Dijo que Sartor y Mendioroz le pidieron «mover el expediente» para mantener «entretenido» a Ulises González durante la campaña electoral del 2007. El juez se defendió ayer en otra maratónica jornada del jury que evalúa su presunto mal desempeño en la investigación del primer triple crimen de Cipolletti. También denunció al juez sumariante.
ROCA.- El juez Pablo Iribarren, quien enfrentó ayer su segundo día del juicio político por presunto mal desempeño en la investigación del primer triple crimen de Cipolletti, cargó contra todos. Acusó a funcionarios radicales de haberlo presionado para «mover» el expediente, al juez que formuló su sumario por haber «falseado» acusaciones (ver aparte) y a la Procuradora Liliana Piccinini por no haber impulsado investigaciones del desempeño de otro magistrado por dos graves irregularidades descubiertas a raíz de su investigación.

«A fines de 2006 yo estaba en el viejo edificio de la Administración del Poder Judicial y estaba sesionando el Consejo de la Magistratura. Aparecen Sartor (Daniel) y Bautista Mendioroz (por entonces legisladores radicales) y me saludan muy amablemente. (…) Me llevan a un despacho que vacío y ahí me dicen: ‘Mirá, Pablo, los González insisten en que hay más involucrados y que la causa está parada… queremos que se empiece a mover el expediente ¿vos podés hacer algo?. Tenemos que neutralizar a González porque se vienen las elecciones (en alusión a las de mayo de 2007) y hay que mantenerlo entretenido para que este tema (del triple crimen) no sea tema en los medios’. Yo les respondí que había perdido toda legitimidad y credibilidad como juez de la causa después del informe de la Comisión Legislativa… entonces les sugerí que formen una comisión de fiscales independientes (…) y la respuesta fue ‘¡Ah, me encantó! Mañana vamos a ver a la Procuradora (Piccinini) y la convencemos’ (…) Y al poco tiempo salió la resolución de la Procuradora sobre la necesidad de una investigación paralela y formando la comisión de fiscales».

Iribarren afirmó que a aquel diálogo «surrealista» le siguió «el colmo»: que esa comisión «después de meses de investigación concluye que todas las líneas investigativas posibles habían sido seguidas y que no se hallaron testigos para abrir otras hipótesis».

También acusó a Víctor Cufré, ex jefe de Policía quien por entonces era sólo comisario, de haber participado del montaje de un chivo expiatorio que incluyó un intento de asesinato. Se refirió así al caso de Sepúlveda, el hombre de la zona de hornos de Cipolletti que se cruzó a tiros con el policía Railén la misma mañana del hallazgo de los cadáveres. Dijo que aquellos policías que fueron a buscarlo como sospechoso del triple crimen, a raíz de un llamado anónimo, «directamente lo quisieron matar… entraron a las patadas y a los tiros». Como Railén resultó baleado, se inició una causa por tentativa de homicidio y se imputó a Sepúlveda, «pero enseguida quedó en evidencia que era un perejil, que fue un allanamiento ilegítimo en su tapera con la intención de matarlo y hacerlo pasar por el asesino de las chicas. Es más, ahí supimos que Cufré andaba diciendo que tuvieron que armar lo de la llamada anónima pero como Sepúlveda no se había muerto se les había caído la estantería». Entonces Sepúlveda denunció a Railén por tentativa de homicidio y «esa causa, que recayó en el juzgado 8 (a cargo del juez Juan Torres, recientemente jubilado) nunca prosperó».

Y apuntando hacia el mismo juez reprochó que «la Procuradora me cuestiona que perdí tiempo y afecté personal a investigar la causa Janet Opazo (asesinada en Cipolletti en 1993) pero gracias a eso pudimos descubrir que la bala que la mató era del mismo revólver que usó Kielmasz en el triple crimen…». Sin embargo, Kielmasz nunca fue condenado por la causa Opazo. El juez Torres le dictó el procesamiento y prisión preventiva a raíz de aquel aporte de Iribarren, pero la Cámara lo revocó «porque presentó dos pericias balísticas contradictorias». Tras eso «el juez le dictó una falta de mérito y finalmente lo sobresee».

Cuando la causa Opazo llegó al Superior Tribunal de Justicia «se reconoció el error judicial pero el caso ya estaba cerrado, el sobreseimiento era cosa juzgada», explicó Iribarren. «Sin embargo a él nunca le hicieron escraches ni manifestaciones de familiares del dolor… ni siquiera fue acusado por la Procuración ni por el Consejo de la Magistratura por la mala praxis, aunque había un error judicial reconocido por el Superior Tribunal… y aún así tengo hoy que estar contestando a esta imputación que me dice que mi investigación fue inútil. Capaz que por ser los familiares de Opazo gente de muy bajos recursos y de un país vecino no les importó tanto…», aseveró Iribarren. (Redacción Central)

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