El gobernador Antonio Bonfatti pidió al gobierno nacional que sume las fuerzas federales para combatir el delito en Rosario. «La policía de la ciudad no puede sola», dijo. Y puso el foco en el control del narcotráfico y la persecución fiscal de los patrimonios acrecentados por medios oscuros. «No tenemos fronteras con radares, y así la droga ingresa desde Paraguay a gran escala», cuestionó, y sumó otro aspecto al reclamo: «La persecución del delito económico le compete a la Afip». Asimismo, asumió que «hay resistencias» dentro de la fuerza provincial a medidas como el relevamiento de jefes y el pase a disponibilidad de agentes investigados por delitos y otras irregularidades. En tanto, su ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, admitió que el delito alcanzó un nivel «preocupante», y que el grado de violencia exhibido por bandas que se enfrentan «excede una política de seguridad».
El mandatario encabezó ayer de mañana, en el teatro El Círculo, el acto de egreso de 330 auxiliares en seguridad, la carrera terciaria del Instituto de Seguridad Pública (Isep) que reemplaza el curso de 4 meses de los suboficiales de policía. Son quienes serán incorporados a la fuerza en las unidades regionales del sur provincial durante los próximos días, junto a otros 420 agentes de formación similar que hoy se gradúan en Santa Fe y que tienen por destino las unidades del norte. Además, Bonfatti ordenó sumar 1000 agentes más este año, y otros 200 para seguridad vial.
Con la agenda casi dominada por una serie de crímenes de inusitada violencia y visibilidad, era previsible que el tropel de micrófonos y grabadores inquirieran a Bonfatti y Lamberto sobre la inseguridad declamada. El ministro no esquivó el bulto. «No voy a negar la realidad, hay que lograr políticas que la vayan modificando», dijo. El gobernador amplió el foco de análisis: «La violencia no se ejerce sólo en la calle, también en las familias hay violencia, en la escuela, en todos los ámbitos, y tenemos que tender a minimizarla. En un partido de fútbol, en un hospital donde atienden a la gente y agraden a los médicos porque un paciente muere, todo esto habla mal de la sociedad en la que estamos viviendo». En este sentido, lamentó la promoción de la violencia que impera en la cultura de consumo masivo -«No hay películas sin armas ni programa de TV que no muestre agresión», dijo- y en un mundo muy convulsionado, todos tenemos que bajar los decibeles».
El gobernador evitó vincular algunos casos resonantes de los últimos días con acciones u omisiones de algún sector de la policía, pero sí afirmó que en la fuerza «hay resistencia» a los cambios realizados por el Ministerio de Seguridad, sobre todo a los relevos de jefes en unidades regionales, comisarías, y los pases a disponibilidad de oficiales involucrados en hechos de corrupción u otros delitos y que tienen un sumario firme en la Dirección de Asuntos Internos. «Siempre hay resistencia al cambio cuando uno propone algo nuevo, pero vamos a seguir insistiendo con nuestra propuesta», señaló.
Tras considerar que la situación «es preocupante», apuntaron que los hechos más violentos, con organizaciones mafiosas detrás, es un extremo «que excede una política de seguridad». Y en esa línea llamaron a la cartera de Seguridad nacional. «La policía de la ciudad no puede sola. Reclamamos la articulación de todas las fuerzas de seguridad», dijo Bonfatti.
Lamberto -quien se reunió hace algunas semanas con su par nacional, Nilda Garré- insistió en que «la coordinación de esfuerzos es fundamental», y enumeró: «Hay objetivos nacionales en la ciudad como la avenida Circunvalación, el Monumento a la Bandera o las adyacencias de la Ciudad Universitaria donde la Policía Federal debería actuar como refuerzo».
El gobernador metió en la discusión la perspectiva nacional para analizar el narcotráfico como una de las puntas del ovillo, y marcó que «la droga ingresa desde Paraguay a gran escala porque no tenemos fronteras con radares, y eso nos preocupa».