La sala A del Tribunal de Impugnación Penal confirmó ayer la condena a prisión perpetua de Marcelo Javier Tomaselli por el homicidio de su esposa, Carla Figueroa, ocurrido el 10 de diciembre de 2011. Lo hizo al rechazar el recurso de impugnación que el defensor oficial Walter Vaccaro había presentado el 23 de julio del año pasado.
Ayer fue la primera vez que hubo tanta prensa en una audiencia del TIP. Tomaselli, de 27 años, vestido con un jean y un pulover verde, entró a la sala con la cabeza gacha. Detrás había nueve policías custodiándolo, algunos pertenecientes al Grupo Especial de Operaciones. Escuchó la lectura de la parte resolutiva del dictamen, recibió una copia de manos de Vaccaro, lo esposaron y se fue. Así, se le achicó una puerta más para eludir una pena que, aun con buena conducta, no baja de los 35 años y que puede llegar a los 50.
El propio defensor, luego del acto, dijo que recién cuando lea los fundamentos de los jueces Pablo Balaguer y Verónica Fantini definirá si recurre al Superior Tribunal de Justicia y eventualmente a la Corte Suprema, quizá a sabiendas de que ayer perdió la mejor oportunidad para torcer la condena.
El homicidio de Carla, de 18 años, tuvo tal repercusión que llevó al Congreso de la Nación a derogar la figura del avenimiento, una especie de perdón que las víctimas de delitos sexuales le daban a sus victimarios. Tomaselli para matarla le asestó quince puñaladas.
Lo que hicieron ayer Balaguer y Fantini -la jueza adhirió al voto de su par- fue ratificar en un todo los argumentos de los jueces del Tribunal de Audiencia de General Pico, conformado por Florentino Rubio, Fabricio Losi y Luis Abraham, en el fallo del 27 de junio de 2012.

Emoción violenta.
Vaccaro sostuvo en su recurso de impugnación que Tomaselli actuó bajo emoción violenta y que no recuerda lo que pasó en el momento del crimen, aunque sí detalles previos («me encontraba en la vereda de mi casa junto a mi señora») y posteriores («me desperté en la comisaría, todo lo que se dice que hice es por los dichos de mi familia y la policía»). También que del relato del imputado surge que padeció una amnesia temporaria y que su conducta fue impulsada por algo que le dijo Carla.
Balaguer, en cambio, sostuvo que «el material probatorio acopiado en la investigación, no permite valorar la presencia de un estado emocional que haya condicionado la conducta» de Tomaselli, y acotó que el interior de la vivienda estaban solo ellos dos, junto al pequeño hijo, y por lo tanto «nadie puede corroborar los dichos de Carla instantes previos a sufrir semejante agresión».
El juez dijo que, aun en la hipótesis de que ello haya sido cierto, «no puede ello haberle causado el estado de emoción excusable», ya que en los mensajes de texto y buzón obtenidos del celular de Carla «son la evidencia del triste final que el propio Tomaselli le anunciaba».
Así, descartó que el condenado haya tenido «un brote de violencia» por un factor externo -expresó que fue algo «fingido», como habían manifestado los jueces de General Pico- y dijo que «esa violencia en la personalidad es un elemento más de su patología y, consecuentemente, es parte de un comportamiento que con anterioridad había demostrado».
«No resulta serio, como acto defensivo, y se convierte en un oportunismo la utilización del relato del condenado, poner en boca de la víctima la justificación de algo que solamente tiene respuesta en los trastornos por él padecidos», agregó.

Trastorno disocial.
En el tramo final de la resolución, Balaguer señaló que «está claro que (Tomaselli) relata lo que le conviene y reconoce su culpabilidad, no por lo que hizo ya que no lo recuerda, sino por lo que le dijeron otros. Y, en el camino del contexto de su relato, involucra a la víctima, posicionándola con sus dichos como disparadora de lo que él hizo, o mejor dicho, lo que le contaron que hizo».
El magistrado indicó que el imputado padece un trastorno disocial de la personalidad, «al tener muy baja tolerancia a la frustración, con un bajo umbral para descargas de la agresividad, dando incluso lugar a comportamientos violentos; lo que se torna evidente en la mayoría de las pruebas que lo relacionan en su historial con la víctima desde el principio de la relación, sea a partir de su trastorno manifiesto que le permitió manipular a su pareja, cuyas características de vulnerabilidad fueron el rasgo del porqué se mantenía cerca de él, al punto de haberlo perdonado hacía poco tiempo». Además, acotó, tiene «una marcada predisposición a culpar a los demás».
Con relación a los testimonios de su madre, Rosa Muchiut, y del policía Rubén Hugo Portaluppi, que lo beneficiaron, Balaguer dijo que no pueden servir como medio para esclarecer la verdad porque son personas que «tienen un fuerte vínculo afectivo» con él. De la madre, acotó que pudo «haber percibido cualquier cosa que no se ajuste a la realidad física de lo que verdaderamente haya pasado por ante ella».

 

fuente http://laarena.com.ar/la_ciudad-el_tip_confirmo_la_perpetua_a_tomaselli-90620-115.html