Su
abuela materna dio a luz a una nena -encadenada a una cama durante la dictadura- y la criatura fue apropiada. Su padre murió en la cárcel. A los 15 ya lo habían detenido por primera vez. Es adicto. Se fugó varias veces. Y lo condenaron por matar de un tiro a un joven durante un robo.
Todo eso puede pasar en la vida de un chico de 21 años. Y más: mientras estaba privado de su libertad en un instituto socioeducativo, logró comenzar a estudiar Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba, hasta que se escapó. Ese mismo día fue detenido cuando pasó en moto un semáforo en rojo. Y su chance «se desmoronó», dice la sentencia judicial por la que acaba de ser condenado a 9 años y medio de prisión.
En la resolución figuran sus iniciales y un sobrenombre: «Nonito». En septiembre de 2012, la Cámara 8ª del Crimen lo consideró responsable penal del delito de homicidio durante un robo con arma de fuego, pero como al momento del hecho tenía 16 años, no se dictó sentencia, sino que permaneció bajo el régimen tutelar de la Justicia Penal Juvenil, que tiene entre sus atributos condenarlo a cumplir una pena cuando llegara a los 21.
Eso acaba de pasar. «Nonito» ya tiene 21 años de edad y el juez Penal Juvenil de 4ª Nominación, José González del Solar, dispuso que permanezca en la cárcel de Bouwer en un plazo que puede extenderse hasta casi una década.
Asesinato
El crimen que se le atribuye (además hay robos anteriores a mano armada) ocurrió el 11 de enero de 2011 en Humberto Primero al 3.200 de barrio Alto Alberdi. Era de madrugada. «Nonito» llegó armado con una escopeta calibre 16 junto a otro joven, patearon la puerta y anunciaron el asalto. El dueño de casa, Domingo Eduardo Villarreal corrió y logró cerrar nuevamente la puerta, pero los jóvenes siguieron insistiendo. Mientras tanto, un hijo de Villarreal, Ezequiel Eduardo (17), se había despertado y caminaba en dirección a su padre.
Según la causa judicial, «Nonito», «con total indiferencia, efectuó con el arma de fuego que portaba (…) un disparo a través del ventiluz» y mató al chico.
El juez González del Solar escribió en sus fundamentos que el imputado «creció en un contexto familiar violento, marcado por transgresiones a la ley y carente de contención, agravado por una historia familiar que afectaba su misma integridad y sus derechos fundamentales, contexto que muy probablemente ha incidido en sus comportamientos conflictivos y desajustados desde temprana edad».
También dijo que en una oportunidad fue recibido en guarda por una tía en un contexto de mayores oportunidades familiares, pero que terminó escapándose. Y que en un momento en el que tenía salidas transitorias habituales de un instituto socioeducativo, «se vinculó nuevamente con pares de riesgo relacionados con el delito y la droga, corroborado esto por dichos de su propia madre quien hizo saber que ya no convivía con ella».
En el juicio que llevó a cabo la Cámara 8ª del Crimen por el homicidio de Ezequiel, incluso, se escucharon testimonios de que el robo en Alto Alberdi tenía por finobtener la recaudación de un supuesto quiosco de droga, por lo que el expediente pasó a la Justicia federal.
Nieta apropiada
En la sentencia de González de Solar, por la que se condena a «Nonito», también hay menciones a la violencia institucional que sufrió su familia durante la dictadura y después, sin el correspondiente acompañamiento del Estado. Puntualmente, se refiere al secuestro que sufrió su abuela, en septiembre de 1978, cuando ella actuaba como «correo» de presos políticos de la cárcel UP1 (la Penitenciaría de San Martín que ahora será demolida).
La mujer dio a luz a una nena que fue apropiada y que hace un par de años recuperó su identidad gracias al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo. En ese entonces, la madre de «Nonito», hermana de esa bebé, tenía 7 años.
Psicólogos de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación actuaron en el caso del joven y consideraron que «la historia de la abuela materna y otros episodios de la historia familiar acentuaban el impacto de un contexto de violencia social e institucional que el grupo había intentado reparar sin el acompañamiento político institucional».
Antes de la sentencia del juez González del Solar, «Nonito» habló: agradeció el acompañamiento de su familia y personas que lo apoyaron, «pide disculpas por los errores que ha cometido, manifiesta que está arrepentido y solicita una oportunidad para rehacer su vida», según consta en la causa.
Como «Nonito» ya lleva varios años privado de su libertad, ya está pronto a alcanzar la mitad de la condena que acaban de dictarle. Por eso, «en pocos meses» se abrirá la etapa de prueba donde se definirá si podrá comenzar a acceder a beneficios de semilibertad. Y empezar un nuevo capítulo en su vida.
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