El 26 de noviembre de 2008, María Haydeé Sifuentes estaba cansada, le pesaban los pies y el dolor en la cintura no le daba paz. Se fue de la panadería donde trabajaba, caminó hasta uno de los barrios periféricos de Zapala, Neuquén, y llegó a su casa poco antes de las seis de la tarde. Se encerró en el baño. “Vi que cayó algo, me asusté muchísimo, agarré una gillette y corté el cordón umbilical”, le dijo María a los jueces antes de que la condenaran a prisión perpetua por el homicidio del bebé que dio a luz ese día. Tenía 20 años. Ahora, casi cinco años después, los jueces de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia deben resolver si aceptan el pedido de la defensa y revisan la decisión que la mantiene en la cárcel.

Esa tarde, la madre y la hermana de María la internaron de urgencia. No sabían lo que había pasado en el baño, ni que María les había ocultado el embarazo durante ocho meses. Tampoco sabían que en la casa había quedado una bebé.

Después del parto, afectada y temerosa de la reacción que podría tener su madre ―porque volvía a parir una hija del hombre que la había dejado sola, que no la quería y ni siquiera reconoció a la primer hija que ya tenía un año y medio―, los recuerdos de María se tornaron confusos y se detuvieron abruptamente. Sabe que intentó limpiar la sangre, que envolvió a la bebé en una remera que sacó de la ropa sucia, lo puso en un ventiluz y no mucho más.

Los policías dieron con el cuerpo en el patio de un vecino, cerca de una piedra que dicen estaba manchada con sangre. Pero los peritajes no son taxativos, el defensor Gustavo Palmieri cuestionó la decisión de los jueces de Cámara y de instrucción de Zapala que condenaron a María aun cuando “los forenses no se pusieron de acuerdo en la mecánica de la muerte”, dijo. El pasado lunes, ante los jueces del máximo tribunal provincial, Lelia Martínez de Corvalán, Antonio Labate y Oscar Massei, Palmieri, también cuestionó el allanamiento policial y lo consideró una “medida intrusiva” e injustificada: “buscaban rastros de un aborto”, dijo.

El abogado considera que si los jueces no están dispuestos a revisar la investigación penal, aun así deberían reconsiderar la pena y atenuarla por “emoción violenta”. Si fuera así, en lugar de prisión perpetua, María cumpliría una condena de 10 años de prisión. Y “si la figura de infanticidio continuara en el Código Penal Argentino y se considerara que si una mujer mata a su hijo producto de la psicosis del puerperio, María tendría una pena máxima de seis años de prisión”, lamentó Palmieri. La figura del infanticidio desapareció de la legislación nacional con la reforma de 1994 y actualmente existen proyectos legislativos que promueven su reincorporación.

El 31 de julio a las 10 de la mañana, el Tribunal Superior neuquino dará a conocer la decisión que María espera desde su celda en la Unidad Penal Nº 16 (U-16) de Mujeres, lejos de su otra hija, que ya tiene 5 años.

 

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