Una denuncia de violación en una comunidad indígena amenaza con reeditar un caso parecido, aún impune, y recrear el escándalo desatado en aquella oportunidad.
Miembros de la comunidad wichi “Misión La Loma”, de Embarcación, denunciaron el 25 de julio en la comisaría 43 la violación de una nena de esa etnia de 9 años. Allí señalaron como autor del supuesto vejamen es el padre de la niña.
El caso fue dado a conocer por el cacique Alberto Climaco, hermano de los tíos de la víctima, quien sostuvo que desde el 19 de mayo la comunidad sabía de los abusos del padre de la niña contra la menor y, antes de que quedara embarazada, deseaban ponerle fin a la situación. La Policía giró el caso a la Asesoría de Menores e Incapaces, a cargo de Juan José Andreu, quien solicitó una investigación pormenorizada del asunto.
La policía se hizo presente en la comunidad La Loma, donde entrevistó a la madre de la supuesta víctima quien, según la fuente policial, negó por completo la existencia del abuso.
Sin embargo, por orden del defensor de Menores en turno, la niña fue llevada por la policía a Tartagal, donde fue asistida por psicólogos del Servicio de Asistencia a la Víctima (Savic).
Las afirmaciones de la pequeña wichi confundieron aún más el tema, ya que señaló como autores materiales de los abusos a sus tíos. Tras el informe del Savic, la Asesoría de Menores e Incapaces solicitó la revisión médica de la niña, que se realizó ayer.
Sus resultados se mantienen bajo estricta reserva y ya fueron girados a la Justicia, dada magnitud que causó la noticia entre los habitantes de las diversas comunidades wichis de la zona. La pequeña, en tanto, fue entregada a sus padres y se encuentra bajo custodia y consigna policial.
El caso ya tiene antecedentes
Teodora Tejerina denunció el 8 de julio de 2005 que su compañero José Fabián Ruiz (28) había abusado sexualmente de su pequeña hija y la había dejado embarazada.
A pocos días del parto y de dar a luz, la flamante abuela y algunos miembros de la comunidad Lapacho Moto comenzaron a exigir la libertad del acusado.
El caso alcanzó resonancia internacional por cuanto hubo opiniones encontradas tanto judiciales como científicas y de integrantes de la propia etnia. Algunos argumentaron que no se podía juzgar a un wichi con pautas culturales distintas a las que rigen en el pueblo originario, en donde las relaciones sexuales con una menor que ya experimentó su primera menstruación es una costumbre arraigada y aceptada.
Fue diametralmente opuesta la posición de Octorina Zamora, autoridad de otra comunidad wichi y una de las pocas dirigentes indígenas que levantaron la voz para denunciar a los jueces de la Corte de Justicia de Salta, luego que anularan el procesamiento de Fabián Ruiz, en julio del 2006. Ayer, algunos de los denunciantes aseguraron que José Fabián Ruiz se encuentra ya en libertad, por lo que este nuevo caso, de comprobarse su veracidad, reavivaría el debate que tiene ribetes de escándalo.
Otorina Zamora fijo su posición al sostener que: “Es realmente una aberración pensar que el pueblo wichí acepta el abuso sexual de las niñas como una costumbre ancestral”.
Agregó aquella vez su temor de que la sentencia del alto tribunal sea un precedente para dejar impunes otras violaciones y cerró su alocución con la frase: “Yo estoy defendiendo a los niños y a las niñas, que son la esperanza de mi pueblo”.