Se realizó ayer un simulacro de un debate oral en el que los ciudadanos son quienes deben juzgar a los acusados. La modalidad es utilizada en todo el mundo. La innovadora experiencia realizada en el marco de un Concurso de Litigación cuya sede fue la Universidad Nacional del Nordeste (Unne).
Se realizó ayer el primer juicio por jurados en Corrientes y aunque sólo fue un simulacro, 50 ciudadanos pugnaron por participar de la innovadora experiencia realizada en el marco de un Concurso de Litiga-ción cuya sede fue la Uni-versidad Nacional del Nor-deste (Unne). El mecanismo judicial establecido en el nuevo Código Procesal Pe-nal, que espera la aprobación de Diputados, promete «democratizar la Justicia penal y devolver al pueblo el derecho de juzgar».
Pese a la expectativa, sólo 12 fueron los ciudadanos predilectos que, a través de un sorteo, integraron el cuerpo de jurados. El juicio fue la etapa final del IV Concurso de Litigación que realiza anualmente el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Políticas y Sociales (Inecip). En esta oportunidad, la Unne fue sede y compitieron 8 universidades de todo el país; entre las que se destacaron Córdoba, Mar del Plata, Formosa (ver más página 5).
«La idea es que la ciudadanía pueda entender en qué consiste un juicio por jurados», dijo a El Litoral la jueza Gabriela Aromí De Sommer, una de las organizadoras.
«Se busca especialmente que la gente se involucre en las cuestiones judiciales, ma-yor participación ciudadana», agregó y explicó que «só-lo Argentina y Africa no tienen juicios por jurados».
El simulacro se realizó en la Legislatura por 2 cuestiones. Fue ahí donde se llevó a cabo el primer juicio oral en 1971 y también se buscó po-ner un poco de presión a los diputados que deben tratar el nuevo Código Procesal Pe-nal.
Los 12 ciudadanos electos fueron capacitados en lo que consistía el proceso y si bien la condición para estar en el estrado fue no ser estudiante de Derecho, abogado o em-pleado judicial; eso no se respetó. Al menos 2 estudiantes de abogacía participaron. «Los ciudadanos no necesitan tener conocimientos de Derecho para ser jurado.
Son cuestiones de la realidad cotidiana y deben poder responder, a través de las pruebas y los testigos, 2 cuestiones: ¿El hecho existió?; ¿El acusado es culpable? Na-da más», detalló Aromí De Sommer.
En la actualidad es el juez quien responde estas preguntas.
En este tipo de juicios no se tiene contacto con el expediente, ni siquiera los jueces. Las pruebas están a la vista y la capacidad de expresarse tanto de fiscales como defensores cobra protagonismo.
«La oralidad es la única ma-nera de ganar celeridad en la Justicia», aseguraron ayer en medio del debate, que fue calificado de exitoso.
Pese a la expectativa, sólo 12 fueron los ciudadanos predilectos que, a través de un sorteo, integraron el cuerpo de jurados. El juicio fue la etapa final del IV Concurso de Litigación que realiza anualmente el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Políticas y Sociales (Inecip). En esta oportunidad, la Unne fue sede y compitieron 8 universidades de todo el país; entre las que se destacaron Córdoba, Mar del Plata, Formosa (ver más página 5).
«La idea es que la ciudadanía pueda entender en qué consiste un juicio por jurados», dijo a El Litoral la jueza Gabriela Aromí De Sommer, una de las organizadoras.
«Se busca especialmente que la gente se involucre en las cuestiones judiciales, ma-yor participación ciudadana», agregó y explicó que «só-lo Argentina y Africa no tienen juicios por jurados».
El simulacro se realizó en la Legislatura por 2 cuestiones. Fue ahí donde se llevó a cabo el primer juicio oral en 1971 y también se buscó po-ner un poco de presión a los diputados que deben tratar el nuevo Código Procesal Pe-nal.
Los 12 ciudadanos electos fueron capacitados en lo que consistía el proceso y si bien la condición para estar en el estrado fue no ser estudiante de Derecho, abogado o em-pleado judicial; eso no se respetó. Al menos 2 estudiantes de abogacía participaron. «Los ciudadanos no necesitan tener conocimientos de Derecho para ser jurado.
Son cuestiones de la realidad cotidiana y deben poder responder, a través de las pruebas y los testigos, 2 cuestiones: ¿El hecho existió?; ¿El acusado es culpable? Na-da más», detalló Aromí De Sommer.
En la actualidad es el juez quien responde estas preguntas.
En este tipo de juicios no se tiene contacto con el expediente, ni siquiera los jueces. Las pruebas están a la vista y la capacidad de expresarse tanto de fiscales como defensores cobra protagonismo.
«La oralidad es la única ma-nera de ganar celeridad en la Justicia», aseguraron ayer en medio del debate, que fue calificado de exitoso.