El ministro de Seguridad de la provincia, Raúl Lamberto, termina la que tal vez sea una de las peores semanas en su dilatada carrera política. Hace nueve días se enteró por un diario que el jefe de la policía santafesina, la que él conduce, estaba siendo investigado por su presunto vínculo con narcotraficantes. Le pidió la renuncia y horas después supo que estaba preso. El hecho, reconoce, apuró los tiempos para una reformulación de la fuerza que ya se pensaba en su gabinete y que cree “necesaria y urgente” porque “el problema no es de nombres o cúpulas sino de estructuras”. También admitió que ni a los jefes anteriores ni a los actuales se les ha dado “un cheque en blanco” y reiteró lo dicho el mediodía del viernes, tras la frustrada reunión del gobernador Antonio Bonfatti con los legisladores nacionales de la provincia: “Los que no quieran colaborar con las transformaciones estructurales de la fuerza se tendrán que ir”.
“El problema de la policía provincial no es de jefes sino de estructuras. A veces se han reemplazado cúpulas enteras y al poco tiempo se caía en los mismos problemas. Por eso, este momento tan grave para las instituciones de la provincia debe servir para establecer las bases de una nueva policía. Ese es el gran desafío. Es la hora de afianzar el poder político y hacer los cambios que se tengan que hacer para llegar a una transformación profunda y en serio”, dijo el ministro en su casa de Echesortu, donde recibió a La Capital para contar los lineamientos que piensa llevar adelante después del escándalo que provocó la renuncia y posterior detención del jefe de la fuerza, el comisario Hugo Tognoli.
— Parece que el área de Drogas, que es la más cuestionada en este momento, es la que proveé a las cúpulas policiales en los últimos años. Con la confirmación de Cristian Sola, ¿no queda el gobierno en una situación de debilidad?
— Conozco los riesgos asumidos, como en toda acción politica. Pero el comisario Sola asumió esa área en mayo además de seguir al frente de la subjefatura provincial. Y en cuatro meses no se puede terminar la carrera de un jefe con la capacitación y la formación de este señor. A la policía le costó muchos años y muchos recursos formar estos cuadros y no podemos desplazarlos sólo por lo que se dice. Eso no es bueno. Hablé con Sola y le advertí que si exitieran elementos que lo involucren en situaciones confusas no iba a seguir donde está. Esos elementos hoy no existen y él tiene un compromiso con los cambios que proponemos. Por eso, si podemos contar con su fomación para avanzar en esos cambios, será un aporte importante. Sin embargo, yo no doy cheques en blanco a nadie.
Poder político. En cuanto a la formación de la policía, Lamberto aseguró que Santa Fe tiene “una fueza formada en 150 años de verticalidad, con 19 unidades regionales en las que se superponen dependencias poco efectivas y que deben ser cambiadas”, pero consideró que para eso “primero hay que afianzar el poder político”. Y agregó: “La actual cúpula de la policía se educó en otros tiempos, con otros sistemas. Hoy no tienen ni siquiera una base para los ascensos que sólo se logran por el paso de los años. Hay carencia seria de oficiales formados y alguien tiene que hacerse cargo de esa historia, porque sino siempre los malos son los demás”.
— ¿Lo que se está viviendo por estos días en la policía es el agotamiento de un ciclo?
— Seguro. Vamos hacia una reforma policial profunda que necesita de una mesa de discusión y consensos. No podemos seguir sosteniendo una estructura única y piramidal de 18 mil personas. O vamos a estructuras descentralizadas, más pequeñas, con bases de investigación más fuertes o esta policía fracasa. Eso es lo primero que tenemos que debatir, pero tiene que ser con un gran acuerdo político en el cual particípe también la policía, que debe saberse protegida, con derechos pero con muchas obligaciones.
— ¿Qué tiempos se piensan para esos cambios?
— Tiene que ser urgente. Tenemos que empezar a trabajar en las modificaciones de los estatutos para que los ascensos sean más participativos, buscar una forma descentralizada, con participación ciudadana y de los municipios. Y por eso se requiere una gran mesa de diálogo. Porque puedo ser muy romántico y pensar una policía municipal. Pero después hay que ver cuántos intendentes la quieren.
Repaso de gestión. En otra parte del extenso diálogo, Lamberto manifestó que en los cuatro meses de su gestión se decidió potenciar “el órgano de control que estaba vacante (la Dirección de Control de las Fuerzas de Seguridad) y que hoy está dando sus primeros resultados porque permitió que la policía de seguridad vial vuelva a tener presencia en las rutas, que se dejen de dibujar adicionales para los partidos de fútbol como se hizo históricamente, y que cada acción administrativa y logística que se haga esté auditada”. En ese orden, recordó que “se está haciendo un trabajo con la Sindicatura de la provincia en todas las unidades regionales cruzando datos con lo aportado por la Dirección de Asuntos Internos para terminar con manejos irregulares enquistados en la fuerza”.
Como ejemplo de ello, comentó el descabezamiento y la detención de los jefes de la Agrupación Cuerpos y de la Brigada de Orden Urbano de la Unidad Regional I (departamento La Capital) donde “tras la denuncia realizada por dos jóvenes agentes se pudo desbaratar una organización que desviaba fondos de los sueldos de los policías a los bolsillos de los jefes”. “A partir de las denuncias se inició un trabajo de investigación en el que testimoniaron 250 efectivos y al momento de los allanamientos ordenados por la Justicia, un día miércoles en que se pagaban los adicionales, los responsables de la maniobra fueron sorprendidos con dinero, computadoras, listas de personal y otras pruebas incriminatorias”.
Ese episodio, que Lamberto describió como “de alto impacto para el interior de la policía”, demostró que “no sólo se había montado un negocio económico que favorecía a algunos jefes en desmedro de jóvenes agentes, sino que quedó al desnudo una incapacidad de mando asombrosa, ya que no se puede mandar a alguien al que uno le pide plata de su salario para favorecerlo con un trabajo”.
Consultado sobre el déficit en investigación criminal que demuestra la policía santafesina, el ministro Lamberto remarcó que al asumir se puso como una de sus metas “la capacitación en el área de política criminal” y recordó un convenio firmado con la Universidad Nacional del Litoral para que eso se haga realidad. Pero aclaró que “más allá de su formación, la policia tiene que entender que las politicas criminiales las define el poder politico”.
Asimismo, el ministro puso el acento en la generación de instrumentos para la transformación de la policía y, en ese sentido, puso el
acento en la creación de la flamante Secretaría de Delitos Complejos que encabeza la ex comisaria principal Ana María Viglione. “Esta Secretaría se pone en marcha porque es necesario mirar los delitos desde una visión integral y no sólo desde el aspecto de la droga. Si nosotros no vemos que la trama de los delitos complejos incluye además de la droga, la trata y trafico de personas, el trafico de armas y los negocios de alta gama, vamos a seguir pensando que el problema de la droga lo solucionamos buscando y demoliendo bunkers. Y en este sentido debemos cambiar la lógica de la investigación. Será la primera vez que en la provincia se haga un abordaje integral de los delitos complejos. Estos son los cambios estructurales de los que hablamos y para los que estamos armando equipos que no son infalibles pero que están conformados con gente especializada y con idoneidad para la tarea”.
Siguiendo con esa lógica, dijo que la investigación de los delitos complejos no puede limitarse a la provincia de Santa Fe y que avanzar en ese área, como en la de reestructurar la policía, requiere de “una mesa de consenso en la que se discutan las políticas de seguridad pública” Y consideró que “hay que apuntar a políticas integradoras y coordinadas pero emanadas desde la Nación porque la mayoría de los delitos complejos son de incumbencia federal. No se puede cargar todo sobre la policía de Santa Fe mientras se saca a los gendarmes para llevarlos a Buenos Aires despejando las rutas por donde circula la droga que llega de las provincias vecinas a las cuales previamente arribó por fronteras que nadie controla. ¿Cómo hacemos para controlar la economía del delito si la Administración Federal de Impuestos en nacional, el organismo de Investigación Financiancera es nacional y nosotros siempre somos los convidados de piedra. Necesitamos que los órganos federales trabajen en forma coordinada con las provincias y nosotros aportaremos toda la información que tengamos”.