Una exhibición en la plaza Independencia en el marco de los festejos por los 200 años de la Policía de Mendoza fue la excusa para conocer de cerca las armas con que cuentan los uniformados de la Provincia para su función específica.
La muestra también tiene como objetivo «cambiar la imagen» de la fuerza y acercarse a la comunidad. «Se busca que dejen de vernos como la persona que está cuando pasan cosas malas y la gente acuda a nosotros por cualquier inconveniente», explica el cabo primero Carlos Torres de la Unidad Motorizada de Acción Rápida (UMAR), a cargo del stand del cuerpo al que pertenece.
Si bien el armamento básico para cada policía es una pistola 9 mm, cada cuerpo posee armamento especial adicional para disuadir a cometer delitos, como afirman los uniformados. Las que cuentan con mayor armamento son las llamadas «fuerzas de choque», en realidad, los cuerpos especiales.
Motos y armas
En el caso de la UMAR, los llamados «hombres de negro» (apodados por los delincuentes como «avispas negras», por el zumbido de las motos y porque «pican») utilizan el sistema paint ball, que al igual que las armas utilizadas en las batallas simuladas de uso civil, dejan marcado al sospechoso. Los proyectiles son pequeñas pelotas con aceite que se pegan a la piel y producen una aguda irritación, además del dolor.
El personal de UMAR se limita a actuar en caso de manifestaciones, medidas judiciales, eventos deportivos y, en caso de ser necesario, en persecuciones. Allí entran en acción las armas no letales para disuadir y capturar a los buscados.
El uniformado podrá optar, de acuerdo con el armamento con que haya sido dotado en ese operativo, con una ithaca Rexio con cartuchos de posta de goma. Se trata de pequeñas pelotitas que no penetran en la piel. Golpean y se expanden pero no lastiman.
Si bien el proyectil no inmoviliza a quien recibe el disparo, lo mantiene en el lugar para que no escape.
Si la manifestación es grande y violenta y la situación extrema lo permite, un efectivo de UMAR podrá accionar su Pistola Federal, un pequeño fusil con gas lacrimógeno (un agresivo químico en polvo) que provoca náuseas e irritación en los ojos.
Granadas de mano con esos químicos también son parte del arsenal de los policías que, a bordo de sus motos BMW de 650 cc, recorren las calles. Estas máquinas pueden alcanzar 190 kilómetros por hora.
Las granadas CN (gas lacrimógeno identificado con el color rojo en su envase) o CS (irritante, caracterizado por el color azul en el dispositivo) producen un gas que se vuelve una nube de humo y penetra en las partes húmedas del cuerpo (ojos, nariz y boca). Una vez accionado, el dispositivo va quemando el polvo por dentro, al igual que un petardo, y lo muestra como humo.
«Todo se hace en la moto. Se trabaja en binomio, es decir dos policías juntos que conducen cada uno una moto. Cuando se trabaja en grupo de combate también se lo hace en binomio pero de a dos efectivos por moto.
El motorista conduce la moto y detrás se ubica el personal de combate, o personal montado, que trabaja con cualquier tipo de arma», explica entusiasmado Torres mientras un helicóptero policial sobrevuela la plaza.
Armamento especial para un grupo especial
Al arma provista a todo policía (una pistola 9 mm), los efectivos del GES (Grupo Especial de Seguridad) le suman una pistola Smith & Wesson calibre 40 y, debido a la función específica de la unidad, también utilizan una escopeta Winchester calibre 12.70.
A esas tres armas se suma un subfusil Famae calibre 9 mm, que cuenta con un almacén cargador de 30 municiones y tres cargadores por unidad. Sólo este cuerpo policial dispone de la pistola adicional y del subfusil Famae.
La función del GES es realizar allanamientos, intervenir en tomas de rehenes y cualquier operación de riesgo que requiera una última instancia de acción.
Es común que antes de que intervenga el grupo de uniformados, se lance una granada de distracción «Flash Bang», que produce iluminación y sonoridad. Este dispositivo aturde dejando ciego y sordo por unos instantes al objetivo, de acuerdo con la distancia en que se encuentre y el recinto donde se lance.
«Estas granadas se usan según la situación: si se necesita ganar tiempo y controlar una situación se tira esa granada para distraer y ganar ese tiempo. O en una toma de rehenes se utiliza esa o una granada de humo, que genera una nube de humo muy densa, por ejemplo, para salir de una casa con un rehén y darle protección. Así se genera una cortina de humo densa y el rehén se traslada en el medio del grupo, custodiado por los chalecos de los policías y sus armas», explica el miembro del GES a cargo del stand.
Caballo y jinete, un solo efectivo
A unos metros del stand del GES, personal de Caballería exhibe con orgullo los elementos que utiliza a diario para combatir el delito.
«La Caballería es una fuerza de choque. En toda manifestación hay personas que denominamos ‘agitadores’. Debido a la estatura del caballo y su porte estamos en primer lugar para prevenir, presionar con el animal y, en caso de que no se llegue a un acuerdo, reprimir para disolver un grupo», explica el sargento Zumaeta, rodeado por una serie de monturas y demás adminículos propios de la equitación.
Habitualmente se puede ver a estos policías montados en sus mansos caballos en las canchas o en manifestaciones grandes, donde utilizan municiones con gas irritante, que se suman a la pintura para mantener «a raya» a los manifestantes.
La Policía Montada trabaja con tres razas de caballos: hannoverianos, sillas argentinas y mestizos. Se trata de animales de gran porte y dóciles, a los que se entrena especialmente para los trabajos que realizan. Así son expuestos a gases lacrimógenos, explosiones y estruendos para que respondan adecuadamente en una manifestación.
Las escopeta Winchester, la Pistola Federal lanza granadas y la pistola reglamentaria son las armas que los policías montados comparten con otros grupos de la fuerza. Los sables y lanzas se utilizan sólo en desfiles. Sin embargo, la fusta puede ser utilizada por cualquier policía montado para reprimir a un delincuente.
La “contención” de Infantería
Debido al uniforme y a las armas que utilizan, los efectivos de Infantería son los más «llamativos» en las calles. Eso se trasladó a la muestra y, sobre todo los más pequeños, se amontonaron en el stand del grupo de choque.
«Tenemos distintos tipos de situación pero para lo que se convoca al cuerpo de Infantería es para disuadir o controlar una manifestación, las canchas, motines», explica el efectivo a cargo del stand.
Si bien las escopetas son polivalentes, y admiten cartuchería de plomo o de guerra, desde Infantería explican que normalmente utilizan cartuchos multi-posta con goma, mono-posta de goma y proyectiles de estruendo para intimidar.
«El armamento es netamente disuasivo y no letal, compuesto básicamente de cartuchos de expansión forzada o tipo candela irritante», aseguran los uniformados, aunque admiten que «la posta de goma mal utilizada (disparada a quemarropa o de rebote) puede ocasionar daños severos y lesiones graves».
Por eso, los operadores de escopeta son especialmente entrenados con cursos de armas largas, donde se los instruye en materia de armamento y cartuchería.
El equipo integral antidisturbios -aquel con el que los policías se ven como «robots»- se compone de rodilleras, canilleras, cobertores de antebrazos, chaleco antibalas y chaleco de transporte, donde el efectivo lleva todo el armamento.
fuente http://www.losandes.com.ar/notas/2012/10/21/policia-para-mantener-seguridad-674708.asp