Al menos 347 menores de 11 años fueron recluidos en cárceles de Reino Unido al considerarlos enfermos mentales, en medio de las críticas al derecho policial para encerrarlos, indicó hoy la televisión.
Casi todos los niños permanecieron 24 horas en centros de detención, algo que fue posible por la existencia de una ley sobre salud mental, la cual permite, aunque solo de forma excepcional, la reclusión de personas con trastornos mentales severos por un plazo de hasta 72 horas.
Las legislación vigente considera que los enfermos mentales requieren «cuidados o medidas de control», lo cual facilita a agentes del orden público realizar detenciones como en los casos mencionados de infantes perjudicados por la controvertida disposición, indicó la cadena de radio y televisión pública BBC.
El ministerio británico de Salud afirma que es necesario poner en práctica regulaciones capaces de garantizar la atención requerida para los enfermos mentales y evitar su reclusión en centros penitenciarios.
Sin embargo, la Asociación de Oficiales de Policía estima que en varias partes del Reino Unido, la celdas son la única opción para estos discapacitados.
La ley vigente estipula que las personas con trastornos mentales severos deben ser tratadas en hospitales, centros especiales de salud o instituciones psiquiátricas y solo en casos muy excepcionales, en centro de detención.
Pero los 347 casos de niños que fueron considerados como enfermos mentales y pasaron una jornada tras las rejas, avivó el debate denunciado por organizaciones de defensa de derechos civiles.
Lucia Rusell, directora de la Organización No Gubernamental Young Minds, calificó de horrendo el caso de esos menores y denunció como escandaloso el hecho de que los enfermos mentales puedan ser recluidos, con lo cual, afirmó, son penados por sus limitaciones y vulnerabilidad físicas.
Los tratan como criminales y el encarcelamiento en celdas solo agrava los trastornos de esas personas, incluida su paranoia, miedo extremo y sufrimiento, apuntó.