Los uniformados de la comisaría 1ª de la Bonaerense, en Florencio Varela, tienen la intención de poblar sus paredes con placas recordatorias de casos de torturas. Pese a que en la entrada aparece una placa que recuerda que en esa seccional fue torturada y asesinada Andrea Viera, el 10 de mayo de 2002, hace pocos días la 1ª fue denunciada nuevamente por tratar salvajemente a un vendedor ambulante de 32 años en dos ocasiones: la primera, cuando lo detuvieron, lo marcaron a golpes que lo terminaron enviando al hospital. A su regreso, lo volvieron a moler a palos y lo tiraron en una celda con otros presos que lo golpearon y le arrojaron agua caliente. El vendedor presentó la denuncia, pero la causa, por ahora, no tuvo movimiento.
“Nunca más torturas en esta comisaría, 10 de mayo de 2002”, dice el texto en la placa ubicada sobre una de las paredes de la comisaría 1ª, en la calle San Martín, de Florencio Varela. Enfrente, para recordar, hay un monolito que también recuerda el crimen de Andrea Viera. Los uniformados parecen hacer caso omiso al Nunca Más. El 5 de febrero pasado, Esteban Leiva, de 32, fue detenido por discutir con su mujer en la calle por el llamado de un vecino al 911. No había registro de una denuncia por violencia de género, pero aunque la hubiera habido, nada justifica el trato posterior: lo molieron a palos en el patrullero. Luego, en una oficina de la 1ª, cinco oficiales lo desmayaron a golpes. Lo llevaron al hospital local, donde le dieron cuatro puntos en la cabeza. Cuando lo trajeron de vuelta, lo metieron en una celda donde fue golpeado por otros presos y le arrojaron agua caliente. Volvió a desmayarse. Recién entonces lo cambiaron de celda. Ahora está muerto de miedo, pero sostiene su denuncia, sostuvo Eugenia Vázquez, hermana de Andrea Viera e integrante del Programa Nacional de Lucha contra la Impunidad.
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