El auto desde el que un policía baleó al jugador de fútbol Lautaro Bugatto fue entregado a la familia del sospechoso de forma irregular. Esto podría entorpecer la investigación, en la que ya se tiene una certeza: a pesar de que imputado dijo querer evitar un robo, nadie más que él disparó y ni siquiera se pudo comprobar la existencia de los ladrones.
El 6 de mayo a las tres de la madrugada sonaron siete balazos en el barrio El Gaucho, de Burzaco. Uno de ellos llegó a la espalda de Lautaro Bugatto, jugador juvenil de Banfield, y le quitó la vida. Las primeras versiones indicaron que había sido un cruce de disparos entre policías y ladrones. Ayer, los peritos determinaron que la única arma en el hecho pertenecía a Damián Benítez, agente dela Bonaerense 2 que a esa hora viajaba en un Renault 12 junto a su mujer.
Unas horas después del hecho, el auto estaba en manos de la familia del principal sospechoso. “El Renault 12 en el que viajaba el imputado”, explicó a Cosecha Roja Lucio De la Rosa, abogado de la familia de la víctima, “estuvo en poder de su concubina en las 24 horas siguientes al hecho. No sabemos qué pasó con ese auto, qué le pudieron hacer, pues se lo entregaron a ella con firmas oficiales y esto es claramente una irregularidad”.
Lautaro, de 20 años, iba a una fiesta con dos amigos. Cerró la puerta de su casa y al intentar subirse al Peugeot 206, cayó al suelo. Lo llevaron a una clínica y no dejaron ir al presunto responsable, un policía vestido de civil. Al día siguiente, a las 14:20, Benítez, imputado oficialmente por homicidio simple con dolo eventual, declaró en la Unidad de Instrucción Fiscal N.º 5, de Lomas de Zamora, que había disparado contra dos ladrones para evitar que a su hija le robaran una moto. Según su versión, él y su mujer acompañaban desde el auto a la chica de 17 años.
La historia comenzó a desmadejarse cuando el fiscal Juan José Vaello dio los resultados de las pericias iniciales: primero, que la bala que le perforó el pulmón al futbolista salió de un arma oficial. Segundo, que todos los casquillos hallados en la zona pertenecían a esa misma arma, es decir que la única pistola en uso era la del imputado. Si hubo ladrones, lo que tampoco se ha comprobado, pues no se ha podido identificarlos, ellos no accionaron armas.
“El policía disparó sin que la amenaza hubiera sido de igual a igual”, dijo a Cosecha Roja Gonzalo Bugatto, hermano del fallecido. “Lo de mi hermano trascendió porque era futbolista, pero el día en que fue asesinado pasó lo mismo con un chico de Mendoza, antes había pasado en Rosario y en José León Suárez. Estos casos casi siempre tienen como víctimas a gente humilde a la que pueden involucrar fácilmente sin que pueda defenderse”.