os ciudadanos que intervinieron en el primer juicio por jurados bonaerense afirmaron hoy que se sintieron «útiles a la sociedad», «emocionados», y que tuvieron la impresión de que hicieron «justicia».
Andrés (35) trabaja como vidriero en José León Suárez y hoy fue elegido por sus compañeros como presidente del jurado cuando llegó el momento de ir a deliberar a la sala acerca de si el imputado era o no culpable.
«Debe ser por la facha que tengo», le dijo a la agencia Télam, mientras bromeaba y se sacaba fotos como una estrella con los otros elegidos para esta función después que dictaron el veredicto y ya más relajado que cuando poco antes tuvo que leer la decisión que habían adoptado.
«Casi me muero cuando le di el sobre al juez, y cuando vi a la familia (del imputado) llorando me quebré», rememoró el vidriero
«Casi me muero cuando le di el sobre al juez, y cuando vi a la familia (del imputado) llorando me quebré», rememoró el vidriero, que dijo haberse sentido muy «emocionado y cómodo» por haber sido jurado.
Según Andrés, ser jurado «por momentos era una carga muy pesada porque era decidir si (el imputado) quedaba libre o le daban quince años de prisión», pero le pidió a la gente que vaya «tranquila» si es convocada porque es una «buena experiencia».
La otra preferida del grupo es Ramona (72), una jubilada de Villa de Mayo que era la mayor de todos y cada día llegó a los tribunales de San Martín con su bastón, ayudada por las secretarias del tribunal.
«Nunca me imaginé lo que iba a ser esto. Fue muy bueno, hermoso. a veces sentía emoción y se me caían las lágrimas al ver al chico detenido», contó la mujer, madre de nueve hijos y abuela de 24 nietos.
La jubilada dijo que se quedó «con ganas» de que la eligieran presidenta del jurado, pero que desistió porque iba a implicar estar mucho tiempo parada.
«Nunca me imaginé lo que iba a ser esto. Fue muy bueno, hermoso. a veces sentía emoción y se me caían las lágrimas al ver al chico detenido», dijo Ramona, una jubilada
«Siento orgullo de que se hiciera justicia porque uno cría hijos y nietos y no sabe lo que les puede pasar. Yo hice justicia», afirmó Ramona, mientras todos pugnaban con fotografiarse con ella en el estrado desde donde el juez dirigió el debate.
Por su parte, Daniel (58), que trabaja en una inmobiliaria y fue el jurado que más notas tomó, dijo que todo el tiempo estuvo «muy concentrado y atento».
«Con esto te sentís más integrado, más útil a la sociedad y es bueno que todos podamos aportar algo a la sociedad», señaló.
Daniel remarcó que se sintió «sorprendido» por el juez Francisco Pont Vergés, ya que «se lo vio muy humano y hasta se emocionó cuando se dio el resultado».
«Lo vi muy cerca de la gente», sostuvo el comerciante, que la única queja que tuvo fue que todos los días les dieron «vianditas con sándwiches, tortitas y unas bebidas».
En tanto, Julián (42), comerciante, dijo que cuando llegaba a su casa todos los días le preguntaban qué había pasado en el juicio, pero él no revelaba nada.
«Me decían, que te hacés, la estrella», comentó riéndose.