La idea que habitualmente se asocia a una cárcel es la de un edificio de largos pasillos con celdas a los lados y rodeado de altos muros y alambradas en el que las sensaciones de opresión y falta de libertad son constantes. Sin embargo, ese concepto es justo lo opuesto a lo que puede verse en Bastoy, una pequeña isla noruega que, tal y como descubrimos alberga una prisión que se asemeja a un complejo vacacional.
Situada a poco más de 70 kilómetros de Oslo, en pleno fiordo noruego, la isla-prisión de Bastoy acoge a 115 reclusos que viven en pequeñas casas de madera en las que desarrollan una actividad similar a la que llevarán en cuanto salgan en libertad.
Porque, como señala el blog «Hechos del mundo», el objetivo de esta prisión que sus responsables califican como la primera cárcel ecológica y humana del mundo es ayudar a la reinserción en la sociedad de prisioneros que han cometido toda clase de delitos, desde asesinatos o robos a o tráfico de drogas o armas.
Por ello, solo los presos que han cumplido la mayor parte de su condena pueden solicitar el traslado a la isla. Una vez allí, los reclusos tienen la obligación de trabajar de ocho y media de la mañana a tres y media de la tarde. Entre los trabajos que desempeñan se encuentra cuidar de los animales de la granja, cultivar verduras, fruta y legumbres que se consumen en la isla u ocuparse de servicios como la lavandería, el taller de reparación de bicicletas, pilotar el ferry que une la isla con el continente o las labores de mantenimiento de la propia prisión.
Una vez cumplida su jornada laboral, por la que cobran unos 7 euros diarios que emplean en comprar en el pequeño supermercado de la isla los productos necesarios para prepararse el desayuno y la cena, los internos de esta peculiar prisión disponen de tiempo libre para practicar toda clase de deportes y actividades al aire libre. Canchas de fútbol y baloncesto, pistas de tenis o saunas son algunas de las instalaciones con las que cuenta esta isla de 2,6 kilómetros cuadrados.
Tan solo la necesidad de presentarse a los diversos recuentos que se realizan a lo largo de la jornada recuerda que esta paradisiaca isla es una prisión y no un centro de turismo rural, puesto que los 70 funcionarios que trabajan en ella no van armados y tan solo la mitad llevan uniforme. Sin embargo, la escasa tasa de reincidencia que registra parece confirmar que el sistema de la isla-prisión de Bastoy funciona.
link: http://www.youtube.com/watch?v=C4beUC3-ckw
http://www.taringa.net/posts/info/17324359/La-pesadilla-de-estar-preso.html