Publicado el 13/05/2012 – El ex jefe de Inteligencia de la Policía de Tucumán, Miguel Ángel Linares, reveló que por la investigación que encabezó para localizar a Marita Verón, se descubrió que tres grupos que operaban en la vecina provincia se encargaban de ‘proveer’ de adolescentes a prostíbulos ubicados en distintos puntos de la Argentina, entre ellos los que funcionaban en Las Termas.
El ex funcionario mencionó a la ciudad termal como uno de los destinos de las mujeres que eran captadas por una organización delictiva que contaba con la complicidad de ciertos sectores de la Policía tucumana y de políticos.
En el detalle que brindó en su testimonio en una de las audiencias del juicio oral que se le sigue a supuestos proxenetas y dueños de prostíbulos riojanos y tucumanos, dijo que se habían ubicado conexiones con locales nocturnos que funcionaban en cinco provincias (La Rioja, Catamarca, Buenos Aires, Santa Cruz y Tucumán) y que se extendía, en algunos casos, a España.
“Chuchuy” Linares estuvo al frente de la investigación para dar con el paradero de Verón entre mayo y octubre de 2003, recordó al testificar la semana pasada en los Tribunales de la vecina provincia.
El investigador se refirió a diez prostíbulos localizados, que estaban distribuidos en cinco provincias, a los que tres grupos “proveían” de mujeres para que fueran explotadas sexualmente.
Según lo investigado por Linares, el tráfico de mujeres con fines de prostitución desde Tucumán se concretaba -al menos en 2003- con tres grupos de “operadores”.
Uno habría sido manejado por Daniela Milhein (acusada en el caso Verón) y una tal Carla, quienes llevaban a menores de edad “con documentación trucha”, para venderlas en burdeles de La Rioja.
Un segundo grupo habría sido liderado por Sara Medina, con participación de cuatro hijos, de apellido Vieyra, y de un primo, y con la complicidad de dos de sus mujeres y de otra persona.
Uno de los Vieyra, Roberto, alias “Chandón”, era en 2003 policía de Control Urbano de Tucumán, pero Azucena Márquez dijo haberlo visto varias veces en los burdeles de “Liliana” Medina y sus hijos.
El tercer grupo, a partir de lo recabado por el ex jefe de la Dirección de Inteligencia Criminal de la Policía de Tucumán , dependía de Carlos Alberto Mena, alias “Marcos”, quien en 2003 decía ser secretario de un legislador.
Mena trabajaba como vigilador privado de la agencia Guards, propiedad del comisario general (r) Luis Amado Díaz, hermano del entonces subsecretario de Seguridad de la provincia, comisario Julio Díaz.
Precisamente a este último atribuyó Linares el haber entorpecido la investigación para encontrar a Marita.
El ex funcionario mencionó a la ciudad termal como uno de los destinos de las mujeres que eran captadas por una organización delictiva que contaba con la complicidad de ciertos sectores de la Policía tucumana y de políticos.
En el detalle que brindó en su testimonio en una de las audiencias del juicio oral que se le sigue a supuestos proxenetas y dueños de prostíbulos riojanos y tucumanos, dijo que se habían ubicado conexiones con locales nocturnos que funcionaban en cinco provincias (La Rioja, Catamarca, Buenos Aires, Santa Cruz y Tucumán) y que se extendía, en algunos casos, a España.
“Chuchuy” Linares estuvo al frente de la investigación para dar con el paradero de Verón entre mayo y octubre de 2003, recordó al testificar la semana pasada en los Tribunales de la vecina provincia.
El investigador se refirió a diez prostíbulos localizados, que estaban distribuidos en cinco provincias, a los que tres grupos “proveían” de mujeres para que fueran explotadas sexualmente.
Según lo investigado por Linares, el tráfico de mujeres con fines de prostitución desde Tucumán se concretaba -al menos en 2003- con tres grupos de “operadores”.
Uno habría sido manejado por Daniela Milhein (acusada en el caso Verón) y una tal Carla, quienes llevaban a menores de edad “con documentación trucha”, para venderlas en burdeles de La Rioja.
Un segundo grupo habría sido liderado por Sara Medina, con participación de cuatro hijos, de apellido Vieyra, y de un primo, y con la complicidad de dos de sus mujeres y de otra persona.
Uno de los Vieyra, Roberto, alias “Chandón”, era en 2003 policía de Control Urbano de Tucumán, pero Azucena Márquez dijo haberlo visto varias veces en los burdeles de “Liliana” Medina y sus hijos.
El tercer grupo, a partir de lo recabado por el ex jefe de la Dirección de Inteligencia Criminal de la Policía de Tucumán , dependía de Carlos Alberto Mena, alias “Marcos”, quien en 2003 decía ser secretario de un legislador.
Mena trabajaba como vigilador privado de la agencia Guards, propiedad del comisario general (r) Luis Amado Díaz, hermano del entonces subsecretario de Seguridad de la provincia, comisario Julio Díaz.
Precisamente a este último atribuyó Linares el haber entorpecido la investigación para encontrar a Marita.