Los departamentos Orán, San Martín y Rivadavia, en superficie, tienen dos veces el tamaño de la provincia de Tucumán. Para ese territorio, donde están las fronteras más calientes del país y la puerta de entrada de casi la totalidad de cocaína que ingresa a la Argentina, el Estado nacional tiene un solo fiscal federal con un pequeño ejército de seis personas para investigar, acusar y encarcelar a los que se ponen fuera de la ley. Por sus manos pasó la mayoría de los más de 10.000 expedientes relacionados con narcotráfico que conduce el Juzgado Federal de Orán, donde un solo juez lleva casi 20.000 causas.
Es responsable del 80% de los pedidos de elevación a juicio que tienen el Tribunal Oral de Salta y de casi el 90% de las causas con presos vinculadas al narcotráfico en la zona. Además monitorea 300 investigaciones de presuntas bocas de expendio en la jurisdicción. Tiene más de 30 años de función, después de 17 como defensor penal, algunos como secretario y juez de Instrucción. Hasta que en 2004 se metió en la boca del lobo: la Fiscalía Federal de Orán, donde confluyen los delitos más complejos y los recursos más escasos. José Luis Bruno dice lo suyo: “Lo que más preocupa es que parece que no existimos”.
El fiscal es el que acusa. Los fiscales federales, también hay provinciales, investigan los crímenes que violan las leyes nacionales, cometidos en el territorio de la provincia, pero solo aquellos que ofenden la soberanía y la seguridad de la Nación. En Salta hay tres fiscalías federales que dependen de la Ministerio Público Fiscal de la Nación. El procurador general, máxima autoridad de ese organismo, es el jefe de todos los fiscales del país. “Nunca tuve una visita de la Procuración, ni de ningún organismo del Estado nacional”, dijo.
¿Qué es lo qué más le hace falta?
Necesitamos personal, mano de obra. Es el reclamo que permanentemente hacemos a Procuración General. El problema es que todas las fiscalías federales del país tienen la misma estructura. Pero una fiscalía en La Rioja tiene 10 causas y acá en la frontera tenemos cientos. Estamos desprotegidos. Necesitamos herramientas y movilidad para una jurisdicción tan grande como esta. Le aseguro que hicimos mucho más de 10 pedidos a la Procuración General de la Nación.
En la zona no tenemos un centro de rehabilitación de adictos, por ejemplo. Muchos adictos son utilizados como vendedores y no tenemos donde rehabilitarlos. Pero tampoco tenemos donde detenerlos, porque no hay una alcaldía federal para alojarlos.
Cuando yo era juez de Instrucción de la Provincia tenía mil causas mensuales y acá no tenemos esas cifras. Pero ojo, yo tenía 30 personas a cargo y acá somos seis. Ese es el personal que tengo, más dos gendarmes que nos custodian. Me llama la atención que se anuncie la creación de nuevas secretarías para juzgados y que nunca se hable de la fiscalía. Seguramente el juzgado necesita lo que reclama, pero acá estamos en estado de abandono.
¿Salvador Mazza sigue siendo la principal puerta de entrada de la cocaína a la Argentina?
Lo que dicen en El Tribuno es verdad y lo vengo diciendo hace años: aumenta el narcotráfico y existe una desprotección de la frontera. Acá lo que se necesita es reforzar la frontera.
Salvador Mazza sigue siendo la puerta principal, pero también pasa mucho por Aguas Blancas. Los paseos de compras, que llevan mucha gente se mudaron a Aguas Blancas y entonces está entrando también más droga por ahí.
La cantidad de causas, los hechos que tomaron estado público, están diciendo que hay una movida importante. Se están viniendo para este lado. Hay que reforzar la frontera. Del otro lado hay un nivel de violencia muy importante y eso no puede ser bueno para nosotros.
Un comisario de la zona me dijo que allanaron una boca de expendio y a los 15 días el traficante volvió a vender droga ¿Es así?
Se ven casos como esos. Hay muchos procesados que consiguen excarcelación hasta que llegue su juicio. A mí lo que me importa es que la boca de expendio se cierre, que se vaya del barrio. Si agarramos al que vende genial, 10 puntos. Pero si no, igual queremos que esa boca de expendio se las tome, que se vaya y no vuelva.
La comunidad está pidiendo que combatamos la venta en los barrios y nosotros queremos combatir. No es fácil. No tengo dudas de que con un trabajo serio se pueden hacer muchas cosas importantes y hasta ganar la batalla. Creo que se puede, pero nos tenemos que poner las pilas todos. También necesitamos que las fuerzas de prevención tengan un número importante de gente para poder utilizarlas. No puedo hacer un procedimiento con dos o tres gendarmes y policías. Para esta lucha necesitamos un número que por lo menos intimide al delincuente. Esta es la segunda ciudad de Salta ¿Cuantos móviles tiene la comisaría 20? (Nota: tiene cuatro y dos en reparación) Necesitamos más número de las fuerzas nacionales, más presencia. La Policía Federal argentina acá no existe. Tiene el local alquilado.
Pero, ¿por qué salen en libertad los que poco tiempo antes vendían paco?
No comparto que muchos de los detenidos por tenencia con fines de comercialización en los barrios de la zona entren por una puerta y salgan por la otra. Nuestra fiscalía apeló el 100% de los casos en los que se pide la excarcelación.
Tenemos una Cámara Federal de Apelaciones que es un poco garantista y tal vez debería endurecer su postura, porque es un pedido de la comunidad. Es absolutamente legal, pero yo no lo comparto. Cuando el juez pide la excarcelación yo apelo la medida y es la Cámara la que confirma o no la apelación.
La mayoría de las veces, la cámara confirma lo que pide el juzgado. ¿Cómo vamos a combatir las bocas de expendio si a los dos días el que vendía está libre?
La excarcelación se da en los casos en los que hay cierta certeza que el acusado no se va a fugar y en donde el delito que se le imputa tiene una pena que no requiere prisión efectiva, es decir, de tres años para abajo. Pero la tenencia con fines de comercialización tiene un mínimo de cuatro años, por eso apelamos todo. Entonces, esa persona, mientras la causa continúa, queda en libertad. Lamentablemente muchos vuelven a vender. Son criterios y opiniones.
¿Tiene que ver con las excarcelaciones el hecho de que no exista una alcaldía en la zona para alojar a los detenidos?
Creo que tiene que ver, sin dudas influye. Esta fiscalía interpuso un recurso contra el Estado por las malas condiciones en las que se encuentran los detenidos del Escuadrón 52 de Tartagal. Después de eso la Cámara Nacional de Casación prohibió que alojen presos en el lugar. No podemos tener a los presos amontonados, pero tenemos que tener una alcaldía, no puede ser que la tengamos en Gemes. Tampoco nos sirve en Tartagal o a 100 kilómetros, tiene que estar donde se encuentra el juzgado.
Como no tenemos donde poner los detenidos, entonces el juez tiene que analizar, hacer una selección y dejar presos a los peores, a los más peligrosos. Aunque eso no quiere decir que los que salgan estén en condiciones de quedar en libertad. Es una situación complicada para el juez y que nos afecta a todos, hasta a los abogados defensores.
¿Qué opina del traslado de Gendarmería de Salvador Mazza a Aguaray?
Gendarmería habrá tenido sus fundamentos para mudar el escuadrón hasta Aguaray. Salvador Mazza, antes del traslado, ya se tendría que haber reforzado, pero en lugar de eso le bajaron la categoría de cuartel a “sección reforzada”. Desde nuestro punto de vista la medida no fue positiva. Es la frontera más caliente del país y hay que darle la envergadura que eso acredita. Esto es más bravo que Ciudad del Este: allá tienen contrabando de cigarrillos y tráfico de marihuana y acá tenemos contrabando de hojas de coca y tráfico de cocaína. Está frontera es mucho más caliente. No se olvide que tuvimos traficantes de Europa del Este y ahora tenemos colombianos.
Si tenés 300 tipos en la frontera, pero le metés 600 más, ellos no van a empujar por ahí, posiblemente van a tener que buscar otro lado. El tema no es si están en Aguaray o en Salvador Mazza. El tema es que tienen que haber más. Además, no pueden mandar a controlar la frontera a gendarmes recién egresados. Están incorporando un montón de gendarmes que terminan el curso de unos meses y los destinan a esta zona. Acá necesitamos gente con un alto grado de preparación. Necesitamos intimidar.
¿Intimidamos?
Yo soy hijo de gendarme. A mi padre lo destinaron a Salvador Mazza en el 63. Tengo una foto en el cuartel de cuando era chico, el mismo que hoy es sección reforzada. Desde ese día no ha cambiado en nada. Está exactamente igual. Ojo, estoy convencido de que la mejor fuerza de prevención sigue siendo Gendarmería. Antes en Aguas Blancas había 1.000 bagayeros y hoy son 3.000, pero los que controlan son los mismos. Entonces, sino se toman las medidas, la situación te supera.
¿Qué es lo que más le preocupa?
Me preocupa todo lo que tenga que ver con el narcotráfico y que empecemos a ver actos de violencia, como ejecuciones o secuestros extorsivos. Yo vivo acá. Es complicado. Nuestra frontera es muy vulnerable y muy amplia. Es obvio que cuanto menos gente tengas, más complicado será controlarla.
No quiero provocar falsas alarmas, pero hay que prestar atención a lo que está pasando en Salta. Desde hace unos años que el narcotráfico viene en aumento. Me siento solo. De la Nación nunca vino nadie. No se trata de lo que pueda sentir este fiscal. En cinco años yo me voy y esto sigue, pero hay que prestar atención ahora.
Falta mano de obra en todos lados: juzgado, fiscalía y fuerzas de prevención. Pero cuidado, acá ninguno de los que estamos en esta lucha le escapa al bulto. Todos ponemos el cuerpo, no solo la fiscalía. Cualquiera podría hacerse el boludo, pero hay un compromiso real, aunque no muchas herramientas. Necesitamos que nos den una mano. Puedo tener diferencias con el Juzgado Federal, pero estamos solos.
Lo que más preocupa es que parece que no existimos.
Es alarmante lo que cuenta…
No hay que causar alarma, pero por lo menos nos tienen que dar las herramientas para no llegar a ese punto. Si estuviera alarmado ya me hubiera ido, porque vivo acá, mi familia es muy grande y no la pondría en riesgo.
Nuestro teléfono suena a cada rato, porque estamos de turno los 365 días del año. En Salta Capital hay dos fiscalías que están de turno un mes cada una. Es decir, a una le toca turno 30 días, pero después tiene 30 días para descansar. Acá estamos de turno todos los meses del año. No tenemos feria judicial desde que está el Juzgado Federal en Orán. Pedimos que nos visiten, que vean como trabajamos, que hagan sugerencias. Salvo ustedes a nadie le puedo mostrar que estamos al día con nuestro trabajo, que a pesar de todo cubrimos toda el área operativa.
Pero voy a seguir trabajando. Soy un convencido de que se puede.
fuente http://www.eltribuno.info/salta/201948-Lo-que-mas-preocupa-es-que-parece-que-no-existimos-.note.aspx