Falta de coordinación, cooperación y articulación entre las policías Federal y Metropolitana. Hechos de violencia protagonizados por uniformados donde las víctimas, en su mayoría, son personas «en situación de alta o extrema vulnerabilidad social». La necesidad de nuevos mecanismos de control de las fuerzas de seguridad. Estos son los puntos centrales del diagnóstico hecho por la Defensoría del Pueblo porteña en su informe sobre violencia policial que analiza el trabajo de la Federal y la Metropolitana durante 2011 y los primeros tres meses de este año.
El trabajo, que pide «racionalidad» a la hora de asignación de recursos entre las fuerzas, les fue presentado a la ministra de Seguridad de la Nación, Nilda Garré; al ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro; al jefe de la Policía Federal, comisario general Enrique Capdevila, y al jefe de la Policía Metropolitana, Horacio Giménez.
En el Ministerio de Seguridad porteño desmintieron la falta de coordinación con la Federal y afirmaron que hay reuniones periódicas.
«Bajo el concepto común de una actividad policial respetuosa, profesional y democrática, los uniformados deben evitar el uso de la fuerza si ésta no es claramente necesaria», se sostiene en el informe.
En la radiografía sobre el trabajo de las fuerzas de seguridad, firmado por la defensora del pueblo porteña, Alicia Pierini, se analizó el accionar de los uniformados en los casos de violencia policial con uso de la «fuerza letal», en los desalojos del espacio público y en los operativos durante protestas sociales.
«Todavía estamos ante problemas importantes de un accionar policial violento. Existen casos donde los uniformados se han excedido en la utilización de la fuerza represiva», afirma a LA NACION Pierini.
En uno de los apartados del informe, titulado «Casos graves», se enumeran procedimientos policiales en los que los uniformados mataron o hirieron de gravedad a otras personas.
Uno de los hechos nombrados en el estudio fue protagonizado por Enzo Alvarez, un agente de la Policía Metropolitana que mató a Bruno Papa, un joven que le había robado un bolso. El hecho ocurrió el 8 de septiembre del año pasado.
Según la instrucción de la causa, hecha por el fiscal de instrucción Sandro Abraldes, el policía primero disparó mientras perseguía al delincuente. Después, con la ayuda de dos personas, lo redujo y lo dejó en el piso boca arriba. A una distancia de 50 centímetros, volvió a efectuar un disparo con su pistola semiautomática nueve milímetros. El proyectil ingresó por el rostro y salió por la cabeza. Las heridas en el cráneo y en el cerebro provocaron la muerte del ladrón. Abraldes solicitó que el agente de la Policía Metropolitana sea sometido a juicio.
Otro de los hechos resaltados por Pierini y su equipo es la muerte de Stefano Tapia, que falleció después de recibir un balazo en el estómago cuando el Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF) de la Policía Federal hizo un allanamiento en el barrio Mitre, en Saavedra.
También hay un apartado para el operativo que hicieron el 25 de enero pasado agentes de la Policía Federal para dar con Facundo Reyes, que eludió un control vehicular cuando conducía una moto Honda XR 600. El joven fue detenido herido en el barrio de Santa Rita.
«Subieron y me tiraron la casa abajo; acá no hubo orden judicial», dijo Ezequiel, el hermano de Reyes.
«Se pone en evidencia la necesidad de avanzar en el análisis del uso de la fuerza por parte del personal policial, estudiar las herramientas normativas, fortalecer las capacitaciones dadas, generar información sistemática, válida y confiable sobre el uso de la fuerza policial», se sostiene en el informe.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1474672-fuertes-criticas-por-el-uso-excesivo-de-fuerza-publica