En la comisaría 51 del Bajo Belgrano hay 191 policías para cuidar 122 manzanas. En la 42 de Mataderos, 325 efectivos deben patrullar 966 manzanas. Las 53 comisarías de la ciudad de Buenos Aires tienen en total 1123 móviles: 425 no funcionan. La mayoría de los sumarios elaborados por los agentes durante 2013 se hicieron por trámites administrativos. La Fiscalía Federal Nº6 a cargo de Federico Delgado elaboró un mapa porteño de la seguridad. Querían saber cómo está conformada y cómo actúa la Policía Federal. ¿Cuáles son las funciones y qué es lo que hacen? ¿Cuántos policías hay por cada manzana y con qué recursos cuentan? ¿Se previenen los delitos o sólo se actúa en base a las denuncias? ¿Cómo es la relación con la Justicia?
Para responder las preguntas la Fiscalía le pidió a los responsables de cada comisaría que enviaran un informe que detallar la circunscripción territorial, cantidad de personal, equipos de trabajo, criterios de trabajo, recursos, estadísticas de sumarios, presupuesto y formas de participación barrial y comunitaria. Cada legajo de los que llegaron a las manos del equipo de secretarios de Delgado tenía entre 200 y 300 hojas.
Durante la primera mitad de este año, el equipo de la fiscalía estudió caso por caso. Las 53 comisarías de la ciudad de Buenos Aires tienen 11.691 policías y 13.614 manzanas que custodiar: en promedio hay menos de un agente por manzana. En la comisaría 36 de Villa Soldati hay 0.26 agentes por manzana, en la 40 de Parque Avellaneda hay 0,31, en la 16 de Constitución hay 4,88 y en la 4ta en el centro 4.20. Los promedios se hacen sin contar las faltas y los turnos. En algunos barrios también patrulla la Gendarmería a través del programa Cinturón Sur, que desplegó 3000 efectivos en la zona sur de la ciudad.
En 2013, entre todas las comisarías elaboraron 145.164 sumarios, “la forma en que la policía documenta su propio trabajo”, según explicó a Cosecha Roja Máximo Lanusse, secretario de la fiscalía. Del total de sumarios, 2485 se generaron por infracción de la Ley de drogas, 61 por violación de la ley de Trata, 177 por la ley de profilaxis y 18.950 son diligencias judiciales. El resto (123.491) son por robos, hurtos, amenazas y accidentes en la vía pública, todos delitos que se denuncian y que no se basaron en una investigación proactiva.
“La proporción de sumarios iniciados por prevención estrictamente hablando en relación con aquellos iniciados por denuncia en la comisaría o telefónica es dramáticamente pequeña”, escribieron. Según explica el informe, las Fuerzas de Seguridad tienen tres funciones: prevenir la comisión de delitos, interrumpir el curso si están sucediendo y auxiliar al Poder Judicial en relación a hechos pasados. Como se ve en el siguiente cuadro, la tercera función es la más presente.
Dos de los íconos de la seguridad pública de esta década, el combate contra la trata y las transformaciones en el paradigma de la lucha contra el narcotráfico no se ven reflejadas en el tipo y cantidad de sumarios iniciados por la policía. La misma fiscalía publicó un estudio con los resultados de observar durante dos semanas de julio el accionar de las Fuerzas de Seguridad. De las 277 causas que relevaron, el 73% eran por infracción a la ley de drogas. Más de la mitad de las personas con sustancias para consumo personal fueron detenidas por usar marihuana o cocaína en la vía pública: el 45,5% por “actitud sospechosa”.
A partir del análisis del contenido de los sumarios descubrieron que la prevención no es el modus operandi de la policía. Y quisieron saber por qué: si un lugar se denunció millones de veces en vez de judicializarlo, nosotros les pedimos que investiguen un poco más así cuando la información llega hay algo que estudiar. Pueden obtener mucho sólo observando: el espacio público es una fuente inagotable de información”, dijo Lanusse. Uno de los recursos con los que cuentan son los móviles, pero no siempre están disponibles, pese a que cuentan con un presupuesto asignado para su reparación.
La forma en que la policía documenta su propio trabajo no siempre es la adecuada para la justicia. La Fiscalía tiene una hipótesis sobre qué es lo que pasa: los oficiales tienen la percepción de que la justicia es una máquina de impedir. En el informe ejemplifican el razonamiento: “¿Para qué trabajar si en tribunales se preocupan más por anular la forma en que lo hicimos el trabajo que en analizar el trabajo en sí mismo?”
“A veces pasa que hay miles de causas en manos de distintos jueces y toda la información está diseccionada”, explicó Lanusse. Apenas se detalla un llamado anónimo, uno del comando radioeléctrico, una denuncia de robo. O cómo apresaron a alguien que fumaba marihuana en la calle.