Cualquier dato estadístico genera –o permite hacerlo- distintas lecturas.  Desde aquella que lo minimiza a partir de comparaciones forzadas, hasta la que decide potenciar la fuerza de los números sin desmenuzarlos. El aumento en la cantidad de homicidios en Mar del Plata en los primeros tres meses del año –comparado con los anteriores- no es una sensación o una cuestión debatible. Las 28 muertes violentas registradas hasta el 31 de marzo están ahí y dejan –y dejarán- distintas historias de dolor, indignación, frustración y tristeza. Sin embargo, sería un error considerar que todos esos homicidios tuvieron un mismo origen.

Aquella muerte que se da luego de un intento de robo o un hecho consumado es la que provoca habitualmente mayor indignación y fortalece el comentario de Nos matan para robarnos. Sin embargo, de acuerdo a los datos recopilados por 0223, solamente 5 –o 6 si se confirman las hipótesis en otro hecho- de los 28 homicidios que se produjeron este trimestre fueron en ocasión de robo. El análisis no pretende disminuir la gravedad de esos asesinatos, sino mostrar que la problemática en materia de seguridad es más compleja que el reduccionismo de algunas frases y dichos populares.

Más de la mitad de las muertes violentas en ese período tuvo origen en viejas disputas –vecinales o familiares-, peleas de ocasión o el popularizado -y algunas veces utilizado como cierre de investigación- ajuste de cuentas. Fueron 16 los homicidios en que los victimarios tenían una relación previa con sus víctimas o en las que el crimen se generó tras una discusión en el momento por un hecho circunstancial.

Con matices bien diferenciados, dos de los hechos ocurridos durante el primer trimestre del año en la ciudad fueron por uso de la fuerza policial El 13 de enero un efectivo policial del Operativo Sol mató a Mauricio Brica –de 24 años- que ingresó a la casa que alquilaba en Cervantes Saavedra y Friuli con fines de robo. Sesenta y seis días después, una oficial mató por error de cinco disparos a Miguel Efisio en Magallanes al 3400. Por ese hecho la oficial Graciela Guanca fue desafectada de la fuerza y permanece detenida.

Más allá de los dispares avances en las causas –hay 13 casos con personas detenidas y otros cuatro con autores identificados- hay algunos hechos en los que ni siquiera pudo establecerse el móvil del ataque. Las investigaciones por los crímenes de Néstor César, Ezequiel Barreiro, Vicente Porcelli, Nilda González y Atilio Canales no definieron aún las circunstancias en los que se produjeron.

Según Tobías Schleider, los datos recopilados por este medio están en sintonía con los que maneja el Centro de Análisis Estratégico del Delito, aunque hay datos provisorios por hechos que no se pueden determinar. “Según nuestro análisis 5 hechos fueron en ocasión de robo, 5 están sin determinar, 13 fueron por conflictos personales, 1 por un problema vecinal, 2 por violencia familiar y 2 por el uso de la fuerza policial”, detalló.

El trimestre se cerró con el deceso de Cristian Juárez, uno de los tres hermanos baleados, cuya internación generó varios incidentes en el Hospital Interzonal General de Agudos (Higa). Ese episodio sacó a la luz un par de cuestiones conocidas, pero muchas veces oculta: las condiciones de trabajo del personal del Higa y el poder de fuego de grupos antagónicos que disputan a los tiros su predominio en varios barrios de la ciudad.

Más allá de rotular rápidamente el hecho como ajuste de cuentas o de caer en la alegre simplificación de “se matan entre ellos”, ese tipo de episodios dejan como saldo extra –además de la víctima- la existencia de un arma que será indudablemente utilizada después en otro hecho delictivo. Para Schledier, un “trabajo de prevención situacional adecuado permitiría evitar –no el hecho- pero sí el encadenamiento de actos similares”.

El 65% de los homicidios se cometieron con armas de fuego. Más allá de algunos planes para el desarme voluntario, la sensación generalizada es que el número de armas en la calle no deja de crecer y que el acceso de los delincuentes a las mismas es cada vez más sencillo. Una fuente judicial consultada por este medio indicó que no se puede precisar cuál es la cantidad real. “Si no sabemos hoy cuantas armas legales hay en la Argentina, mucho menos podemos saber cuántas son las ilegales”, confió.

Un informe publicado en octubre de 2013 por 0223 daba cuenta de la zonificación de homicidios en la ciudad. Los 28 hechos ocurridos en el primer trimestre mantienen la tendencia a alejarse del centro marplatense: todos los hechos ocurrieron fuera del polígono formado por las avenidas Juan B. Justo, Jara, la calle Río Negro y la costa.

 

http://www.0223.com.ar/nota/2015-3-31-mar-del-plata-violenta-donde-y-como-fueron-los-28-homicidios-de-2015