En un castigo sin precedentes en ese país para este tipo de acusaciones, Mahmoud Shokraye había graficado la interferencia de la política en el deporte
En Irán, donde la tolerancia a la crítica de las autoridades se reduce día a día, el diputado Ahmad Lotfí Ashtianí consideró insultante la caricatura y denunció a su autor, pero lo sorprendente fue que la Justicia admitió el caso y condenó al dibujante a 25 latigazos.
«Este veredicto es una amenaza directa a todos y cada uno de los caricaturistas que trabajan dentro de Irán. A partir de ahora, si esta sentencia no se anula, cualquier funcionario podrá demandar a los dibujantes por plasmarlos en una viñeta«, afirmó Nikahang Kowsar en declaraciones al diario The Guardian.
De hecho, Kowsar se encuentra en este momento exiliado en Canadá, después de que su caricatura de un clérigo representado como un cocodrilo lo llevara a pasar seis días en la cárcel, en el año 2000.
Con motivo del reciente Día Mundial de la Libertad de Prensa, dos de las más prestigiosas organizaciones internacionales de defensa de la libertad de expresión, Reporteros Sin Fronteras y el Comité para la Protección de los Periodistas, denunciaron la penosa situación de Irán. No solo ocupa el cuarto puesto mundial de los países con mayor censura, sino que es el que tiene el mayor número de informadores y blogueros encarcelados, por encima del medio centenar.