Proteger el hogar con un arma de fuego puede transformarse en una decisión que aumente los peligros para una familia. Incluso para sus vecinos.

La presencia de una pistola en las cercanías de cualquier discusión sube el riesgo de la resolución sangrienta de conflictos menores. Y aporta a su propietario una sensación falsa de poder, de capacidad de enfrentarse con un evento de inseguridad real para el que podría no estar preparado.

Hasta los policías -capacitados como pocos para el uso de armas- que en su tiempo libre se ven involucrados en tiroteos pierden la vida ante la sorpresa del ataque y la inferioridad de condiciones tácticas. Por eso quienes estudian la situación que provocan las armas en manos de la sociedad aconsejan no buscar la seguridad propia en un arma.

El tiroteo durante un robo en la vivienda del conductor radial Angel Baby Etchecopar puso este tema nuevamente en la agenda pública.

En ese caso concreto será la Justicia la que determinará si el dueño de casa y su familia quedaron en una situación de muerte inminente que justificó la reacción.

Los analistas ven, en cambio, que las armas en el hogar tienden más que a la defensa personal a provocar situaciones como el crimen del gobernador de la provincia de Río Negro, Carlos Soria, asesinado con su propio revólver por su esposa tras una pelea matrimonial. Por eso plantean el desarme de la sociedad civil.

«La presencia de un arma hace que una situación de violencia potencial tenga una resolución fatal. Uno de los factores reales que motivan la baja tasa de homicidios en Europa tiene que ver con las políticas de Estado sobre la tenencia de armas de fuego, con las fuertes trabas que se colocan para el acceso a las mismas. En la Argentina y en América latina en general, se visualiza una importante cantidad de muertes cometidas con armas de fuego en disputas intrafamiliares», explicó Gabriel Kessler, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) sobre la problemática del delito.

RIÑAS Y ARMAS

El año pasado, la Corte Suprema de Justicia de la Nación presentó un trabajo -encabezado por el juez Eugenio Zaffaroni-, sobre los homicidios dolosos cometidos en la ciudad de Buenos Aires durante 2010. Más del 30 por ciento de las 168 víctimas murió en riñas callejeras o por causas de violencia intrafamiliar; en la mayoría de los casos estuvo involucrada un arma de fuego.

Aunque el Registro Nacional de Armas (Renar) no brindó información oficial al ser solicitada, los últimos datos conocidos apuntan a la existencia de casi 1.500.000 armas legalmente adquiridas en la Argentina.

Apoyándose en la experiencia realizada en Río de Janeiro y con el impulso de organizaciones civiles agrupadas en el Red Argentina para el Desarme, el Estado nacional promueve la entrega voluntaria de armas a cambio de una bonificación económica -entre 300 y 600 pesos dependiendo del calibre entregado- que logró sacar de las calles a 128.000 pistolas, revólveres y escopetas.

EL TIRADOR DE BELGRANO

«Está claro que lejos de ser un beneficio para la protección personal, el arma representa un problema. La seguridad debe ser comunitaria y no personal, debe ser brindada por el Estado. No podemos volver al tiempo de una sociedad armada en la que cada uno se defiende a su manera. Tener un arma es una cuestión cultural que tiene que ser cambiada», comentó Adrián Marcenac, que lleva adelante ese intento de cambiar la manera de pensar en relación con las armas y de modificar políticas públicas al respecto desde la fundación que lleva el nombre de su hijo Alfredo. Este joven, cabe recordar, fue asesinado a los 18 años en 2006 por Martín Ríos, el llamado tirador de Belgrano, en cuyo hogar se había fomentado la tenencia de armas y la práctica de tiro.

Para Marcenac el Estado debe ir más allá de proponer el desarme voluntario y salir en busca efectiva de las armas ilegales, estimadas en una proporción similar a las registradas. «La venta y el tráfico de municiones también deben ser más controlados, junto con las armas secuestradas en causas judiciales, que suman más de 350.000», agregó.

En octubre de 2010, Sonia Escudero, senadora nacional por Salta, logró que fuese aprobado un proyecto suyo en la Cámara alta tendiente a fortificar los controles del mercado de armas y fijar condiciones para la tenencia de éstas que volvían muy difícil la compra legal por parte de la sociedad. Sin embargo, esa norma fue bloqueada en la Cámara de Diputados de la Nación.

ANTECEDENTES

3 de agosto de 1989 
El comerciante Gustavo Wilson mató a un delincuente e hirió a otros durante un asalto en su casa de Villa Ballester.

16 de junio de 1990 
El ingeniero Horacio Santos persiguió y mató a dos asaltantes que robaron el pasacassette de su auto en Villa Devoto.

5 de noviembre de 1990 
Frida Pirschner, de 72 años, mató de un disparo a uno de los ladrones que entraron en su casa en Tapiales.

1° de junio de 1997
Dos empleados de una parrilla céntrica estrangularon a un delincuente que entró a robar con un arma. Luego se supo que era de juguete.

4 de agosto de 1997 
Angela Avelina, quiosquera de Almirante Brown, que había sido asaltada tres veces, mató a una joven que quiso robarle.

30 de septiembre de 2001 
El juez federal porteño Claudio Bonadio mató a dos delincuentes, tras un feroz tiroteo en una esquina de Florida.

3 de junio de 2002 
El fiscal general de San Isidro Julio Novo mató a balazos a uno de los tres delincuentes que entraron en su casa de Acassuso.

18 de noviembre de 2007 
Francisca Acosta mató de un tiro en la cabeza a un ladrón de 15 años que intentó asaltar su casa, en Mar del Plata.

4 de febrero de 2009 
Ricardo Scilingo se resistió a un robo cuando cerraba su comercio en El Talar y abatió a un ladrón.

12 de marzo de 2012 
El conductor radial Baby Etchecopar mató a un ladrón que entró en su casa. El y su hijo siguen internados.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/m1/1457597-los-peligros-de-defenderse-con-armas