Después de la última audiencia que lo devolvió a su cargo, Alejandro Panizzi se cruzó a la confitería que está enfrente de la Legislatura. Estaba con su familia. En una mesa, dos diputadas y algunos de sus colaboradores seguían comentando lo que habían vivido horas atrás. Panizzi se acercó. Las saludó y les dijo:“Espero volver a verlas. Pero no en una circunstancia como esta”. Después, volvió a su mesa.
Por la tarde y en la tranquilidad de su hogar en Playa Unión recibió a Jornada. Y reveló aspectos íntimos de estos días de incertidumbre sobre su futuro y de sus sensaciones durante la larga jornada de ayer: «Debo reconocer que me emocionó y mucho el voto de José Karamarko. Lloré varias veces durante la exposición del diputado justicialista. Creo que dijo cosas que van más allá de lo político para infiltrarse en lo que más uno siente: el aspecto humano.»
-¿Cómo vivió estos días desde que se inició el juicio político?
-Fueron muy duros. No terminaban más. Parecía un león enjaulado. Leía mucho. Algunos libros, los diarios. Era muy difícil para mí ver que todas las especulaciones apuntaban a que me iban a remover del cargo. Después le hacía de taxi a mi hija Malena, la llevaba a todas sus actividades. Pero de todas maneras, fueron días eternos, puedo decirles que de 48 horas cada uno.
-¿Pensó en un futuro sin el cargo del Superior Tribunal?
-Claro. Yo no soy un tipo de plata. Lo que ven aquí es lo único que tengo. Esta casa en Playa Unión y los autos. Mi cuenta bancaria tiene lo suficiente para vivir al día. No tengo ahorros ni otras cuentas que no sea la de mi sueldo. Era muy preocupante para mí.
-¿Y qué pensaba hacer?
-Una de las alternativas era irnos a vivir a Buenos Aires. Lo charlamos mucho. Pensé que allá podría tener más posibilidades de desarrollar mi trabajo de abogado. Lógicamente es más grande y las chances de poder armar un estudio son más claras. Aquí costaría más. Aunque les digo la verdad, Chubut, la Patagonia es mi vida. Me hubiera costado mucho irme. Pero a veces no hay que pensar sólo en uno. También está la familia.
-Y a propósito de su familia, ¿cómo lo vivió?
-Mi esposa sufrió un montón. Y se que mis hijos también aunque tal vez no me lo demostraban tanto para no preocuparme. Pero con toda esa carga, siempre me acompañaron. Es fundamental para un hombre sentirse acompañado en momentos como este. Lo necesitamos. Y mucho.
-¿Cómo será su día mañana (por hoy) cuando vuelva a ocupar su despacho en el Superior Tribunal?.
-No creo que sea distinto a los últimos que estuve. Aunque claro, hay gente que me va a recibir de otra manera. Seguramente estaré un rato largo saludando y explicando. Pero será un día normal. Para mí esto quedó atrás desde el mismo momento en que Rebagliati Russel dio por terminado el juicio.
-¿Y su relación con sus denunciantes?
-No creo que sea oportuno que vaya a saludarlos el primer día. Y a decir “aquí no ha pasado nada”. Creo que eso es algo que se tiene que ir dando con el tiempo. Tiene que llegar paso a paso porque sino, de nada serviría. Lo que sí les digo es que no voy a llegar con una actitud revanchista. Tenemos que recuperar a la institución, cambiar la imagen que le quedó a la gente tras este juicio. Pero quiero aclarar que eso no quita que también siga peleando para que se hagan las cosas bien. Si en un momento hice algunas denuncias, es porque pasaban cosas con las que no estaba de acuerdo. Y esas son además parte de mis convicciones. No las voy a abandonar.
-Pero hizo una denuncia y casi le cuesta demasiado caro.
-Es verdad. Pero no me arrepiento. Porque creo que sirvió para algo. Y algo tiene que empezar a cambiar. La justicia es un mundo diferente. La palabra cambio es mala palabra, es como un agravio. Pero algo tenemos que hacer. Yo lo veo así, diferente a muchos. Pero ser diferente no es ser violento. Voy a seguir denunciando lo que me parezca que está mal.
-¿Y cree que lo van a escuchar?
-Miren, hay un dicho que dice que “ningún mar calmo hizo experto a un marinero”. Para lograr las cosas hay que pelearlas. A veces es así. Y digo pelearlas en el buen sentido. A mí me denunciaron después que hice una denuncia. Nunca lo entendí, pero bueno así fueron las cosas y las acepté. Por fortuna ya pasó. No voy a jactarme del resultado. No es mi estilo. Además, creo que todos debemos aprender algo de todo lo que nos pasó. Así podemos iniciar el camino para lograr una justicia cada vez mejor.
Antes de abandonar la confitería que está frente a la Legislatura, Alejandro Panizzi se acercó otra vez a la mesa donde estaban las dos diputadas. Se despidió. Una de ellas se puso de pie y lo saludó afectuosamente.
“Me alegro mucho por el resultado del juicio. Sinceramente”, le dijo.
Era la diputada Clara Mónica Gallego. Un par de horas antes había votado por la destitución del juez.