El mediático abogado Gregorio Dalbón fue detenido ayer por orden del juez Claudio Bonadío, tras una audiencia con las víctimas de la tragedia ferroviaria de Once. Lo asombroso es que una vez detenido, el letrado se dio a la fuga. Bonadío abrió una causa que será instruida por el también juez federal Ariel Lijo. Dalbón hizo manifestaciones subidas de tono durante la audiencia y luego se enfrentó con dos empleados del juzgado, a quienes increpó a los gritos. Intervino el juez y a raíz de lo que consideró manifestaciones violatorias del debido respeto, ordenó la presencia de efectivos del destacamento de la Policía Federal de los tribunales de Comodoro Py, que se llevaron detenido al letrado. Poco después, cuando era custodiado por un efectivo de Bomberos, huyó.
En la audiencia de ayer, el juez Bonadío recibió a los abogados que representan a las víctimas de la tragedia de Once. Incluso estuvieron presentes algunos heridos y familiares de los fallecidos. Como ya ocurrió en muchísimos casos, como en la causa por el atentado contra la AMIA o Cromañón, en los que las víctimas son tantas que no pueden ser representadas cada una por un abogado, ya que, por ejemplo, habría 700 abogados en el expediente por el choque de Once, Bonadío convocó a una audiencia de unificación de querellas.
Algunos de los letrados sostuvieron en la audiencia que no podían unificar querella con quienes consideran responsable importante al maquinista Marcos Antonio Córdoba; otros pusieron el acento en el reclamo económico; están los que creen que el delito por el que se debe acusar es el de estrago doloso y la familia de Lucas Mene- ghini Rey no va a unificar con nadie porque, además de su muerte, tienen el reclamo específico por los gravísimos errores en la búsqueda. Incluso hubo quienes no estaban dispuestos a unir querellas por características de personalidad de otros abogados. En ese marco, Gregorio Dalbón elevó el tono de voz y trató de copar la parada –según relataron a este diario varios de los presentes–, pero el juez no lo reprendió en ese momento.
Dalbón se ha caracterizado por sus frecuentes apariciones mediáticas en buena parte de los casos resonantes, en busca de clientes para su estudio. Cuando empezaron las pericias, también trató de hacerse notar en la Estación Once, por lo que no se le permitió presenciar los trabajos de los ingenieros por orden del juez Bonadío. Luego, recusó al magistrado por haber aceptado al Estado como querellante. La Cámara Federal efectivamente rechazó que el gobierno nacional sea parte querellante, pero también rechazó los planteos de Dalbón.
Ayer, el letrado quiso sobresalir otra vez. El conflicto surgió cuando pretendió dejar el lugar por una puerta que no correspondía. Dos empleados del juzgado le señalaron que debía salir por donde lo hacían todos los demás participantes de la audiencia, lo que provocó un incidente en el que Dalbón trató mal a los empleados. El hecho fue presenciado por el juez, quien estaba conversando afuera con una mujer herida en el choque, y le reclamó a Dalbón que bajara el tono. Como éste mantuvo la actitud, Bonadío ordenó su detención, para lo cual convocó a efectivos de la Policía Federal del edificio. Mientras se firmaba el acta de la audiencia, el juez formuló una denuncia contra Dalbón, a quien iba a entregar al magistrado sorteado: Ariel Lijo. Sin embargo, el abogado se dio a la fuga, según explicaron en el juzgado.
En cuanto a la unificación de querellas, Bonadío abrió un período para que los propios representantes de las víctimas busquen puntos de coincidencia.
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