En los tiempos que corren, ya con una globalización que desde hace un tiempo ha llegado a nuestras sociedades e ingresado a cada uno de nuestros hogares, debemos preguntarnos cuánto estamos preparados para convivir con ella a partir de ciertos avances como es la informatización o digitalización a través de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación Social (TICS).
Constituye una realidad de la mayor parte de las sociedades actuales que la creciente influencia de las TICS incluye a los niños, niñas y adolescentes, pero también a quienes deben velar por el cuidado y protección de ellos; me refiero a los papás.
En este pequeño artículo intentaré brindar una visión equilibrada (ni alarmista ni inocente o ingenua), en la que tenga cabida la denuncia de los posibles impactos perniciosos de estas nuevas tecnologías tanto como la apuesta por el uso de sus aplicaciones más ventajosas no solo para mejorar la calidad de vida de la población infantil, sino para diseminar la idea de que el niño tiene derechos plenos.
No obstante, creo oportuno poner énfasis en los peligros a los que se encuentran expuestos los niños en la web, no sin antes señalar que un grave inconveniente para enfrentar estas amenazas es el desconocimiento que los padres tenemos del uso de las nuevas tecnologías. La brecha generacional en el manejo de las herramientas de la información y las comunicaciones plantea en los padres, bien un temor excesivo o, por el contrario, la indiferencia o subestimación como consecuencia de la ignorancia, circunstancias por demás agravantes. En ocasiones no se trata de negligencia en el cuidado de la educación de los niños, sino, simplemente, imposibilidad de encontrar la forma de intervenir, ayudar y fiscalizar sin invadir la privacidad de los hijos.
Ahora ustedes se preguntarán, ¿cuáles son tales peligros? En conjunto puede hablarse fundamentalmente de los siguientes:
“Acceso a contenidos impropios, perjudiciales o desagradables que pueden generar rechazo o perturbación de los niños y uso de la red para diseminar mensajes ofensivos y discriminatorios de carácter racista, machista, etc.
“Distribución e intercambio de pornografía infantil al amparo del anonimato de las salas de chat y listas de distribución, así como otras actividades relacionadas con la pedofilia.
“Consecuencias perjudiciales debido al abuso de Internet o la PC de carácter físico (obesidad, desarreglos posturales, etc.) o psicológico (depresión, aislamiento, dependencia).
“Uso de la red por parte de los propios niños como herramienta para el acoso y el bullying, así como para otras actividades (supuestamente) delictivas como la descarga de contenidos audiovisuales de la red (fundamentalmente software, música o películas).
“Organización de peleas o fiestas privadas en las que seguramente resultarán afectados por sus efectos. Así, por ejemplo, en el caso de las fiestas privadas, la mayoría de las personas serán desconocidas, pudiendo tratarse de pedófilos o tratantes de niños, como también, sin existir estas posibilidades, los adolescentes podrían llegar a tomar alcohol sin control y terminarían en algunos casos inconscientes en hospitales.
Estos son tan solo algunos de los ejemplos que podrían darse, sin lugar a dudas que existen muchos más, pero excederían las posibilidades extensivas de esta columna.
Hoy en día, Internet ha modificado, incluso, el ritmo de vida de los niños. Veamos un ejemplo. Tiempos atrás, cuando regresábamos del colegio luego de una ardua jornada de estudio, al terminar el almuerzo o la merienda y después de las tareas incluyendo trabajo con los manuales, se nos permitía salir a jugar con los amigos; niños y niñas interactuaban juntos o por separado pero en tiempo real, jugando al fútbol, la piola, la rayuela, la escondida, etc., al terminar retornábamos a casa exhaustos para preparar las cosas del colegio para el día posterior.
En la actualidad, los niños regresan al hogar y luego de almorzar o merendar utilizarán (en la mayoría de los casos) Internet para realizar las tareas, lo cual no demandará mucho esfuerzo y, luego de ello (quizás de inmediato) ingresarán a una red social para interactuar con sus amigos en la web y en tiempo virtual; produciéndose un aislamiento social que alejará a los niños, niñas y adolescentes de sus iguales, propiciando un pseudocontacto virtual que, finalmente, resultará poco satisfactorio y servirá para formar generaciones que solo se conectarán con el mundo exterior a través de la red: lo que significa, literalmente, “encerrarse en uno mismo”.
Ahora bien, Internet también propicia muchas ventajas. Veamos algunas.
“Las TICS facilitan la interacción con iguales a niños, niñas y adolescentes con dificultades de movilidad.
“Las aplicaciones tecnológicas en el tratamiento y vida cotidiana de discapacidades que afectan a la población infantil.
“Como herramientas en el ámbito educativo, no solo en las áreas referidas a la enseñanza de la propia tecnología, sino en el resto de las materias y contenidos, al propiciar éstas, una nueva plataforma de información.
“También como herramientas de sensibilización, denuncia y difusión de las propias organizaciones que luchan por consolidar y extender los derechos de los niños, que cuentan en Internet con un soporte fundamental para el trabajo en red y la visibilidad de sus resultados.
“Igualmente, la red propicia un espacio de interacción en tiempo real atractivo para potenciar las posibilidades de la participación social infantil, uno de los aspectos de la Convención sobre los Derechos del Niño más innovadoras.
En definitiva, Internet es tan útil como peligroso para los niños y adolescentes, pero también lo es para el mundo adulto y no por ello debemos alarmarnos, por el contrario, adaptarnos a esta nueva era digital que nos involucra a todos y, especialmente, al mundo de la niñez y adolescencia que está creciendo y formando en un mundo digitalizado.
En necesario que los adultos nos adaptemos al actual mundo informatizado de los niños, prestarles atención, educarlos y guiarlos en su formación, a la par que es aconsejable brindarles la protección y consejos necesarios de los peligros que acechan en la web y, para ello debemos informarnos y no subestimar (por desconocimiento) los riesgos que Internet implica, en otras palabras, será imprescindible el diálogo fluido de los papás con los chicos.
Internet es un mundo dentro del mundo en que vivimos. No obstante, en ese mundo virtual que convive con nuestro mundo real, todo se encuentra, desde enciclopedias y bibliotecas fabulosas hasta contenidos inapropiados y personas inescrupulosas, -tanto para los niños como para los adultos- a un mismo nivel de acceso: “un clic”.
Por ello, es necesario que los papás se despojen de tabúes y se acerquen a los niños con un diálogo expresivo, claro, fácil y desformalizado para protegerlos de los peligros de Internet, pero también para acompañarlos en su formación, de manera que el mundo adulto contribuya y no obstaculice un crecimiento responsable de los niños.

 

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