Mientras el juez federal Carlos Vera Barros denegó la excarcelación del ex jefe de la policía de Santa Fe Hugo Tognoli, quedó confirmado el intercambio de mensajes de texto en el que un comisario mayor le indicó a la dueña de un cabaret que los narcos de Villa Cañás arreglaban con Tognoli, por 30.000 pesos mensuales. Página/12 pudo confirmar, por ambas partes, que el intercambio de mensajes de texto existió y que la información transmitida por el comisario mayor se basó no sólo en la versión de que Tognoli cobraba 30.000 pesos, sino también en que fue desplazado el jefe de la Brigada porque estaba investigando a un narco de esa zona, Carlos Ascaini, que –supuestamente– tenía el arreglo hecho con Tognoli. Hace unos meses, Ascaini fue detenido con apenas un kilo de cocaína, cuando era conocido que los dealers pasaban por su domicilio para retirar la droga y se movían cantidades importantes.
La fiscal federal Liliana Bettiolo se opuso a la excarcelación de Tognoli y el juez decidió que seguirá preso, como mínimo, otros ocho días hábiles por connivencia con el narcotráfico. El magistrado consideró que existe peligro de fuga.
Según el informe que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) entregó a la fiscal Bettiolo, una de las evidencias contra Tognoli es que cuando la PSA seguía a Ascaini, fuentes policiales se lo advirtieron. Esto fue declarado por el propio Ascaini según consigna la PSA. La averiguación sobre la patente de los vehículos fue hecha con el código y la clave personal de Tognoli. El ahora detenido jefe asegura que él no hizo la consulta al Registro de Propiedad Automotor, sino que le dio su código y clave personal a un jefe de la comisaría de Villa Cañás, Alberto “Beto” Fernández, que fue el que habría hecho la consulta y, supuestamente, avisó a Ascaini. Desde la cárcel, éste hizo llegar a este diario una desmentida sobre su papel en la venta de drogas y sus arreglos con los jefes policiales, aunque todavía no dio precisiones.
Las cosas igualmente encajan con el mensaje de texto que le envió el comisario mayor Oscar Ledesma a Nilda Luque. El comisario mayor –uno de los grados más altos de la policía santafesina– admitió ante este diario que envió el mensaje de texto en el cual señala que el entonces jefe de Drogas Peligrosas, Hugo Tognoli, luego jefe de la policía de Santa Fe, era con quien había que arreglar todo lo que tenía que ver con la venta de estupefacientes. Y que la tarifa era de 30.000 pesos. Además mencionó a Ascaini como distribuidor. Ledesma aduce que ésa era la versión que corría, pero que él no la investigó. Sin embargo, que haya transmitido esa versión no es un dato menor: no se trata de un vecino que lo escuchó en un comercio de la esquina, sino de un comisario mayor. Según manifestó el ahora retirado Ledesma, otro de los elementos que se sumaban a las sospechas contra Tognoli es que siendo jefe de Drogas Peligrosas removió al jefe de la Brigada (comisario Fabián Armúa) porque éste empezó a investigar a Ascaini.
Del otro lado del celular estaba Nilda Luque, dueña del cabaret Star Tree, de Venado Tuerto. La mujer era investigada en una causa por trata de mujeres, en la que se le dictó una falta de mérito en primera instancia porque las mujeres que trabajaban allí –principalmente de Paraguay y Puerto Rico– declararon que no eran coaccionadas. El fiscal apeló la decisión y el caso está a resolución de la Cámara Federal, según señaló el abogado de Luque, Antonio Di Benedetto.
Luque, según le dijeron a este diario sus allegados, tiene una hija con problemas de adicción y pensó en denunciar a quienes vendían drogas. Por eso se puso en contacto con el comisario mayor Ledesma, quien respondió que, según lo que sabía, los arreglos para vender estupefacientes se hacían directamente con Tognoli.
Ledesma manifiesta que el crecimiento económico de Ascaini era notorio, su actividad de distribuidor de drogas era conocida en Villa Cañás y –siempre según la versión del comisario– el rumor era que podía operar porque tenía el arreglo hecho con Tognoli. Esto es lo que transmitió en el mensaje.
Muy en línea con este diagnóstico, el intendente de Venado Tuerto, José Freyre, venía denunciando la connivencia entre narcos y policías. Y no sólo él: también lo hizo en su momento el fiscal de Venado Tuerto, Eduardo Lago. Freyre denunció en agosto que fue amenazado y el fiscal contó que lo llamaron para que cuidara a sus hijas porque les iba a pasar algo. Lago directamente apuntó a la Brigada de Drogas Peligrosas de Venado Tuerto como el foco de las amenazas. Allí desembarcó el subcomisario Alejandro Druetta quien, curiosamente, detuvo a Ascaini con un kilo de cocaína, volumen irrisorio para las cantidades que –de acuerdo con lo que mencionan el comisario mayor y el intendente– manejaba. También fue detenido otro narco, Aldo Orozco, alias Totola, a quien igualmente se le encontró un kilo de cocaína. El procedimiento fue anulado por la Justicia. No está claro si lo que hubo es lo que denominan en el mundo policial “un blanqueo”, que consiste en detener a los narcos más quemados y si Orozco hizo valer razones de peso para que anularan el procedimiento. Tanto Freyre como el fiscal Lago apuntan a Tognoli en el sentido de que la connivencia ya había sido denunciada varias veces.
fuente http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-206329-2012-10-25.html