Un cambio profundo en la justicia 

El Dr. De olazábal dijo que se esperaba un cambio profundo en la justicia de Santa Fe. “Teníamos un código que respondía a un esquema de más de 200 años y algunos afirman que de 600 años en el mundo, donde lo que importaba era asegurar que la gente no delinquiera pero no porque le hacía mal a otra persona, sino porque desobedecía al soberano. Y eso llevaba a que la víctima no fuera tenida en cuenta. De hecho, con el viejo código, cuando una víctima se acercaba a los tribunales nadie sabía cómo tratarla”, comienza explicando el porqué del cambio de código en la provincia.

Frente a esa situación y a muchas otras, el caso del Código Procesal Penal de la provincia de Santa Fe había llegado a la Corte Suprema de la Nación y ésta había dictado dos resoluciones “en la que ya nos advertía: “este procedimiento tan abiertamente anticonstitucional se lo pudo tolerar porque las circunstancias históricas no estaban dadas, pero ahora ya no”, subrayó De Olazábal.

Cómo recuperar la confianza en la justicia

Según el fiscal general de la provincia, la administración de justicia del viejo código estaba “haciendo agua por todas partes” porque la gente había perdido confianza y sigue sin tenerla. “Ningún sistema político y de justicia puede andar si no tiene un mínimo de confianza de la población”, señaló.

“Nos enseñaban nuestras maestras, que el 25 de mayo de 1810 el pueblo estaba afuera del cabildo de Buenos Aires gritando: “El pueblo quiere saber de qué se trata”. Esa expresión se manifestó en nuestra Constitución estableciendo una República, es decir que todos los actos de gobierno deben ser públicos. El Poder Judicial es uno de los cuerpos de gobierno y sus actos deben ser públicos. Sin embargo nosotros teníamos una forma de enjuiciamiento que no tenía nada de público. Porque era escrito, nadie iba a ir a leer esos “mamotretos” de ocho o diez tomos, las audiencias eran en privado (por más que se decían públicas), entonces si una persona decía tener interés en lo que pasaba, no había forma. Ese es uno de los temas que influyó en la pérdida de confianza”, explicó De Olazábal  y siguió, “además en la facultad, cuando nosotros estudiábamos, nadie lo decía, pero terminábamos usando un lenguaje difícil, cuanto más difícil mejor, si uno podía hablar en latín o alemán era mejor aún. El sistema durante mucho tiempo funcionó porque antes la gente confiaba en la administración, en la autoridad porque sí, pero eso entró en crisis”.

Para el fiscal general era necesario el cambio por un Código que fuera transparente, que la gente pudiera ver lo que ocurre. “Invitamos a la gente a entrar, con audiencias públicas. Pero para que la gente pueda entender qué es lo que está ocurriendo en esa audiencia, todo tiene que ser oral. Y que todos los que están presentes en la audiencia deben manejarse con la palabra oral. Y se agregó algo importante: había que ordenar la forma del juicio”, señaló De Olazábal.

“El juicio es una lucha y cuando uno mira una, puede ser una lucha desorganizada u organizada. Si vamos a ver un partido de fútbol queremos que sea ordenado, que los equipos se luzcan. Pero tiene que haber un réferi, que no esté del lado de ninguno de los equipos pero tiene que hace cumplir las reglas del juego. Eso no estaba en el viejo código, porque los jueces tenían en mandato de meterse en búsqueda de la verdad y es como decirle a un árbitro que se meta en la lucha”, dijo el fiscal, explicando con metáforas lo que es un juicio.

“Por eso se establece que el juicio tiene que ser con un juez absolutamente imparcial, así como el árbitro tiene que ser imparcial. Tiene que haber un equipo que ataque, ese es el fiscal, es el malo de la película, es el que tiene que tratar de buscar la verdad, de hacer un gol a la defensa. Pero por el otro lado, está la defensa que se tiene que oponer y tratar de resistir. De lo que resulte, de los goles que se puedan hacer los unos a los otros, es que el juez va a sacar su conclusión y va a decir quién tiene la razón. En resumida cuenta, éste es el procedimiento que estamos tratando de implementar”, enfatizó.

“No podían convivir los dos códigos a la vez. Lo que había que hacer era trazar un corte, de aquí para atrás las causas viejas se siguen manejando con el código viejo y de aquí para adelante con el código nuevo. No es la situación ideal porque de acuerdo  al principio de igualdad ante la ley, todos deben ser juzgados bajo el mismo código. Pero se llegó a esta decisión y el 10 de febrero de 2014 entra el nuevo sistema”.

Cómo fue el primer año

Una de las críticas que le hacíamos al viejo código era que no le prestaba atención a la víctima. El delito, en definitiva, es un conflicto que tiene al que lesionó a una persona y el que resultó lesionado y es lo que dice el código penal, causarle un daño a otro. Entonces lo primero que hay que hacer es tratar de solucionarle el problema a la víctima”, dijo De Olazábal.

“Si voy por la calle y veo un accidente de tránsito, lo primero que hago es salir corriendo tratando de socorrer a la víctima, no se nos ocurre decir que nadie toque nada hasta que llegue el juez o el fiscal”, agregó. “Además hay que preguntarle a la víctima cómo podemos solucionarle el conflicto, hay muchos casos que no tienen solución como una muerte, una violación pero hay otros casos que sí”.

El nuevo código establece que algunos casos, más sencillos, pueden llegar a tener solución  sin llegar a un juicio con condena. Lo que establece son “salidas alternativas”, explica De Olazábal, “que son la mediación, el juicio abreviado, los arreglos… y estos casos son los que van solucionando cantidad importante de casos. Por eso es verdad que no hay un abultado número de causas que hayan llegado a juicio, porque la mayoría se está resolviendo por esta otra vía”, dijo.

La importancia de la mediación 

“En cuanto a la mediación sabemos que no alcanza, tenemos que seguir creando mediadores. Por suerte, en los mediadores tenemos la posibilidad de acudir a otras instituciones que tienen mediadores como la Defensoría del Pueblo, las universidades, los Colegios de Abogados. No es lo ideal pero podemos llegar a encontrar una solución”, señaló el fiscal general.

“Si uno mira el sistema norteamericano, como sabemos se manejan muchísimo por el eficientismo, pero en éste, a juicio pleno solamente llega el 1,5% de los casos denunciados, los demás son resueltos por la vía alternativa. Porque hay “negocio jurídico” en el buen sentido, entre el imputado y la víctima”, explicó el fiscal con un caso del derecho comparado.

Además explicó que “apenas se puso en funcionamiento este nuevo sistema hubo en Santo Tomé un caso, en que a un comerciante le rompieron la vidriera de su negocio y le robaron algo. El muchacho que había cometido el hecho fue detenido a las pocas cuadras pero se intentó una mediación. Y el que lo intentó fue un fiscal que había sido alumno mío y que me había oído hablar de esto.  Luego, me pide una audiencia porque me quería contar algo. Me dijo “yo no puedo creer lo que pasó. Cuando yo lo escuchaba a Ud. en la facultad hablando de que algunos conflictos son posible solucionarlos por otra vía yo no terminaba de creerlo”, me dijo, y siguió: “Se sentaron el comerciante, que había sido la víctima y el muchacho que había sido el autor del delito y el papá de ese muchacho. Y este muchacho primero empezó a pedirle disculpas, después se puso a llorar y en un determinado momento, la víctima del delito, lo tomó de la mano y le dijo “Quedate tranquilo, ya vamos a solucionar el problema”, cuando él había sido la víctima. Qué quiere decir esto, que todavía somos seres humanos, todavía podemos relacionarnos entre nosotros”, dijo De Olazábal.

“Obviamente que esto no podemos hacerlo ni con un homicidio ni con un robo con arma ni con una violación. Pero sí podemos atender algunos casos y darles solución para ocuparnos entonces de los casos más graves”.

Sobre la cárcel 

El fiscal general Julio De Olazábal habló sobre la cárcel. “Todos hablamos de la cárcel y todos decimos que debería servir para reeducar al delincuente. Sin embargo, todos sabemos que la cárcel se termina transformando en una escuela de delincuentes. Y esto no es sólo un problema argentino, pasa en todas partes, porque la cárcel es todo lo contrario de lo que uno puede imaginar para educar a alguien. Porque cuando nos educaron a nosotros, nuestros padres o nuestros maestros no lo hicieron encerrándonos, porque hubiéramos sido todos unos rebeldes. Nos fueron convenciendo, no nos metieron un injerto de valores sino que los fuimos viendo, los fuimos imitando. Y la cárcel no es eso, desgraciadamente, lástima que  no le encontramos un sustituto”, dijo.

De Olazábal continuó explicando el problema de la cárcel y dijo que “algunos estudiosos del tema señalan lo siguiente: tratar de enseñar en la cárcel es como tratar de enseñar a andar en bicicleta dentro de un ascensor. Cómo aprendimos nosotros, ¿Estudiando la teoría de la bicicleta? No. Si hubiéramos estudiado la teoría de la bicicleta seríamos todos unos profundos idiotas y ninguno sabría andar en bicicleta porque no sabría cómo lograr ese equilibrio que hemos logrado con la práctica”.

“El problema de la cárcel es que trata de educar para vivir en sociedad pero ellos no están en sociedad. Ese es el problema profundo de la cárcel. Cómo romper ese paradigma es extremadamente difícil. Las sociedades más evolucionadas, estamos hablando de Suecia, de Noruega lo que hacen es tratar de reducir al máximo el encarcelamiento”.

En este sentido, De Olazábal  esbozó algunas ideas y dijo que “a largo plazo, la idea tiene que ser tratar de reducir la cárcel y aplicar otros sustitutos. Y a la cárcel dejarla para aquellos casos en que nosotros sabemos que no hay ninguna solución. Es en definitiva lo que yo creo, y hacemos en nuestra casa cuando educamos a nuestros hijos, no estamos permanentemente castigándolos cuando se equivocan, tratamos de hacerlos comprender y dejamos el castigo para casos extremos. Es un camino muy difícil”.

Hay dos problemas, uno de la cárcel y otro de nosotros como sociedad

“En la cárcel trabaja el buen preso pero debería trabajar el mal preso para que aprenda. Pero no se administra de esa manera. Y el otro problema es más de nuestra sociedad, porque qué pasaría si yo necesito un  gasista y llega y me dice pero mire que yo tengo un antecedente penal, yo creo que no lo dejo entrar a la casa”, dijo De Olazábal.

“Es muy complejo esto, no es que no tenga salida, pero el problema de la cárcel es la cárcel”, sentenció.

El poder que tienen los fiscales

El Dr. Julio De Olazábal explicó cuál es la tarea que tienen los fiscales en el nuevo sistema. “Antes sí, un juez de instrucción podía dejar detenido a alguien 8 meses, con toda tranquilidad. Ahora los fiscales pueden dejar detenida una persona por 48 horas y lo tiene que presentar ante el juez. Y es el juez el que decide en todo caso”. Pero, para entender mejor, De Olazábal continuó con la explicación: “volvamos al ejemplo del partido de fútbol. Alguien tiene que ser el que ponga en juego la pelota y el que ataque, había que darle la posibilidad a alguien y le estamos dando al fiscal esa chance de poner en juego la pelota. Al darle esta posibilidad le estamos dando una chance mayor que al que tiene que defender y  puede ser que logre hacer un gol rápidamente. Entonces lo que hacemos es establecer un equilibrio, le decimos al árbitro que controle que no se pueda hacer cualquier cosa, y eso es lo que se trata de hacer en el nuevo sistema”

Además, “el fiscal tiene que atacar pero cuando puede afectar los derechos de una persona tiene que pedirle permiso al juez. El fiscal va a detener a alguien, vamos a ver cuáles son las pruebas pero vamos a darle participación a la defensa para que tenga la posibilidad de resistir. Es verdad que, de todas maneras, los fiscales tienen un poco más de atribuciones que lo que puede tener el defensor. Pero eso es así porque el defensor tiene una enorme herramienta que le da la constitución, es decir que está disfrutando de la Presunción de Inocencia. Entonces el fiscal tiene que destruir esa presunción.

La provincia no tiene los fiscales que necesita

De Olazábal dijo que “creo que nos están faltando fiscales. Cuando se puso en marcha esto, se pensó en un número ideal de fiscales de 190, aproximadamente. Ahora estamos trabajando y no creo que lleguemos a 140. Se llamó a concurso, nadie entra a dedo, temíamos que se presentaran miles de personas y no se presentó el número necesario para cubrir los cargos y quedamos todos perplejos”, señaló.

“Se llamó de nuevo a concurso y estamos en ello. De todas maneras, sigue habiendo un déficit en la fiscalía porque los fiscales tienen que tener gente que los apoye y todavía sigue faltando, que yo estoy tratando de implementar que es tener un organismo de investigaciones para tratar de investigar de un modo distinto. Porque el policía está preparado para investigar el delito común, el robo y hurto, pero uno se puede preguntar por qué hay tantas armas en la provincia de Santa Fe, qué pasa con los celulares que se roban, y esto requiere de una investigación mucho más compleja”.

De olazála explicó que con este organismo de investigaciones “estamos recién llamando a concurso, el 30 de julio se hace el concurso. Ahí creo que vamos a tener gente que piense el delito de una manera distinta, pensando en la economía del delito, pensando en qué está ocurriendo. No es que la policía no puede hacer una investigación inteligente pero ésta tiene otras funciones que tiene que cumplir y por esencia, la seguridad, es decir tratar de que no se cometa el delito. Por ello debemos tener un organismo de investigaciones dentro de la fiscalía”, dijo De Olazábal.

http://www.sinmordaza.com/noticia/313004-es-muy-complejo-pero-el-problema-de-la-carcel-es-la-carcel.html