Fumigar cerca de poblaciones es un delito que la Justicia castiga. Desde ayer, esta realidad es tangible e inaugura el camino para demostrar que lo que las incipientes normativas nacionales y provinciales prohíben, ya tiene su correlativa condena (ver ademásPuntos de vista).

Tras nueve horas de deliberación, los jueces de la Cámara 1ª del Crimen declararon culpables a dos de los acusados por contaminación dolosa en barrio Ituzaingó Anexo en febrero de 2004 y febrero de 2008, y absolvieron al restante. El productor Francisco Rafael Parra recibió tres años de prisión condicional, lo mismo que el piloto aeroaplicador Edgardo Jorge Pancello. En cambio, al otro productor, Jorge Gabrielli, se le confirmó la absolución que habían solicitado los acusadores.

Pero, además, a Parra le aplicaron durante cuatro años una serie de condiciones a cumplir, entre las cuales se destaca la realización de 10 horas semanales de trabajos comunitarios no remunerados en establecimientos públicos de salud. Algo similar le sucederá a Pancello, que debe hacer lo mismo, pero durante tres años y ocho horas semanales. Aparte, a Parra lo inhabilitaron para realizar fumigaciones durante ocho años, mientras que al aviador Pancello se le impuso esa prohibición durante 10 años.

Por el lado de Gabrielli, de la lectura de la parte resolutiva de la sentencia no se deduce si fue absuelto por la duda o por falta de tipicidad en el delito.

La expectativa de prisiones efectivas quedó defraudada, especialmente para las Madres de Ituzaingó, denunciantes de esta causa desde comienzos de la década pasada. No obstante, quienes las acompañaron, organizaciones ambientalistas, sociales y políticas, celebraron el paso adelante que se logra en la Justicia con un fallo inédito en América latina.

De igual modo, el querellante Medardo Ávila Vázquez consideró que la sanción al delito que lleva implícita la fumigación es un hecho trascendente.

Largo proceso. El juicio comenzó a inicios de junio e insumió numerosas audiencias por las que desfilaron gran cantidad de testigos, entre vecinos, damnificados, médicos, peritos y otros profesionales relacionados con la actividad agrícola, agroquímica y aérea.

La controversia no dejó de rozar lo que indica la “causa madre”, que también llegará a juicio con los mismos acusados, aunque por los daños –enfermedades y muertes– que habrían provocado a la población. Para esto, también se sienta un precedente.

Estas actuaciones están a cargo del fiscal de Instrucción Carlos Matheu, quien acompañó en este juicio al fiscal de Cámara Marcelo Novillo Corvalán. También los acusadores se mostraron conformes con la sentencia, teniendo en cuenta que se configura un caso testigo.

El juicio concluyó ayer, luego de nueve horas de deliberación de los vocales Lorenzo Rodríguez (presidente), Mario Capdevila y Susana Cordi Moreno. Tras volver a la sala, el propio titular del tribunal reconoció que hubo una “ardua discusión y deliberación”.

En su tono amable hacia los presentes, como lo hizo durante todo el juicio, Rodríguez recordó que normalmente estos fallos dejan conforme a una mitad y a la otra no, pero pidió que para formular críticas, se aguarden los fundamentos que estarán disponibles el 4 de septiembre.

El propio presidente del jurado leyó el veredicto, en el que se reflejaron algunos tramos por unanimidad y otros por mayoría, lo que habla de los disensos que hubo entre los camaristas.

Al oír las condenas de prisión condicional, Sofía Gatica y otras madres de Ituzaingó se retiraron indignadas y en un mar de lágrimas. Al primer micrófono que le acercaron a una de ellas, respondió a los gritos: “Queremos que nos devuelvan a nuestros hijos”. Consolada por familiares y amigos, la mujer se quejó: “¡Maldita Justicia!”. Gatica aseguró que saldrán a la calle a buscar justicia propia, parando los mosquitos que fumiguen cerca del barrio.

Más allá del estado de ánimo de quienes iniciaron esta lucha y sufrieron la contaminación, quienes acompañaron este proceso expresaron anoche su satisfacción, en especial el querellante Ávila Vázquez.

Lo relevante es que la fumigación con agrotóxicos cerca de áreas urbanas es condenada por la Justicia argentina. Se sienta jurisprudencia y lo que antes era picardía de algunos productores, hoy tiene sanción penal.

Mientras, otras causas se elevan a juicio y la Corte Suprema de Buenos Aires ordenó parar una fumigación en Alberti. Lo que hace unos años comenzó a sembrarse en Ituzaingó, hoy ya está germinando.

¿Debate nacional?

Pedido. El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, participó como público en la sala de audiencias en Tribunales II de la ciudad de Córdoba. Allí señaló que son necesarios la “discusión y el debate social” de estos temas, más allá de las sanciones que se puedan aplicar a quienes afecten la salud pública. También consideró que “siempre hay que mejorar las condiciones normativas para regular la actividad”.

Distinción. En abril de 2012, Sofía Gatica, una de las madres de Ituzaingó, obtuvo el Premio Ambiental Goldman por su lucha en el barrio. Se trata del galardón más importante para líderes ambientales del mundo. Se entrega uno por continente.

Más información

– Ya no hay duda de que es contaminación

– Nada será lo mismo

– Una larga espera que terminó en dolor y bronca

– La tragica historia de barrio Ituzaingo


– El caso, seguido desde el inicio por «La Voz»

 

fuente http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/justicia-condeno-fumigacion-ilegal