ROCA (AR).- Tres internos sufrieron graves quemaduras en más del 50 por ciento de sus cuerpos, a raíz de un incendio que se desató ayer por la tarde en un pabellón del Establecimiento de Ejecución Penal 2, de Roca.
Dos de los reclusos se encontraban anoche en estado «gravísimo» y después de ser asistidos en el quirófano fueron trasladados a terapia intensiva del hospital, donde al cierre de esta edición uno de ellos permanecía en estado «irreversible», confió una fuente médica.
El nuevo incidente se produjo en el pabellón 11, ubicado en el ala sur de la exalcaidía roquense. En ese momento Daniel Durán –de 27 años– se encontraba llevando adelante una protesta ya que desde hace varios días reclamaba ser trasladado a un pabellón general, desde donde había sido «expulsado» por el resto de la población carcelaria.
En una pequeña celda, que en algún momento fue utilizada para visitas y servía como locutorio, el recluso se encontraba alojado junto a otros dos «refugiados»: Juan Alberto Álvarez y Lucas Matías Burgos.
Fue cerca de las 18:30 que Durán, quien está condenado a 9 años de cárcel por abuso sexual con acceso carnal, agravado por la utilización de un arma de fuego, decidió endurecer el reclamo prendiendo fuego a uno de los colchones. Pero el incendio se le fue de las manos y comenzó a afectar los demás colchones y las prendas de vestir que había dentro de la celda.
El humo y las llamas rápidamente se propagaron por la pieza ante los gritos desgarradores de los reclusos, que comenzaban a asfixiarse y a quemarse vivos.
Desesperados, los internos de las celdas cercanas alertaron a los celadores. Justamente a esa hora ya se estaba produciendo el encierro de los internos que estaban en el patio, una tarea que habitualmente realiza el grupo de requisa. Rápidamente éstos llegaron al pabellón para auxiliar a los reclusos.
«La piel de los brazos les colgaba», contó un abogado que observó cuando trasladaban a los internos al hospital de Roca y que circunstancialmente aguardaba en el acceso a la cárcel.
El cuadro más grave lo presentaban Durán y Álvarez, según se informó anoche. Tenían quemaduras en el 50 por ciento de sus cuerpos y el humo caliente que inhalaron le provocó lesiones todavía más delicadas en las vías respiratorias. Un cuadro menos dramático presentaba Burgos, quien anoche era asistido en el quirófano.
Sin colchones ignífugos
Los colchones comunes resultan sumamente peligrosos justamente por su capacidad de combustión –están elaborados con goma espuma–, es por eso que desde hace años y según establece «el manual de buena práctica penitenciaria», se dispuso la compra de colchones ignífugos. Una fuente carcelaria reconoció que desde hace por lo menos un año que ya no se compran más esos colchones especiales, por lo que se autorizó a los internos a traer sus propios colchones.
Anoche, el director del Penal 2, oficial Emilio Martínez, reconoció que sólo la rápida intervención del personal de esa institución evitó un mal mayor. «Estaban por concretar el ingreso de los internos en el patio. Si hubieran tardado un poco más estaríamos hablando de un hecho mucho más grave; estaríamos lamentando tres personas muertas», dijo el jefe del penal.