Gabriela Vázquez dice que tiene imágenes de su niñez en la que visitaba con su papá, un médico socialista, a Alicia Moreau de Justo. Se le mezclan los recuerdos y lo que le contaron. En una de esas alquimias se ve jugando con ella. En otras puede ver aquella mujer a la que admiró en una cama de hospital, bromeándole a su padre. “¿Hoy vino solo no? Ah, nooo”, decía como quien juega a que descubre a la niña escondida. “Esa chica sí que pisa fuerte”, vaticinaba.

A los 51 años, Vázquez es jueza laboral, tiene una larga historia de militancia en la lista Celeste en la Asociación de Magistrados –la más progresista, dentro de lo que ese concepto puede significar en el mundo judicial– y en las costumbres de la familia judicial se muestra más conservadora que reformista. Se despega de Justicia Legítima y afirma que no hace falta democratizar la Justicia.

Dice que sólo no milita partidariamente porque como jueza está impedida. “Mi papá pasó del socialismo al peronismo y yo de chica lo acompañaba a todas partes. Estaban en la CGT de los Argentinos.” Estaba convencida de que quería ser la primera mujer en presidir el Consejo de la Magistratura. Ayer, en el primer plenario, cuenta, se sintió un poco atacada como tal. Por eso dijo: “No les voy a permitir como primera presidenta mujer que pongan obstáculos a través de triquiñuelas paralicen el Consejo”. “Me pareció que me subestimaban, como mujer, rubia, menudita”, dice de sí misma, ya de noche, quejándose de un gran agotamiento.

“Luis Cabral me sobraba, por momentos se hacía el dormido cuando yo hablaba. No quiere que yo haga una buena presidencia, no está contento con mi designación, quería ser él presidente”, regaña “Quiere manejar los recursos con gente que le responde. Para mí es básico poder administrar de manera transparente los recursos del Poder Judicial”, insiste. Cabral es su oponente en la Asociación de Magistrados.

–Como presidenta mujer, ¿qué le puede aportar de novedoso al Consejo?

–Soy la primera y somos dos mujeres en todo el organismo. Voy a impulsar la formación en trata de personas y género para los jueces en todo el país y también en la inversión de todo lo que necesitan los juzgados para abordar por ejemplo la trata, como las cámaras Gesell. Quiero hacer una evaluación de los reglamentos de acceso a los cargos desde la perspectiva de género. Y revisar la cuestión de los cuidados: las mujeres seguimos siendo las que cuidamos de los niños y a toda la familia, y eso hace probable que se proyecte en los concursos, donde los reglamentos se exigen diez puntos para doctorado, diez para docencia, diez para libros, cosas difíciles para una mujer en edad reproductiva. Todavía no se ha democratizado hacia adentro del Poder Judicial en la cuestión de los cuidados.

–¿Qué significa para usted que sólo la haya votado para presidenta el kirchnerismo, sin otros jueces ni abogados, ni radicales?

–No importa quién me votó. Yo evalué que para cumplir las promesas que hice en la campaña, necesito ser presidenta. Propuse a Leónidas Moldes como vice y no quiso.

–Dijo que había un acuerdo político del que no participó, ¿los jueces no hacen política?

–Los jueces no hacen política partidaria. Pero sí ejercemos la jurisdicción y aplicamos políticas. Políticas públicas y de Estado. En el Consejo hay que hacer políticas de consenso. Yo prometí tres objetivos esenciales y los quiero cumplir: una administración guiada por austeridad y transparencia; la selección de jueces en tiempos breves, y me gustaría que no duren más de seis meses los expedientes contra jueces y que se desestimen las denuncias por el contenido de las sentencias.

–¿Usted se imagina votando con el kirchnerismo y evitando los históricos empates?

–Voy a votar siempre lo que concuerde con mis convicciones. No creo que se vaya a empantanar el Consejo y voy a hacer todo lo posible para que eso no suceda.

–¿Le hubiera gustado una reforma del organismo?

–Claramente no. De hecho, acompañé la demanda de la Asociación de Magistrados que cuestionó la validez constitucional de la ley.

–¿Qué falta para democratizar la Justicia?

–La Justicia ya es uno de los tres poderes previstos en la Constitución y no me parece que le falte nada para democratizarla.

–En su campaña dijo que las declaraciones juradas de los jueces no deben ser públicas. ¿Por qué?

–Los jueces a veces tienen funciones peligrosas por lo que investigan y no pueden estar sobreexpuestos. A su vez, si alguien fundamenta su solicitud de ver una declaración el sistema funcionó y da acceso a las declaraciones juradas.

–¿Cuál es su relación con Justicia Legítima?

–No pertenezco a la organización, pertenezco a un espacio de la asociación que es la lista Celeste.

–¿Qué hará para evitar fraudes en la selección de jueces?

–Trabajar como presidenta de manera concreta a intensa al igual que lo he hecho toda mi vida como jueza.

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