La incapacidad de la policía misionera para mantener seguro a un adolescente detenido por el crimen de una joven completó la escena: el chico apareció colgado en su celda a las pocas horas de su detención. El adolescente, identificado como Hernán Céspedes, había sido acusado por la Justicia por el crimen de la también adolescente Lieni Itatí Piñeiro, en Puerto Esperanza, al norte de Misiones, y debía declarar ante el juez.
El caso conmovió a los pobladores de la localidad de Puerto Esperanza, distante a 275 kilómetros al norte de Posadas. Lieni “Tati” Piñeiro asistía al bachillerato polivalente de la localidad, en el turno nocturno, y había salido el miércoles 11 a las 21.30 de la escuela hacia el barrio Esperanza II donde vivía. El pueblo es muy tranquilo y se conocen todos. El colegio tiene 403 alumnos con 10 divisiones. Esa noche, Lieni salió antes del horario junto con una amiga que tomó otro camino más tarde. Lieni lo hizo por un camino oscuro que no utilizaba habitualmente.
La joven fue hallada en un sector cubierto de vegetación, con signos de haber sido violada y muerta con un cuchillo. Inmediatamente la comunidad comenzó a organizar marchas y misas por el esclarecimiento del crimen. Durante la investigación, fue citado como testigo o demorado al menos un centenar de personas. Dos jóvenes, uno de ellos con rasguños en su cuello, fueron liberados luego de que demostraron que no estuvieron en el lugar. Uno de los elementos analizados por la Justicia fue la línea telefónica de Tati. Los investigadores trabajaron sobre medio centenar de llamadas entrantes o salientes registradas en la línea, ya que el celular no había sido encontrado. También se realizaron estudios de ADN sobre muestras halladas en el cuerpo de la joven.
En cambio, las sospechas comenzaron a caer sobre Hernán Céspedes luego de una filmación de una cámara de seguridad en la que se ve a Tati subida en una moto. Luego de mejorarse la imagen digitalmente, la policía secuestró la moto de Hernán. El joven cursaba con la chica en el mismo colegio. Y la amiga de Tati, que había salido con ella esa noche, y con la que caminó cuatro cuadras, había declarado que sabía que Lieni saldría con un chico con moto.
El joven concurría casi a diario a la comisaría, con el propósito de retirar la motocicleta. En forma paralela, había participado activamente con su novia en movilizaciones públicas y oficios religiosos que se realizaron para reclamar por el esclarecimiento del hecho, como estudiante y vecino de la víctima, ya que vivían en el mismo barrio.
El viernes, en una de sus habituales visitas a la comisaría, el joven fue invitado a ingresar a una oficina donde se le comunicó su detención, tras detectarse manchas de sangre en la motocicleta de su propiedad localizadas mediante el empleo de Luminol, y se libraron órdenes de allanamiento.
En el techo de la casa del detenido los investigadores hallaron el teléfono celular de la estudiante asesinada, en tanto que en una letrina se encontraron ropas manchadas con sangre, además de una computadora. Más tarde, en la vivienda de una hermana fue hallado un cortaplumas, aseguraron fuentes de la investigación a la agencia DyN.
Con los elementos incautados, se supo que la novia del joven habría rectificado su declaración inicial ante los investigadores. La joven admitió que “no” habían estado juntos el día crimen, sino “después de varias horas” en las que el supuesto autor se habría cambiado de vestimenta.
El juez de instrucción que interviene en el caso, Juan Pablo Fernández Rissi, tenía previsto indagar esta semana al imputado por las presunciones en su contra, pero el adolescente de 18 años apareció ahorcado con una prenda suya en su celda.
fuente http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-199316-2012-07-23.html