O los presos que están alojados en el penal de Villa Urquiza son bastante torpes, o los registros que se encuentran en el libro de guardia camuflan otra situación. Casi todos los días quedan asentados supuestos golpes con la pared, tropezones y otros “accidentes” por lo que tienen que ser auxiliados.

El dato surgió en el marco de la investigación que lleva adelante la fiscala María del Carmen Reuter desde junio, cuando un detenido denunciara, ante la sala sala IV de la Cámara Penal, que los guardias trafican drogas. Las juezas dispusieron que la presentación del preso se remitiera a la Fiscalía de la III° Nominación, y Reuter allanó la penitenciaría para secuestrar el libro de guardia y otra documentación.

En la denuncia, el preso afirmaba que un guardiacárcel le había entregado “psicofármacos” para que vendiera entre sus compañeros, y como beneficio le iban a permitir que recibiera visitas, las cuales le habían sido prohibidas. El reo fue retirado del penal para garantizar su integridad, y actualmente se encuentra alojado en una comisaría de la capital, a la espera de que se realice el juicio oral. Está acusado por un robo agravado.

El denunciante acompañó las pastillas que le habrían entregado. Reuter dispuso que se realizara una pericia para conocer qué elementos componen el presunto psicofármaco, y según adelantaron fuentes judiciales, apenas tenga el resultado citará a declarar a los guardiacárceles mencionados en la denuncia.

Cambios en el penal

Varias situaciones cambiaron en el penal de Villa Urquiza en los últimos meses. El responsable de las unidades 1 y 2 (de procesados) fue relevado de su cargo. Sin embargo, fuentes del Ministerio de Gobierno, Justicia y Seguridad aseguraron que el cambio se debió a que el ex titular está cerca de jubilarse.

El problema es que el agente que quedó a cargo es uno de los mencionados en la denuncia, y en otras causas también fue sindicado como el presunto ideólogo de golpizas y maltratos contra los reclusos.

El segundo cambio sí fue una consecuencia directa de la investigación que realiza Reuter. Desde que se produjo el allanamiento en el penal de Villa Urquiza, la noche del 19 de junio pasado, los guardiacárceles también comenzaron a ser requisados para asegurarse de que no ingresen pastillas o drogas, informó el secretario de Seguridad Ciudadana Paul Hofer.

Fuentes judiciales contaron que la fiscala analizó el libro de guardia, donde llamó la atención el registro de heridos, y habrían surgido otras irregularidades como el asiento de permisos para detenidos, en los que se consignaba erróneamente la sala de la Cámara Penal que controlaba la ejecución de la sentencia.

La violencia en el penal de Villa Urquiza no es nueva. El director de Institutos Penales,Guillermo Snaider, reconoció que en un contexto de encierro es difícil que no se produzcan hechos de violencia. “Es imposible pensar que en una cárcel no pueda hacer incidentes”, había afirmado en una entrevista que concedió en marzo, y relató que casi todos los días hay presos que quieren quitarse la vida.

Por otro lado, fuentes del servicio penitenciario comentaron que el problema se agravó en el último tiempo. “Antes había cabecillas en cada unidad. Ahora ya no existe eso, hay muchos grupos, y no respetan nada. Por eso hay peleas bastante seguido”, explicó la fuente.

 

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