Julio Luna se levantó ayer como cualquier lunes y bajó a su almacén, ubicado en la planta baja de su casa de Ezpeleta, para empezar el día de trabajo. La mañana transcurría con total normalidad. Los clientes iban y venían. Pero esa monotonía se quebró cuando un muchacho armado entró intempestivamente al local, lo...