Nadie sabe quién mató a Hernán Alborcen. Y con eso viven sus padres, Miguel y Silvia. El 11 de febrero, su hijo de 25 años recibió un disparo en la cabeza y murió 48 horas después en el hospital Santa Marina de Monte Grande. En todo este tiempo, el matrimonio sólo recibió excusas de los oficiales a cargo de la comisaría de Esteban Echevarría y del fiscal de Lomas de Zamora Gerardo Loureiro. A casi un mes del hecho no hay detenidos ni sospechosos. Y la investigación de la causa está prácticamente paralizada, sostienen los Alborcen.
“El fiscal –contó Miguel en su casa– recién nos atendió hoy (viernes 2 de marzo) por primera vez. No maneja ninguna hipótesis sobre lo que pudo haberle ocurrido a mi hijo. Fueron interrogados los vecinos del lugar y a los policías que llegaron a la escena del crimen se les secuestraron las armas para saber si fueron disparadas. Pero no tienen ningún sospechoso.”
De todas maneras, fuentes judiciales confirmaron a Tiempo Argentino que la fiscalía no descarta un posible caso de gatillo fácil.
Según pudo reconstruir su familia, entre las 5:30 y las 6 de la mañana del 11 de febrero, Hernán estaba sentado sobre el cordón de la vereda con una botella entre sus manos. El muchacho había discutido con su novia y esperaba que la chica volviera de bailar para arreglar la situación. “Un vecino –detalló Miguel– escuchó ladridos de perros y se asomó; vió a mi hijo sentado tomando algo en la esquina. Como estaba tranquilo, cerró la ventana. Al rato escuchó un tiro y cuando volvió a mirar había dos policías. Hernán estaba tirado en el piso, con un tiro en la cabeza.”
Otro vecino de la cuadra le comentó a la familia Alborcen que, antes de que se escuchara el estruendo del disparo, distinguió que dos personas –aparentemente policías– trataban de identificar a un joven. Este testigo vive a pocos metros del lugar donde ocurrió el crimen y su testimonio abonaría la hipótesis de que el homicidio podría haber sido cometido por los oficiales. En este sentido, las armas de los dos agentes de la comisaría de Esteban Echeverría fueron secuestradas por orden del fiscal Loureiro, el mismo que instruye la causa sobre la averiguación de paradero de Erica Soriano, la joven embarazada que está desaparecida desde el 21 de agosto de 2010.
Las pistolas reglamentarias todavía no fueron peritadas y, pese a que en el caso podrían estar involucrados agentes bonaerenses, no se solicitó la intervención de la Gendarmería Nacional.
A casi un mes del crimen de su hijo, Miguel y Silvia no acusan a nadie, aunque están convencidos de que Hernán no fue asesinado en intento de robo. “Me entregaron la billetera, el celular y otros objetos de valor. Hasta la gorra que tenía puesta cuando le dispararon me dieron, con el agujero por donde entró la bala. La entregué a la comisaría porque consideré que era una prueba de relevancia para el expediente”, recordó el padre.
El dolor de Miguel por la muerte de su hijo se acrecentó por la falta de respuestas de las instituciones estatales. Nadie supo ni sabe explicarle qué fue lo que le pasó a su hijo. Pero lo que más le dolió fue la respuesta que recibió en el hospital cuando preguntó por el estado de salud de Hernán. “Una doctora se me acercó y me dijo: ‘No hay más que hacer, tiene muerte cerebral. Para lo único que sirve es para el INCUCAI’”, explicó el hombre.
“El desgarro que sentís en el corazón cuando ves a tu hijo con la cara destruida, con toda la vida por delante, no lo puedo explicar. No encuentro la palabra para explicar lo que sentí en ese momento. Y si existe la palabra, te juro que no la conozco”, añadió.
“No descarto nada. Lo único que puedo decir es que los dos agentes que llegaron al lugar tienen más de 20 años de experiencia en su trabajo. No pueden venir a decir que no saben desde donde dispararon. Mi hijo estaba sentado y le pegaron un tiro en la cabeza. No quiero faltarle el respeto a nadie, pero no soy ningún boludo”, agregó. “A mi hijo le dispararon desde un metro y medio de distancia. Y en la casa desde donde dicen que podrían haberle disparado a Hernán vive una persona hemipléjica, que tiene medio cuerpo paralizado”, concluyó Miguel. <
El dato
TENÍA DOS HIJOS. Hernán Alborcen no tenía antecedentes. Estaba separado y era padre de dos hijos, de cinco y tres años, quienes quedaron a cargo de su abuela. El abogado de la familia, Sergio Dutres, se presentó en la fiscalía para agilizar el avance de la causa.
Fuente: http://tiempo.infonews.com/2012/03/05/policiales-69371-dos-policias-de-la-bonaerense-en-la-mira-de-la-justicia-por-un-crimen.php