Desde el techo de un micro, el activista cannábico Matías Faray contempló ayer la multitud que precedía al vehículo, que luego ofició de escenario de la Marcha Mundial de la Marihuana. “Era el doble de gente que el año pasado. Vino todo el barrio”, aseguró este joven que estuvo preso por cultivar e integra el Club de Cannabicultores del Oeste. Los organizadores aseguraron que 40 mil personas unieron ayer la Plaza de Mayo y el Congreso, cifra record en el año, en que podría despenalizarse la tenencia de drogas para uso personal y discutirse el autocultivo, central en el reclamo de lo usuarios. De hecho, los plantines de marihuana fueron levantados como grito de batalla en el escenario por la legisladora porteña kirchnerista María José Lubertino y por la diputada nacional por Libres del Sur Victoria Donda. En total, se marchó en 22 ciudades de Argentina.

“Esta vez la gente estaba más comprometida, con ganas de juntarse y preguntando por asociaciones o clubes en su zona. Algunos porque querían empezar a cultivar y, los que ya plantan, porque quieren conocer a otros cultivadores para estar más seguros y protegerse”, comentó Juan Pablo Felipponi, titular de la Asociación Cannábica Buenos Aires (Acaba), en medio de una Plaza de Mayo copada por jóvenes porteños y bonaerenses.

La marcha partió encolumnada detrás de dos banderas: “Despenalización ya, no más presos por plantar” y “No al Narcotráfico”.

A un costado de la Plaza se desarrollaba el Primer Congreso Villero de la ciudad de Buenos Aires (ver aparte), donde se debatieron estrategias contra la exclusión y marginación de las villas porteñas. El activista Faray, micrófono en mano, los invitó. “La despenalización los involucra. Por culpa de esta ley nos detienen por tener, plantar o fumar en la calle”, dijo. Enseguida se sumaron a la multitud que partió al canto de “¡Autocultivo! ¡Autocultivo!”. La policía, al igual que el año anterior, se limitó a desviar el tráfico.

Cuando el micro enfiló a la plaza del Congresos, alrededor de las 17, se fundió la humadera de porro con el olor de las hamburguesas, bondiolas y chorizos. También aguardaban los repartidores de la nueva publicación de cannabis, gratuita, llamada Softsecrets, que se suma a la veterana revista THC y a la reciente Haze. Como si fuera el día de la primavera, cientos de personas se acomodaron en el pasto de la plaza para merendar o a bajonear, mientras sonaban murgas, batucadas y un ensamble de jazz con vientos, redoblantes y banjo.

“Vamos por las semillas, el cultivo y los clubes de cannabis; vamos por una nueva forma de regular. ¡Libertad para las plantas!”, agitó desde el escenario Rossana “Nermi” Zapia, de la Agrupación Agricultores Cannábicos Argentinos (Aaca). Luego, el activista cordobés, Mike Bifari pidió al Congreso fijar cantidades para cultivar y tener marihuana. “No podemos quedar a merced de jueces y policías que no saben del tema pero tienen el poder de meternos presos”, dijo. Adriana Funaro, de Canabicultores del Sur, sostuvo: “El cambio de raíz es la educación y la información”.

Por su parte, Ricardo Paveto, de la Asociación de Reducción de Daños de la Argentina aseguró que la penalización aleja a los usuario del sistema de salud. “Un sistema sanitario que no dialoga con los consumidores termina siendo discriminador”, explicó. Según él, la despenalización de la tenencia y el autocultivo hacen a la calidad de vida de esta y las próximas generaciones. Luego pidió discutir la letra chica del proyecto de ley del senador Aníbal Fernández y regular el uso y cultivo de cannabis. El más encendido de los oradores fue José María Di Bello, la primera persona en contraer un matrimonio igualitario, antes de la sanción de la ley. Con un redondel que simulaba el viejo logo de YPF, cambiado por CFK, aseguró que el actual gobierno nacional es “el marco” para discutir. “Ya logramos el casamiento, esta semana seguro se aprueba la ley de identidad de género… ¡Cómo no vamos a lograr cultivar!”, arengó. Luego se recordó a fallecida activista travesti y cannábica Claudia Pía Baudracco y también a Edith Moreno, fundadora de la Agrupación Cogollos en Córdoba.

“Hace diez años, siendo diputada nacional, firmé un proyecto por la despenalización porque no se puede penal las conductas privadas que no afectan a terceros. Tenemos que defender la autodeterminación y el derecho a elegir sobre nuestros cuerpos”, dijo la legisladora Lubertino, quien recibió un plantín de manos de Di Bello, luego de que éste propusiera llevar otros a todos representantes del Congreso. “Apoyo la despenalización por la salud, por la libertad y para combatir al narcotráfico. ¡Bob Marley está con todos nosotros!”, concluyó Lubertino. Abajo del escenario, escuchaba su compañera del interbloque kirchnerista en la Legislatura porteña, María Rachid, sosteniendo un plantín. “No es mío, me lo dieron, igual me lo llevo a casa”, comentó entre risas. Otros oradores de algunas de las 15 asociaciones cannábicas que hay en el país reclamaron “el cese de la proscripción” de la Inspección General de Justicia, que les niega su personería jurídica. La diputada Donda, autora de uno de los proyectos de reforma a la ley, festejó: “Hoy cuarenta mil personas nos convocamos para que el Estado respete nuestros derechos”.

Luego, la diputada recordó que el año pasado no se habían expresado sobre el tema todos los bloques parlamentarios, pero ahora, con el proyecto de Fernández, “no hay excusas”. “Proponemos que se eliminen las penas por tenencia simple y autocultivo. Si un juez quiere allanar a un cultivador, que tenga las pruebas de comercio en la mesa. Que no lo meta preso sólo por tenerlas”, dijo. También estuvo el dirigente del PTS, Christián Castillo, quien aplaudió el cierre, a cargo del abogado Joe Stefagnuolo: “El autocultivo rompe la cadena del narcotráfico, de la que tanto se agarran para criminalizar a los consumidores”.

 

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-193408-2012-05-06.html