Cinco presos de la Unidad de Detención Nº 3 intentaron fugarse del penal, pero el ladrido de los perros en el patio alertó al personal del Servicio Penitenciario que abortó las intenciones de escape con un operativo cerrojo. Los jóvenes internos hicieron un boquete, pasaron una ventana y subieron al techo, pero al pretender ganar el pasillo hacia el patio la guardia fue alertada por los ladridos y los retuvo dentro de la cárcel de Zeballos y Ricchieri. Tras el delito, los hombres fueron trasladados a cárceles de alta seguridad: cuatro de ellos fueron a Coronda y el restante, a Piñero. «Es una reacción sorpresiva y poco frecuente», dijo a Rosario/12 el titular de Servicio Penitenciario provincial, Pablo Cococcioni, sobre los internos del penal en el que mayoritariamente están alojados los condenados con proximidad a la libertad o a salidas transitorias, como era el caso de uno de los que ayer intentó fugarse.
Poco antes de la medianoche del jueves, y tras realizar un boquete en una de las paredes de la celda del Pabellón B, los internos de entre 18 y 35 años lograron subir al techo del penal pero «quedaron inmovilizados cuando comenzaron a ladrar los perros, enseguida la guardia llamó a la policía y los uniformados formaron un perimetro externo por si lograban vencer a la guardia, cosa que no sucedió».
En tanto, Fernando Ochoa, jefe de la seccional 6ªº, que tomó intervención tras el suceso, dijo que al operativo cerrojo acudió personal de Guardia de Infantería, el Comando Radioeléctrico y de Orden Público.
Aunque personal policial dijo que los cinco presos fueron los primeros de varios internos que intentaron fugarse, y que más detenidos tenían planeado seguirlos, el titular del Servicio Penitenciario no pudo confirmar ese dato, y dijo que Asuntos Internos investiga el hecho.
Cococcioni aseguró no poder revelar con qué elementos fue realizado el boquete por el que lograron salir los cinco reclusos, aunque no pudieron concretar la fuga. «Por motivos de seguridad no puedo hablar de eso, pero hay elementos secuestrados», señaló. Al mismo tiempo, y ante la consulta sobre el tiempo que pudieron haber demorado en realizar el boquete, y si pudo haber existido complicidad y omisión del personal de guardia, dijo que «actuaron bastante rápido y en una sola maniobra».
Los detenidos que protagonizaron el intento de fuga permanecían condenados por robos y robos calificados. Incluso a uno de ellos le faltaban un par de meses para comenzar con salidas transitorias, por lo que al personal y a las autoridades les resultó «sorpresiva» esa reacción, que retrotrae la situación procesal de los ahora acusados por intento de evasión. Las causas por el nuevo delito llegarán a la Justicia.
«La última fuga que se dio en esta penitenciaría fue antes de mi gestión, entre 2007 y 2008», señaló el funcionario.
La U3 es una cárcel centenaria de mediana seguridad. Allí están alojados los presos condenados, a los que, incluso, les queda poco tiempo para salir en libertad o para beneficiarse con salidas transitorias. Para Cococcioni, «ya no es el lugar adecuado para que estén estos internos que intentaron fugarse y fracasaron», por lo que durante la madrugada de ayer, se decidió trasladarlos a unidades de mayor seguridad carcelaria.
Al mismo tiempo, el funcionario destacó el «correcto accionar del personal que logró abortar la fuga planeada. Podríamos estar buscando a los cinco presos en la calle, pero eso no sucedió».
Hace trece días, 18 reclusos se fugaron en masa de la seccional 21ª. Seis de ellos fueron recapturados ese mismo día, y otros dos se presentaron en Tribunales y en la Defensoría del Pueblo. Los otros diez continúan prófugos.