos mas, cinco de ellos condenados por diferentes delitos. Hay que sumar que en algunas dependencias policiales del interior, es decir en lo que hace a la zona norte de la provincia, hay cumpliendo condena en Comisarías varios detenidos mas. Particularmente en este caso, se trata de personas condenadas por delitos contra la integridad sexual y a los resulta imposible alojar con el resto de la población de detenidos comunes que por ejemplo se encuentran actualmente en la Alcaldía de la UR-II.
Lo planteado no es una conjetura periodística, es una situación real. Es cierto que no se solucionan problemas sociales construyendo mas cárceles, pero no menos cierto es que con esta realidad de convivencia entre condenados y procesados en lugares no aptos para su tratamiento tampoco se conseguirán resultados satisfactorios en cuestiones de reinserción de personas en ésta ni en ninguna comunidad que se precie de tal. Seguramente en muchos escritorios oficiales estará latente esta situación, probablemente no sea un tema fácil de resolver, pero que necesariamente debe ser tratado no cabe ninguna duda. El no hablar del tema no significa que esta situación no exista o carezca de importancia.
Fuente: http://infopico.com/social/8704-de-celdas-condenados-procesados-y-de-escritorios