El gobierno provincial ordenó la expulsión del Sargento Primero, Julio Obregón, de las filas de la Policía del Chaco. Fue luego de que el Superior Tribunal de Justicia dejara firme la sentencia en la cual se lo encontró culpable de los delitos de abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público en el marco de la muerte en 1990 del artesano cordobés, Juan Ángel Greco, quien murió tras sufrir severas quemaduras en el interior de una celda en la Comisaría de Vilelas.
El decreto 381, del 17 de marzo pasado, también ordenó que se deje constancia en los legajos del subcomisario retirado, Adolfo Valdez y del comisario principal retirado, Juan Carlos Escobar, sobre quienes, de seguir en actividad, le correspondería también la expulsión de la Fuerza. En simultáneo, se ordenó registrar en el legajo del ex cabo, Ramón Brunet, quien, de continuar en funciones, le correspondería 35 días de arresto.
El juicio
Cabe recordar que el 31 de mayo de 2012, el juicio por la muerte del Greco tuvo su resolución cuando la Cámara Primera en lo Criminal condenó a 1 año y 10 de prisión en suspenso a dos de los policías imputados, mientras que los dos restantes fueron absueltos.
El tribunal conformado por los jueces Zulma Chavarría de Ise, Víctor Del Río y María Cristina Torresagasti consideró que los uniformados Adolfo Eduardo Valdez y Julio Ramón Obregón fueron responsables del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad.
La acusación se basó en la falta de recaudos que tomaron estos policías a la hora de retirarle todo tipo de elementos combustibles a Greco cuando este estuvo alojado en su celda de la comisaría de Puerto Vilelas, aquella madrugada del 25 de junio de 1990. Esa madrugada, el calabozo se incineró a causa -se infiere- de que el propio artesano prendió fuego un colchón a modo de protesta por su detención ilegal.
En tanto, Juan Carlos Escobar y Ramón Antonio Brunet fueron absueltos por el tribunal al considerar que no tuvieron responsabilidad alguna en el hecho. En esa época, Escobar era comisario y circunstancialmente se encontraba a cargo de la dependencia de Vilelas, mientras que Brunet era responsable del traslado de Greco, desde el destacamento de Barranqueras hasta la comisaría de Vilelas.
Media hora
Si bien la causa estaba caratulada como «abandono de persona seguida de muerte» el tribunal consideró que no había pruebas suficientes para establecer que los policías hayan dejado media hora a Greco en medio de las llamas, tal cual lo había asegurado una persona que estuvo detenido con él y que nunca pudo ser hallada por el tribunal.
Los jueces contrapusieron a esta cuestión declaraciones de médicos y especialistas que afirmaron que ninguna persona podría sobrevivir más de dos minutos en una pieza de dos metros por dos metros, con una temperatura superior a los mil grados (el cuerpo humano comienza a quemarse a los 60 grados) y con un humo intenso. Cabe recordar que Greco murió en el hospital Perrando el 4 de julio de 1990, nueve días después del incendio, a causa de una infección en su piel, derivada de las quemaduras.
A esto le añadieron la historia clínica del artesano. En ella se establecía que el fallecido artista tenía el 28 por ciento de su cuerpo quemado mientras que su aparato respiratorio no se encontraba dañado, características estas que no se condice en nada con la de una persona que estuvo durante más de media hora asándose, literalmente, en una celda.
De todos modos, el los jueces criticaron la pésima actuación que tuvo la Justicia provincial de aquel entonces. Afirmaron que se perdieron pruebas y que no se investigó como se debía. Esto concluyó en el cierre del caso, el cual, por sus serias falencias y el reclamo de la madre de Greco, fue reabierto 13 años después, tras un acuerdo amistoso entre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Estado provincial.
El hecho
La tragedia del artesano, nacido en localidad cordobesa de La Falda, comenzó la noche del 25 de junio de 1990 en el centro comercial del barrio 500 viviendas, en Barranqueras. Allí, mientras Greco se encontraba tomando una cerveza con un amigo, un guardia del local le exigió a ambos que se fueran. Por razones que se desconocen, se originó una pelea que terminó con Greco golpeado en el brazo izquierdo.
Posteriormente fue detenido por la policía y trasladado a Vilelas. Las versiones sobre lo que ocurrió allí difieren. En su presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Estado chaqueño señaló que Greco prendió fuego un colchón y que rápidamente fue atendido y su integridad física resguardada por la guardia policial.
Los familiares, en cambio, sugieren que fue la policía quién inició el incendio y que tardaron mucho tiempo en socorrerlo, lo que le provocó heridas mortales. Esta acción se sucedió previa a una brutal golpiza, según indicaron. Hay una tercera versión dada por Eugenio ‘Poncho’ Soto, amigo de Greco, quien señaló que el artesano le confesó que él mismo inició el fuego pero que la policía «dejó que se queme».
Greco estuvo varios días en terapia intensiva, sedado, esposado y con custodia policial. Su novia, Bibiana D’Alfeo, lo acompañó desde el comienzo de la internación en el Hospital Perrando. Durante su estadía, tuvo mejorías en su salud. De hecho pasó de terapia intensiva a una sala intermedia.
El 4 de julio, su concubina, que tenía un avanzado embarazo, se retiró unas horas del Hospital para ir a su casa a ducharse, ya que Greco se encontraba mejor. En ese lapso de tiempo, el artesano murió de un paro cardiorrespiratorio, según se informó oficialmente.
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