El gobernador Antonio Bonfatti encuadró la detención ilegal, bajo tormentos, de seis menores de edad en la comisaría 14ª como «viejas prácticas que cuesta desterrar en la policía de Santa Fe». Y prometió que «de comprobarse esta denuncia, que es muy grave, vamos a actuar con todo el peso que corresponde y habrá sanciones ejemplares». Su vice, Jorge Henn, aseguró que «este gobierno no va a dudar en mandar a disponibilidad a los que no entiendan que este tipo de acciones no tienen lugar en la provincia».
Los titulares del Ejecutivo provincial salieron a pronunciarse ayer sobre la denuncia que pone sobre la lupa a la seccional policial de barrio Belgrano, donde hasta ayer nadie de su personal había sido removido. «No es la primera vez que ocurre este tipo de cosas. Son viejas prácticas que cuesta desterrar, pero estamos con toda la predisposición para que esto cambie de una vez para siempre», dijo Bonfatti. «Los cambios culturales –añadió– no se producen de un día para el otro. No se puede ir a un almacén o ferretería y comprar un policía nuevo. Los policías se forman, se educan. Recién vamos por la quinta camada de egresados del Instituto de Seguridad Pública que tuvieron dos años de capacitación, y un tercero para la tecnicatura», justificó el mandatario.
En su análisis, la erradicación de la violencia policial es un proceso en ciernes. Señaló que a esa formación de cadetes sobre la que cifra expectativas, «debe agregarse un cambio en los procedimientos de trabajo. Son transformaciones lentas y hay que hacerlas por consenso. Estamos avanzando a partir de las jurisdicciones para que no haya una sola jefatura, sino cinco. Seguimos con los centros de denuncias que se van a inaugurar en los próximos días mediante convenios con los colegios de abogados. Lo mismo con la incorporación de tecnología como las cámaras de video. Pero todo esto lleva mucho tiempo y no se puede hacer como uno quisiera», lamentó el gobernador.
Y ratificó su intención de «cambiar las pautas de trabajo de la policía, porque hay posibilidad de hacer un seguimiento de los patrulleros, si circulan o no, y por dónde. Están las cámaras y está la gente, que hoy se anima a hacer denuncias contra la institución porque hay un Estado que la escucha», destacó.
A cuento de la incorporación de videovigilancia en la calle, ayer el concejal radical Jorge Boasso dio a conocer su propuesta de instalar cámaras adentro de las comisarías, como un intento por desalentar o detectar situaciones de apremios ilegales como los que señala la denuncia.
Un paso más adelante que la cauta afirmación del secretario de Seguridad, Matías Drivet, en la víspera, Henn buscó una posición de mayor severidad contra el abuso policial denunciado, para contrarrestar críticas opositoras al silencio inicial de la Casa Gris. «Este gobierno no va a dudar en mandar a disponibilidad a los que no entiendan que este tipo de acciones no tienen lugar en la provincia», afirmó el radical.
Los autores de la denuncia, que recayó en el juzgado de instrucción nº 11, a cargo de Hernán Postma, son los padres de seis chicas y un joven, todos entre los 12 y 18 años de edad, detenidos por la policía en la madrugada del jueves a la salida de la cantina Divina Greta. A partir del testimonio de sus hijas, los adultos contaron que los policías de la comisaría situada en Marcos Paz y Provincias Unidas las llevaron arrestadas a los golpes y empujones. «Se bajaron de un patrullero, nos corrieron y nos tiraron contra un portón. Nos preguntaron las edades y nos pateaban en la cara», relataron las víctimas. Agregaron que adentro de la seccional las obligaron a desnudarse al grito de «negras villeras, sucias, mugrientas, se hacen las lindas por la calle y andan robando».
Una de las chicas, diabética, se descompensó y la obligaron a limpiar su propio vómito, según la presentación judicial. Recién después de unas horas, la derivaron a un hospital para que le dieran atención médica. Apuntaron que una mujer policía les dijo: «Yo te rompo toda la cabeza y no me importa si voy a juicio». Y hacia las ocho de la mañana, cinco horas después de que las detuvieran, un oficial empezó a avisar a los padres de las menores para que fueran a retirarlas.
Hasta ayer a la tarde, el jefe de la comisaría, comisario Fabián Fantín, continuaba en su puesto.
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