La jueza de Instrucción Nº 5, María Luisa Pérez Vara, dispuso que la Gendarmería Nacional realice pericias y tareas preventivas en un caso donde 15 jefes policiales de Rosario aparecen denunciados por situaciones vinculadas a tráfico de drogas y robo de automotores. Los policías están sospechados de incumplimiento de los deberes de funcionario público y enriquecimiento ilícito.
La decisión fue adoptada en el marco de la causa que se investiga a 15 oficiales a partir de una denuncia anónima presentada hace dos meses en la Fiscalía de Cámaras de Rosario. El escrito vincula a algunos de ellos en situaciones oscuras sobre dos crímenes que no han sido esclarecidos: el del suboficial Carlos Honores y el de Carlos Fajardo, ambos relacionados con cuestiones de drogas.
La Dirección de Asuntos Internos realizará la pesquisa de la cuestión administrativa, es decir si los uniformados informaron en las declaraciones juradas que elevaron al gobierno provincial y a la Administración Federal de Ingresos Públicos los bienes que poseen y, si pueden justificar, que fueron adquiridos con sus ingresos.
Primera medida. Por orden de Pérez Vara, la policía allanó días atrás la casa de D.H. en Teniente Agneta al 1400. Pero en el procedimiento —supervisado por el fiscal Nº3, Carlos Cobani— no fue localizado el dueño de casa, que hasta anoche continuaba prófugo. D. H. se dedica a la compra y venta de vehículos y su nombre aparece en la denuncia anónima vinculado con los homicidios de Honores y Fajardo.
■»Encontramos las patentes y las pólizas de seguros de una camioneta y un auto, pero todavía no sabemos si (los vehículos) son robados o de testaferros», explicó Cobani.
El sargento ayudante Honores —trabajaba en la sección Sustracción de Automotores— fue baleado el 5 de enero pasado, cerca del cruce de Circunvalación y 27 de Febrero, y falleció tres días después en el Hospital de Emergencias. Diez días antes, el 26 de diciembre pasado fue hallado muerto Fajardo, de 36 años. Su cuerpo, con dos disparos en la cabeza y las manos atadas, estaba escondido en el baúl de su auto estacionado sobre la ruta 9 en Carcarañá. En su momento trascendió que este hombre era un comerciante, pero en el escrito que llegó a manos de la Justicia lo vinculan con el tráfico de drogas.
