Hace una semana se llevó a cabo un régimen alternativo sobre resolución de conflictos en materia penal juvenil llevado adelante por la Defensoría General de la Nación, donde fueron invitados los jueces de Menores locales. Allí, se pudo comprobar que las sentencias que están emitiendo los actuales jueces de Menores Rodrigo Morabito y Fabricio Gershani Quesada están siendo revalorizadas a nivel nacional y la provincia está vista como una de las pioneras en brindar a los jóvenes soluciones alternativas.
La Justicia de Menores local tuvo grandes cambios desde el año pasado -renovación de jueces mediante- luego de episodios drámaticos que hubo que lamentar como la Tragedia de Alcaidía, donde se pudo comprobar que los jóvenes llevaban una semana encerrados.
De acuerdo con la legislación vigente, cuando un menor de edad comete un delito hay que empezar por contemplar qué tipo de delito está cometiendo y si es punible o no punible. En el ámbito del régimen penal juvenil hay varias aristas. El Esquiú.com mantuvo diálogo con el juez de Menores Rodrigo Morabito, quien ya pasado un año desde su asunción se mostró satisfecho con las nuevas formas de trabajo y aclaró algunas cuestiones sobre el tratamiento de los menores en conflicto con la ley: “En algunos casos formamos expedientes y remitimos al mecanismo de protección integral, los incorporamos a un mecanismo por ejemplo de seguimiento y supervisión de territorio, conocido como el programa de libertad asistida, donde hay un supervisor que le hace un seguimiento al chico y crea un vínculo y luego de un lapso de tiempo informa al tribunal todas las novedades hasta que se pueda dictar una resolución definitiva sobre su situación, pero no se somete a un proceso penal, no se lo responsabiliza con una pena porque no es posible hacerlo”.
Morabito a la vez, despejó dudas sobre la privación de la libertad de los jóvenes y la forma de responsabilizarlos para que no vuelvan a delinquir sin llegar a condenarlos. “Si se tiene en cuenta que la gran mayoría de los delitos que establece el Código Penal son excarcelables, es muy posible que los chicos no terminen privados de la libertad, salvo delitos extremadamente graves”.
“No todo el que comete un delito es un delincuente, hay que tener en cuenta que se pueden solucionar los conflictos haciéndoles saber que son responsables de haber cometido un daño y que lo deben reparar, ese es un paradigma de la responsabilidad”, sostiene el magistrado.
“Cuando un chico termina privado de la libertad y sometido a proceso penal, creemos que debe ser privado de su libertad, va al centro de recepción como última ratio. Desde ahí se hace un trabajo interdisciplinario importante de contención y comprensión sobre todo, y se lo lleva desde ahí a los centros de adicciones, trabajamos con Humaraya y S.O.S., además de otras ONG que se acercan a trabajar con nosotros […]. Lo que nos preocupa es cuando vuelven al hogar, cuando retornan a la casa y vuelven a lo mismo. Entonces ahí se hace funcionar el mecanismo de protección nuevamente para hacer un seguimiento”.
“Hay muchos chicos que antes cometían delitos y fueron incorporados a estos programas y que nunca más volvieron a hacerlo. El programa funciona de manera excelente. Entre este año y el pasado, cuando comenzamos a trabajar, de los veinte chicos que ingresaron al programa de libertad asistida, quince no volvieron a cometer delitos y eran chicos que delinquían de manera continua. Los otros siguen incorporados”.
Así, las sentencias de los jueces van más allá del mero encierro y en el último año se pudieron apreciar casos donde niños y padres tuvieron que asistir a la iglesia San Nicolás de Bari durante tres meses a prestar servicios comunitarios luego de los daños ocasionados al lugar, o una familia que debió asistir a recibir charlas sobre la peligrosidad de la manipulación de armas de fuego en Bañado de Ovanta, luego de que un niño hiriese a otro de un disparo cuando andaban de cacería sin supervisión de adultos.
“Creo que vamos en buen camino, este año los resultados fueron óptimos gracias al interés de todos los involucrados. Ojalá tengamos pronto un régimen penal juvenil acorde, creo que el poder político está enfocado en eso, como también los actores”, indicó Morabito.

Punibilidad

– “Si tiene de 16 a 17 hay que tener en cuenta que la punibilidad se rige cuando hayan cometido delitos que superan la pena de dos años, si no por el monto de la pena no serán juzgados”.
– “Si no tiene 16 años no es punible, no va a responder penalmente, pero los chicos también deben estar enrolados en un paradigma de la responsabilidad”.

Resocializar y reeducar para poder cambiar

-“Cuando a un chico se lo priva de la libertad desde el punto de vista de las restricciones, si se lo toma como una persona que debe ser sometida a proceso penal y encerrado no se está solucionando nada, es pan para hoy y hambre para mañana. Lo que sí va a funcionar es lo rehabilitador, lo resocializador. Se debe reeducarlo, resocializarlo y hacerle saber que su conducta nociva está afectando a terceros y que ha cometido una falta, se lo tiene que responsabilizar, pero garantizándole al máximo sus derechos”.
-“El poder represivo que tiene el Estado muchas veces es irracional, es poder punitivo. Lo que tenemos que hacer es limitarlo al máximo y poder buscar alternativas para que la reeducación se cumpla y no se vuelva a cometer delitos. Si no generamos que la persona que viene de una historia violenta pase a un proceso penal violento que no respeta sus garantías, los condenamos, los tenemos privados de la libertad con un sistema penal violento, y además no lo ayudamos a resocializarse. Va a salir más violento, va a volver a cometer delitos y el círculo vicioso se retroalimenta. Sumado a que el proceso penal es selectivo, siempre lamentablemente en el sistema penal argentino y mundial, el que termina preso es el más vulnerable, el más marginal”.

 

fuente http://www.elesquiu.com/notas/2012/10/22/policiales-258785.asp