No deja de sorprenderme la aseveración del doctor (y ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio) Zaffaroni respecto a que en la Argentina ‘nadie sale a matar a una mujer por ser mujer’. Aparentemente, la erudición le hace presumir que se encuentra habilitado para denostar lo consagrado por la Convención de Belem do Pará y para denigrar el trabajo realizado por el Poder Legislativo Nacional, calificando de ‘locura’ la tipificación de algo cuya existencia niega».

Las palabras corresponden a Perla Prigoshin, directora de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (Consavig), que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, participante del armado del anteproyecto de la ley de femicidio que se aprobó este año. Así reaccionó ante las declaraciones que el ministro del máximo tribunal le hizo a Tiempo Argentino, publicadas el domingo pasado.
«La ley de femicidio no va a tener eficacia porque lo que tipificaron no existe. En la Argentina nadie sale a la calle a matar una mujer porque es mujer. Es una locura, no existe», fue lo que dijo Zaffaroni y desató la respuesta de la funcionaria.
Prigoshin precisó: «La actual tipificación que considera al femicidio como un homicidio agravado, si bien considero que no es la más acertada, puede ser perfectamente aplicable con una política de capacitación intensiva a juezas y jueces que apunte a dejar en claro de qué se habla cuando se hace referencia a la violencia de género».
La funcionaria aclaró que «el anteproyecto que se elaboró con la coordinación de la Consavig abordó al femicidio de distinto modo a como finalmente fue sancionado», ya que la Comisión preveía su tipificación como un delito autónomo y no como un agravante del homicidio.
El juez había explicado que la nueva ley «va a tener eficacia respecto de travestis, transexuales, de la mujer no. Porque no hay casos. El homicidio por odio se produce contra minorías. Hay dos lesiones: una al muerto y otra, por el metamensaje, a toda la colectividad».
Al respecto, Prigoshin dijo: «Claro que las mujeres no son un grupo minoritario en la sociedad, pero no se puede desconocer que nos encontramos en una clara situación de desventaja frente a los varones, evidenciándose las resistencias a cedernos posibilidades de desarrollo personal y profesional. En la ley no se habla de odio sino que se establece que se perpetra un femicidio cuando un hombre mata a una mujer mediando violencia de género.» Y analizó: «Tal vez el doctor Zaffaroni se haya confundido con otro agravante, en el que se sostiene que se impondrá reclusión o prisión perpetua ‘cuando se mate por placer, codicia, odio racial o de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión’.  Pero en ese caso no se está haciendo referencia al femicidio.»
Al igual que Zaffaroni, la coordinadora de Consavig realizó un pronóstico sobre la situación actual de la violencia de género. Tampoco coincidieron en ese punto. «No sabemos si es creciente. Creo que existió siempre. No creo que haya más, creo que se desnormalizó», había dicho el juez, y había advertido: «La violencia intrafamiliar es un grupo familiar que empieza a funcionar patológicamente y violentamente. No se agota en la violencia de género. Empieza con una patada al perro y sigue con los chicos, los viejos y la mujer, que es sólo un capítulo.»
Prigoshin contestó: «La violencia contra las mujeres no está desnaturalizada. El imaginario colectivo aún hoy encierra esta problemática a la atmósfera íntima vinculada al universo de las pasiones», aunque aclaró: «Creo que hay más visibilidad. Acerca de la comparación del número de casos no puedo aseverarlo ya que no hay estadísticas oficiales en Argentina, pero paradójicamente sí puedo afirmar que el no tipificar el femicidio como delito penal autónomo dificulta su registro estadístico ya que no se puede medir cuantitativamente aquello que no se conceptualiza.»
Ambos coincidieron en señalar que la violencia familiar obedece al patriarcado. «A veces se concentra en el más débil de la familia, a veces, generalmente, en la mujer. Es una interacción, no es nada unilateral. También está la actitud de la mujer: hay mujeres que le dan un sillazo en la cabeza y se terminó», consideró Zaffaroni, y la funcionaria respondió: «En lo que no ofrece fisuras el movimiento feminista es en sostener que tienen un absoluto desconocimiento de la temática de género y escasa empatía con las mujeres quienes argumentan que las maltratadas podrían haber zafado si no hubiesen adolecido de ‘comodidad social’ o si le hubiesen dado ‘un sillazo en la cabeza’ al maltratador.» «
fuente http://tiempo.infonews.com/2012/12/08/sociedad-92468-dura-critica-a-zaffaroni-por-su-posicion-ante-la-ley-de-femicidio.php