La Argentina cuenta desde diciembre de 2010 con una herramienta fundamental en materia de Salud y Derechos Humanos: la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657. De cumplimiento obligatorio en todo el país, dicha norma asegura el derecho de todos los que habitan el suelo argentino a la protección de su salud mental, y establece los derechos que le asisten a aquellas personas con padecimientos mentales en relación al sistema de salud, tanto público como privado. Además, incluye de manera explícita la problemática de las adicciones históricamente relegada del sector de la salud.
En este contexto, luego de los lamentables sucesos acaecidos en las ex Unidades Psiquiátricas 20 (de varones) y 27 (de mujeres) que pusieron al descubierto la situación de crisis estructural que atravesaban las mismas, y tomando en consideración el ineludible proceso de deterioro subjetivo propio de todo marco de encierro institucional, se creó por Resolución Conjunta 1075/2011 y 1128/2011 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el Ministerio de Salud, el Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (Prisma), presentándose como una propuesta alternativa y superadora del viejo modelo de exclusión.
El Prisma, para el logro de sus objetivos en el marco de la citada Ley Nº 26.657, dispone de tres dispositivos: de Evaluación (o admisión), de Tratamiento y de Inclusión Social (o egreso) cada uno de los cuales cuenta con actividades y finalidades específicas para el abordaje de las personas con padecimientos mentales alojadas en Unidades del Servicio Penitenciario Federal, que cumplan con los criterios de admisión fijados en la normativa que dispuso su creación.
El Prisma tiene como objetivo primordial lograr la inclusión social de las personas con padecimiento mental en el ámbito penitenciario, promoviendo su re vinculación con la comunidad, procurando incrementar sus posibilidades de contención y crecimiento vincular. Desde esta perspectiva, el Prisma, a través de la inclusión social busca facilitar la reasunción de la autonomía personal y estimular la reconstrucción de un proyecto de vida saludable. Todo ello a través de la inclusión laboral, por medio de la capacitación para el empleo. No menos importante será la inclusión afectiva, dado que en la mayoría de los casos ha habido un deterioro de los vínculos con sus seres queridos o no cuentan con una red de contención apropiada. Además, se procura desmantelar las falsas asociaciones y estigmatizaciones surgidas en el marco de la institución de encierro. Asimismo, el Prisma trabaja para lograr la inclusión educativa y promueve la planificación de proyectos de vida saludables, en los aspectos sociales, ambientales, psicológicos y médicos.
El gran desafío que enfrenta este Programa Interministerial de Salud Mental, es el de derribar la estigmatización del viejo paradigma de la peligrosidad de las enfermedades mentales a la luz de la flamante Ley de Salud Mental y en el marco de políticas públicas de plena vigencia de los derechos humanos tendientes a lograr la inclusión social de todos y todas.

 

fuente http://sur.infonews.com/notas/la-ley-nacional-de-salud-mental-llega-al-sistema-penitenciario