El juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni dijo que “sería bueno” que lo reemplace una mujer en el cargo que dejará vacante a partir de fin de año, ya que “le aportaría” al tribunal “una imagen más equitativa en materia de género”. El penalista advirtió que la oposición política incurre en una “irresponsabilidad institucional” al rechazar de antemano cualquier candidato a la Corte que proponga el actual gobierno. “Es lo correcto que una institución funcione con todos sus integrantes”, sostuvo.

Zaffaroni presentó a fin de octubre una carta dirigida a Cristina Kirchner en la que anunciaba su renuncia a partir del 31 de diciembre, cuando le faltarán unos pocos días para cumplir 75 años, la edad jubilatoria que establece la Constitución para los integrantes de la Corte. El juez sostuvo que lo movían a retirarse del tribunal “razones normativas y, más lejanamente, éticas y de convicción personal”. Citó, entre ellas, su discrepancia con los cargos vitalicios, que consideró más propio de las monarquías que de los sistemas republicanos. El anuncio de su salida puso sobre el tapete la discusión acerca del nombramiento de su reemplazante para cubrir los cinco cargos que prevé la ley vigente para conformar el alto tribunal. El tema había comenzado a despuntar unos días antes, tras el fallecimiento del juez Enrique Petracchi.

En un comienzo, el presidente supremo, Ricardo Lorenzetti, deslizó que no hay apuro para la designación y que la Corte puede funcionar con cuatro miembros. Unos días después morigeró sus afirmaciones. Fue después de que la vicepresidenta de la Corte, Elena Highton de Nolasco, dijera en un reportaje publicado por Página/12 que sería conveniente que la Corte esté completa, que el actual gobierno promueva un candidato y mejor aún si es una mujer. Highton evaluó que con cuatro integrantes hay altas chances de empate y a su entender no es bueno designar conjueces, ajenos a la jurisprudencia del tribunal. Entre tanto, desde distintos partidos de oposición (UCR, PRO, Frente Renovador) anunciaron que boicotearán cualquier nombramiento, sea quien fuere, impulsado por la Casa Rosada. El argumento es que suponen que el Ejecutivo va a querer designar a un juez afín porque busca “impunidad”. Lo asombroso es que respecto de algunos de los nombres de posibles jueces que circulan, como el de León Arslanian, el radicalismo había dicho que lo apoyaría como juez supremo, no como integrante de la lista de conjueces para la Corte.

Zaffaroni coincidió con Highton en la conveniencia de designar a una mujer en el alto tribunal y en cubrir el lugar disponible para que funcione con cinco jueces. “Yo no tengo ningún candidato, no es mi cuestión, es una facultad exclusiva del Presidente”, dijo cuando le pedían que postulara nombres. Sólo aludió a la importancia de mantener el equilibrio de género. Carlos Fayt había aportado sus bocadillos la semana pasada, cuando aclaró que él, a los 96 años, no se va de la Corte, agregó que debe tener cinco miembros y deslizó una respuesta irónica a Zaffaroni al decir que está contento de vivir en democracia y no en una monarquía.

Zaffaroni fue crítico con la postura de rechazar cualquier candidato presentado por el Ejecutivo. “Decir que me voy a negar a elegir a cualquiera es tergiversar el sentido de las mayorías calificadas que establece la Constitución”, sostuvo en una nota en Radio Cooperativa. “La Constitución dice: ‘Muchachos, tienen que ponerse de acuerdo para elegir al mejor, eviten que se elija al peor, es mandato constitucional”, dijo Zaffaroni.

Lorenzetti volvió a hablar del tema ayer y recomendó “tranquilizarse”. “No tenemos nada que decir, la Corte tiene que respetar lo que digan los otros poderes”, señaló en la presentación de un libro en la Biblioteca Nacional.

Tal como había anunciado en su carta, Zaffaroni confirmó que piensa dedicarse a la docencia e investigación. La posibilidad de integrar la Corte Interamericana, para lo cual el Gobierno lo postuló, sería –señaló– “un honor”. Descartó de plano, en cambio, algún cargo ejecutivo. “De ninguna manera”, dijo. “Si tuviera veinte años menos lo pensaría, pero no, porque no podría soportar el estrés que significa un cargo ejecutivo a esta altura de mi vida.”

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