Pocos políticos se pueden resistir a la tentación de pedir y anunciar mayor cantidad de policías cuando la inseguridad se vuelve agenda. El intendente de La Plata, Pablo Bruera, no es la excepción. En el inicio de las sesiones legislativas anunció un próximo aumento en el número de efectivos de la Policía Local, así como el pedido de fuerzas federales al gobierno nacional. Esteban Rodríguez, integrante del Colectivo de Investigación y Acción Jurídica, afirmó “no son políticas de prevención del delito, sino del miedo al delito, de lo que se trata es de desalentar el miedo”.
El miércoles 8 de abril, Pablo Bruera dio inicio al nuevo año legislativo en el Concejo Deliberante de la ciudad. Su discurso se centró en anuncios en torno a la seguridad y comenzó pidiendo un aplauso para Francisco Guerrero, médico asesinado durante un robo el viernes 3 de abril. “Queremos llegar a 1500 policías en la fuerza local en un plazo no demasiado largo”, dijo en referencia a la fuerza de seguridad de la ciudad que salió a la calle pocos días antes de la sesión. También señaló que se firmará un convenio con el Ministerio de Seguridad de Nación, para que la Policía Federal y Gendarmería refuercen los controles de ingreso y egreso de la ciudad.Esteban Rodríguez, integrante del CIAJ, es abogado, magíster en Ciencias Sociales, docente y autor de varios libros sobre seguridad y delito. En comunicación con RAP analizó los anuncios, y contextualizó señalando que “el discurso no dista del de otros intendentes del conurbano, como el de Espinoza o Insaurralde”. A continuación afirmó que “son discursos que se suben a la tapa de los diarios o tienen esa pretensión; si la seguridad se convirtió en la vidriera de la política, los candidatos se van a prestar a anunciar más policías a cambio de votos”.
El asesinato del joven médico Guerrero desembocó en una serie de protestas impulsadas por sus amigos y colegas. Mientras el intendente lo recordaba en el Concejo Deliberante y anunciaba un aumento en la cantidad de efectivos de la Policía Local, así como el arribo de las fuerzas federales, el Ministro de Seguridad, Alberto Granados, hacía su parte. No sólo afirmó que se aumentarán los patrullajes de la Policía provincial en la ciudad, sino que dividió la Jefatura Departamental La Plata en dos: zona sur y zona norte.
Para Rodríguez, los diversos anuncios “no sólo muestran la falta de planificación, sino que demuestran que se piensa en función de la coyuntura”.
Hace hincapié en la superposición de funciones que realizan las distintas fuerzas. “El patrullamiento de las comisarías, el de la departamental, el de los comandos de prevención comunitarias, el de la de las flamantes policías locales y el de las patrullas municipales”, indicó que se superponen. De esta manera llega a presagiar que “no va a llevar mucho tiempo para que produzca tensiones, conflictos entre las fuerzas.” Agrega también que “vamos a encontrar en un mismo territorio a muchas policías haciendo la misma tarea, entonces cuando suceda algo no se va a saber a quién reclamar, a quién mirar.”
Las medidas de “saturación policial”, son uno de los ejes de las políticas de tolerancia cero, es decir, de reprimir la más mínima infracción, con la expectativa de que de esa manera se puedan disuadir todos los delitos. Sin embargo, Rodríguez señala que el aumento de patrullajes “no es para prevenir el delito callejero, sino para ir testeando, chequeando el tránsito de grupos de pares, de colectivos juveniles que tienen determinadas pautas de conducta, consumo y son parte del miedo nuestro de cada día”. Explica que el delito callejero, considerado aficionado y amateur, es un delito “que se corre de lugar”, lo que significa que si un territorio donde este actúa se incrementan los controles, el delito se trasladará a otro.
El abogado considera que estos anuncios “no son políticas de prevención del delito, sino del miedo al delito, de lo que se trata es de desalentar al miedo”. Agrega a esto que “se emplazan todas estas patrullas en zonas de ya por si sobre aseguradas, porque no sólo eran lugares donde ya había policías de a pie o circulando por esa zona, sino que ya que se encuentran negocios o zonas bancarias, hay monitoreo municipal, cámaras, y agentes de seguridad privada”.
Reformas postergadas
Rodríguez sostiene que “tenemos una clase que hace política para la hinchada, para la televisión, con la tapa de los diarios”. Apunta también que “uno puede decir que se han producido algunas experiencia que intentaron avanzar pero sabemos que los procesos no son irreversibles”. En su opinión, “las clases dirigentes no han sabido construir grandes acuerdos, no sólo políticos, sino sociales, para sustraer el problema de la coyuntura electoral”. En este sentido, expresa que “nos encontramos con una clase dirigente que al no haber logrado sus acuerdos no le queda otra que remar cada nueva ola, que no le queda otra que hacer seguridad con la tapa de los diarios”.