El fiscal general José Gerez anticipó este jueves (07/08) que pedirá la nulidad del juicio en el que el jurado popular declaró la no culpabilidad de Andrés Faría (36) por el asesinato de Ailín García (21), ocurrido el 17 de enero del año pasado en el frigorífico ubicado en Lisandro de la Torre y Libertad, de la capital.

Gerez dijo que fundamentará su petición en que el tribunal no realizó la deliberación en forma continua. Ayer, se realizaron los alegatos de clausura y se le brindó las instrucciones al jurado que pasó a debatir a partir de las 16 hasta pasadas las 20 cuando se retiraron. Este jueves volvieron a deliberar, pues el plazo que estipula el código procesal es de dos días como máximo. No existe ninguna disposición que impida a los integrantes del jurado no regresar a sus domicilios.

El fiscal insistió en que aún si se hubiese obtenido un veredicto de culpabilidad también interpondría la presentación. Gérez señaló que espera llegar hasta el Tribunal Superior de Justicia para que se expida sobre el modo en que debe realizarse la deliberación.

Para obtener un veredicto de culpabilidad se necesitan al menos 8 votos de los 12 integrantes.

Faria estuvo con prisión preventiva un año y siete meses.

Es la primera vez en la provincia que un jurado dicta un veredicto de estas características. En Neuquén se realizaron hasta el momento seis juicios con esta modalidad. Los casos fueron: Posse, Landaeta-CardozoMéndezGonzález,Castillo-RodríguezCanales-Castillo-Obreque Varas.

Solo en Landaeta-Cardozo se realizó el juicio de cesura en el que se define las penas que deberán cumplir los imputados.

Los alegatos

El miércoles por la mañana las partes realizaron sus alegatos en los que el querellante, Ignacio Segovia, destacó que «el ADN significa para nosotros que Faría se ató a Ailín, porque si el informe del celular lo ubica en la zona, el ADN encontrado en el cordón con el que ataron a Ailín, lo ubica en el lugar del crimen».

Precisamente esos dos informes fueron los elementos más destacados en el juicio. El análisis de rastros genéticos realizado a la cuerda con la que se maniató a la joven determinó la presencia de rastros de ella y de Faría, en un cordón que se habría tomado de un pantalón nuevo que estaba guardado en el depósito en donde fue ultimada.

En tanto que el informe sobre la ubicación del celular de Faría reveló que hizo dos llamadas ese día a las 5,44 y las 7,25 las cuales fueron captadas por la antena o celda correspondiente al área en la que se emplaza el frigorífico.

Tras ello el teléfono habría sido apagado y recién prendido luego del crimen a las 13,30, momento en el que ingresaron varias llamadas perdidas, entre ellas de su hermana María Magdalena Faría y de su esposa Neri Aranda, quienes como coartada declararon que estuvieron con él.

Mientras el defensor Ricardo Mendaña pidió al jurado que «no causen otra víctima y condenen a un inocente», para el fiscal Pablo Vignaroli «el crimen estuvo muy bien pensado y planificado. Se valió de un lugar de ingreso que conocía por los años de experiencia y que le permitió llegar a la terraza sin ser visto».

Desde allí el fiscal detalló que «forzó la puerta y entró a la oficina en donde golpeó en la cabeza a Ailín y le fracturó el cráneo. Luego la trasladó a otra oficina en donde sacó dos pantalones nuevos que estaban embalados y con uno le ató los pies, mientras con el otro la amordazó y le sacó un cordón de la cintura con el que le ató las manos y después le dio dos tiros en la nuca».

Para Vignaroli los testigos acreditaron que el motivo del crimen fue que Faría nunca aceptó que la joven y su hermano Mauro se hicieran cargo del frigorífico que le dejaron sus padres, y cuyo detonante fue que, tras 20 años de trabajar en el lugar, la joven lo despidió por «pérdida de confianza».

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