Armando Agüero es un personaje central en la historia trágica entre Carla Figueroa y Marcelo Tomaselli. ¿Por qué? Porque es el abogado de éste último y porque, según un video donde se escucha a Carla, fue quien le propuso a ella que pidiera el avenimiento para que Tomaselli pudiera quedar libre, ya que estaba detenido porque Carla lo había denunciado de haberla abusado sexualmente mientras le ponía un cuchillo en el cuello. El, ayer al declarar como testigo, lo negó. Afirmó que habló el tema con Tomaselli y que éste se lo sugirió a Carla.
El segundo día del juicio oral contra el juez del Tribunal de Impugnación Penal, Carlos Antonio Flores, ofreció dos testimonios, el de Agüero, el más importante, y el de la ex jueza de paz de General Pico, Marta Covella. Flores está acusado de mal desempeño porque le otorgó el avenimiento -una especie de perdón- a Tomaselli a requerimiento de Carla, su esposa. A los pocos días de quedar libre, el hombre mató a Carla de once puñaladas en la madrugada del 10 de diciembre pasado. Antes, tres jueces de la Audiencia de General Pico, dos fiscales y otro juez del TIP, Pablo Balaguer, se habían opuesto a esa medida.
«Yo asumí la defensa de Tomaselli, después de que fuera detenido (por el abuso), porque me lo pidió su hermano. A Carla la conocí porque ella quiso hablar conmigo. Después de varias audiencias, empecé a conversar con la fiscalía de ir a un juicio abreviado y como Carla tenía contacto con la fiscal (Ivana Hernández) y había que requerir la opinión de la víctima, se produjo el contacto. Ella estaba muy activa e iba regularmente al Ministerio Público».
– ¿Entonces ella promovió el contacto con usted?, preguntó Vanesa Ranocchia, uno de los abogados defensores.
– Sí.
– ¿El juicio abreviado se frustró por la intervención de la víctima?
– No. El Ministerio Público se negó por motivos que desconozco.
– ¿Cuando surgió la posibilidad del avenimiento?
– Luego de las negociaciones por el juicio abreviado. Carla le dijo en una audiencia a Hernández que quería terminar porque no le daban una respuesta.
– ¿Usted se lo propuso a la fiscalía y a Carla?
– No. Sabía que Carla y Marcelo tenían mucha relación y por eso se lo planteé a Tomaselli. Las comunicaciones entre ellos llevó a que se concretara. Ella no vino a mi a pedirme el avenimiento, ni yo se lo propuse; sino que se generó a través de Marcelo.
– ¿Supo que hubo un contacto epistolar fluido entre ellos?
– Lo supe después de la muerte de Carla. Al otro día, un tío de Marcelo me mostró un cuaderno. Ella se lo dejaba con cartas (en la prisión) y él le respondía en cada visita.
– ¿Había una relación de afecto entre Carla y Marcelo?
– No los conocí juntos. El 2 de diciembre, cuando quedó libre, Carla fue a buscarlo a la comisaría. Hasta el viernes antes de la muerte sé que anduvieron todo el tiempo juntos. Esa noche estuvieron en la plaza y andando en moto. En esa semana vinieron tres veces al estudio. No sé si relación era afectuosa, pero yo no vi inconvenientes.
«Sabía lo que hacía».
Más adelante, el otro defensor de Flores, Marcos Paz, fue al nudo de la cuestión.
– Hay un punto central y es el convencimiento que tenía Carla para pedir el avenimiento. ¿Cree que estuvo influida?
– Jamás sospeché que el convencimiento estuviera viciado. Suponía que hablaba con su abuela y con su abogado (Raúl Quiroga, a su vez primo). No fue algo de lo que yo dudara.
– Con una mirada posterior, ¿qué dato toma como relevante para decir que no estaba viciado?
– El conocimiento que ella tenía del proceso penal. No sé si desde lo sentimental estaba confundida, pero no desconocía lo que estaba haciendo. La propia fiscal Hernández le dijo en una audiencia que sabía distinguir bien los institutos penales.
– ¿Qué actitud tomó cuando fracasó el juicio abreviado? Porque fue llamativo que primero quisiera una condena para Tomaselli y después pidiera el avenimiento.
– Mi sensación es que se frustró porque no encontró una solución con el abreviado. Carla manifestó que quería terminar con el problema. Se lo dijo a la fiscal. Luego, por las cartas vi, supe que quería formar una familia.
– ¿Usted pudo prever el desenlace trágico?, ¿se le cruzó por la cabeza que podía pasar lo que pasó?
– Jamás. Fue una sorpresa… hasta diría traumática (NdeR: el procurador Mario Bongianino había expresado que Flores, al autorizar el avenimiento, debió prever ese desenlace).
Mensajes de agradecimiento.
– Carla, Tomaselli y usted firmaron el pedido de avenimiento, ¿por qué no firmó Quiroga?, inquirió Ranocchia.
– Quiroga manifestó en una audiencia que tenía conocimiento. Incluso, después de que Marcelo quedara en libertad, Carla me envió muchos mensajes de agradecimiento, que están incorporados al expediente.
– Usted primero pidió medidas restrictivas de acercamiento de Tomaselli a ella y después cambió, ¿por qué?
– Al momento de solicitar el avenimiento esas eran las circunstancias, pero después ellos aceleraron la relación. Balaguer le preguntó lo mismo a Tomaselli porque Quiroga y yo quedábamos en el medio. Por eso le expliqué a Balaguer que a veces la realidad va más rápido que los tiempos judiciales. Si hasta se casaron…
– ¿Se casaron a instancia suya?
– (Sonriendo) ¡No!
– ¿Cómo se enteró del casamiento?
– Porque Carla hizo la petición en el Registro Civil y había que solicitar una autorización para los exámenes prenupciales.
– ¿Cuándo vio a Carla por última vez?
– Horas antes del homicidio. La muerte fue a la madrugada y yo vi a los dos el viernes a las 21 o 22 porque vinieron a mi estudio en una motito. Me contaron que habían iniciado los trámites para el tratamiento psicólogo y dónde estaban viviendo.
– ¿Cuál era estado emocional de Carla?
– Marcelo es un chico introvertido, Carla era más espontánea. No la vi ni asustada, ni traumatizada. No la vi mal. Al menos, esa fue mi sensación.
«Sentí que no tenía temor»
Una discusión que se abrió el martes y que continuó ayer fue si, para resolver el avenimiento, correspondía aplicar el artículo 132 del Código Penal que preveía esa figura legal -fue derogada a raíz del caso Figueroa- o recurrir a la ley 26.485, referida a la Convención de Belem Do Para o Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, que fue adoptada por la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos el 9 de julio de 1994 y que figura incorporada a la Constitución Nacional como una tratado internacional. Se la conoce vulgarmente como Ley de Violencia de Género.
Los jueces de Audiencia de General Pico mezclaron ambos argumentos cuando rechazaron el avenimiento. Alfredo Alonso, de acuerdo a su declaración testimonial durante el juicio, directamente adujo que el artículo 132 estaba derogado por la ley 26.485, algo que, más allá de su condición de juez, no era cierto. Florentino Rubio y Carlos Pellegrino apuntaron más a que no se cumplían tres de los cuatro requisitos exigidos por el 132: existencia de una relación preexistente (pese a que tenían un hijo en común), capacidad de decidir libremente por parte de Carla y estar las partes en plena condición de igualdad.
– Usted dijo que en la causa no hubo violencia de género, pero cuando recurrió la negativa al avenimiento invocó la ley 26.485 sobre erradicación de la violencia de género, le preguntó el procurador Mario Bongianino, que actúa como fiscal, al testigo Armando Agüero.
– Porque debía recurrir esa resolución. Cuestioné el voto del juez Alonso, que habló de esa ley en cuatro renglones e invocó el artículo 28 (referido a la prohibición de conciliaciones entre las partes). Pero centré mi recurso en el voto mayoritario, de Pellegrino y Rubio, donde lo de género aparecía como una cuestión menor. Si esa ley hubiera sido un obstáculo para negar el avenimiento, bastara con que lo hubieran dicho así, pero ni siquiera (Pablo) Balaguer (el juez del Tribunal de Impugnación que votó en contra del avenimiento) puso una párrafo del tema.
– Habló de que Tomaselli estuvo internado tres días en el pabellón psiquiátrico del hospital Centeno y fue dado de alta, ¿fue dado de alta o no continuó con el tratamiento?, planteó la diputada justicialista María Silvia Larreta
– No podía abandonar el tratamiento e irse porque estaba detenido en Salud Mental. Lo internaron y en tres días lo egresaron.
– ¿Considera que Carla estaba en condiciones de igualdad a sabiendas de que tuvo una infancia tan triste? (NdeR: su padre mató a su madre cuando era muy pequeña)
– No sé evaluar eso. No puedo darle una respuesta.
– Ella estaba en una situación de vulnerabilidad, ultrajada, sin una situación laboral estable… Usted dijo que la vio segura.
– No puedo responder eso. No puedo evaluar si el consentimiento estuvo viciado o no. Ella tenía un objetivo (estar en familia) y después me dijo por mensajes de texto que estaba feliz. Eso deben evaluarlo ustedes y veo que ya tiene una posición tomada.
Por último, antes preguntas del abogado Sergio Escuredo, el defensor de Marcelo Tomaselli remarcó: «Jamás tuve la sensación de que Carla estaba amenazada o atemorizada».
Hoy son los alegatos y, además, hablará Flores
A partir de las 8 se desarrollará la tercera jornada del juicio oral y público contra el juez Carlos Flores, acusado de mal desempeño (ver página 10). En ella se escucharán los alegatos del procurador Mario Bongianino, que actúa como fiscal en el proceso, y de los defensores del imputado, Vanesa Ranocchia y Marcos Paz. También se escuchará al propio Flores, quien adelantó que hablará cuando al final de la sesión el presidente del jurado de enjuiciamiento, Eduardo Fernández Mendía, le otorgue la última palabra.
Sobre lo que expongan las partes no habrá sorpresas. Bongianino -que hará una evaluación política de la conducta de Flores- pedirá que el juez del Tribunal de Impugnación sea destituido porque no es idóneo para continuar en el cargo.
Argumentará que no analizó la Ley de Violencia de Género para otorgarle el avenimiento a Marcelo Tomaselli (tras su liberación mató a su mujer, Carla Figueroa). En cambio, no hará tanto hincapié en cuestiones legales porque ya admitió que no puede destituirse a un magistrado por sus fallos y sus opiniones.
La defensa -que alegará por la absolución- insistirá en que Flores actuó a derecho porque recurrió a un artículo del Código Penal que estaba vigente al momento de emitir su voto y que, en definitiva, debería verse como una cuestión opinable. Negará que no haya analizado los hechos como una cuestión de género, aunque agregarán que ello no significaba que necesariamente debía negarle la solicitud a Carla.
Además cuestionará a Bongianino por no explicar claramente cuál es la acusación contra su cliente y enfatizará que la Ley de Jurado de Enjuiciamiento, al describir el mal desempeño, aclara que la negligencia debe ser reiterada, algo que no ocurrió en esta oportunidad porque solamente está cuestionado en un expediente. La fiscalía ha dicho que existe otra interpretación cuando se trata de hechos excepcionales.
Por eso las expectativas no están centradas en los alegatos, sino en lo que dirá Flores. ¿Recurrirá a un discurso diplomático o hará una catarsis? De antemano sabe que desde ya uno o dos jurados votarán en su contra.
El juicio concluirá el próximo martes, cuando el jurado dé a conocer el veredicto y lea los votos fundamentos de sus cinco integrantes.