La Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) transcurre entre pedidos de cambios de su estructura, así como llamados de la delegación de Estados Unidos a conservar el estado de las cosas. Ayer habló (y habló) el presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien cargó contra el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, su secretario ejecutivo, la prensa privada, las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), la visión romántica sobre los pueblos indígenas y el país gobernado por Barack Obama. Hoy se cierra el encuentro con la firma de decenas de resoluciones y un acto en el estadio de la ciudad de Cochabamba amenizado por el presidente Evo Morales.
“La figura de las medidas cautelares no está contemplada en la Convención Americana de Derechos Humanos ni en el Estatuto de la Comisión Americana de Derechos Humanos (CIDH), sino únicamente en el reglamento de la comisión –hecho por ellos mismos–, en el artículo 25”, dijo en plenaria el presidente de Ecuador.
La CIDH tiene la atribución de pedir a los Estados la adopción de medidas cautelares “en casos de gravedad y urgencia, y toda vez que resulte necesario de acuerdo a la información disponible (…) para evitar daños irreparables a las personas”, según este organismo de la OEA.
“Se arrogó funciones no contempladas en el estatuto. Qué mal ejemplo da esta institución que debe promover el cumplimiento del derecho. ¡Miren si los presidentes, por medio de decretos, nos arrogáramos funciones no contempladas en la ley! Los Estados nos presentamos ante la CIDH tan solo como acusados, no como controladores ni hacedores de políticas. La CIDH se ha extralimitado y ha distorsionado sus funciones, influenciada por países hegemónicos y por ONG, por el gran capital detrás de las comunicaciones”, enumeró Correa, en completa sintonía con el reclamo de Bolivia, Venezuela, Brasil y Nicaragua.
“Es un error de buena fe de la izquierda creer que, por haber sido víctimas, los pueblos indígenas tienen supremacía moral por sobre los no victimizados. Es infantil creer que tienen todas las respuestas, que nos deben indicar el camino a seguir, que no tienen absolutamente responsabilidad en su condición de víctimas, asumir que por naturaleza son buenos, mientras que el resto, los no victimizados, son malos”, agregó Correa.
El ecuatoriano también observó que Estados Unidos rechace modificaciones en la CIDH, cuando ese país no firmó la Convención Americana de Derechos Humanos. También consideró inadecuado que la sede del organismo esté en Washington. “Miren adónde continúan su carrera quienes salen de la CIDH”, dijo en referencia al argentino Santiago Cantón, que dejará de ser su secretario ejecutivo en julio para entrar a trabajar en la Fundación Robert Kennedy.
El presidente Evo Morales fue otro implacable para juzgar al organismo creado en 1948. “La mayor parte del tiempo, la OEA ha servido para intervenir naciones, para encubrir dictaduras militares, hasta para impulsar a las dictaduras, para reprimir y escarmentar a los movimientos sociales que luchan por su liberación. Pero fundamentalmente, para combatir al socialismo. Por tanto, no solamente a los movimientos sociales, sino a los partidos políticos de tendencia anticapitalista, antimperialista, anticolonial”.
El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, dijo que pese a los ataques que recibe la organización “son cada vez más los que acuden a ella, sabiendo que aquí encontrarán siempre un espacio de diálogo. Un lugar donde, aun cuando no se puedan resolver todas sus inquietudes, al menos ellas serán escuchadas y conocidas. Por esas y otras razones, la OEA continúa siendo una institución indispensable, aunque se critican a veces con buenas razones nuestras limitaciones y errores”.
El encuentro se desarrolla en el Salón Tiwanaku del Hotel Regina, en Tiquipaya, Cochabamba. El ámbito está adornado en el centro por un bote de totora, como los que se usan en el lago Titicaca, cargado de cereales. Así hace referencia al tema principal de esta asamblea: “Seguridad alimentaria con soberanía”. En este sentido, ayer las delegaciones de los 34 países firmaron la Carta Social de las Américas, de varias páginas y que –en síntesis– llama al cumplimiento de todos los derechos humanos, incluidos los culturales y los alimentarios.
“Todos los países miembros consignan sus compromisos con los pueblos de la región y se comprometen a hacer lo necesario para que el desarrollo económico que estamos experimentando se vea acompañado de un desarrollo social”, dijo Insulza luego de que fuera firmado el documento.
Las delegaciones se sacaron la foto ataviados con ponchos de Tarabuco, iguales a los que el presidente Morales ya había regalado al grupo musical Calle 13 y al actor Sean Penn, entre otros. La asamblea cuenta con 1500 participantes y 500 periodistas de países de la región acreditados.
Hoy en Tiquipaya se tratará “la cuestión de la islas Malvinas”, como dice en la agenda de la OEA, y la demanda marítima boliviana a Chile, así como el pedido de despenalización del acullico de hoja de coca.
Son algunas de las 70 resoluciones que aprobarían, dirigidas también a declarar al agua como derecho humano y al 2013 como año internacional de la quinua.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-195668-2012-06-05.html